El INDEC informó sobre la
evolución del nivel de actividad durante el 2013, bajo una nueva modalidad de
medición de las cuentas nacionales, con precios bases del 2004.
Con la nueva medición,
preliminar, la que se ajustará definitivamente en septiembre próximo, la
economía de la Argentina creció el 3% durante el 2013.
Las expectativas, según
informaciones oficiales previas, eran de una cifra mayor, superior al 4%, y
vale recordar que si el crecimiento es superior al 3,22% existen bonos de la
deuda pública atados al crecimiento del PBI que pagan intereses anuales del
orden de los 3.500 millones de dólares.
El dato a destacar es que los
tenedores de esos títulos esperaban cuantiosas ganancias a cobrar en el 2014,
que ahora se esfuman. Al mismo tiempo, se liberan fondos para usos
alternativos, los que no debieran asignarse arbitrariamente y sí, favorecer un
debate sobre la utilización de esos
recursos, precisamente en un momento en que se debate, entre otras, la
actualización de las asignaciones de los trabajadores estatales.
Desde el INDEC se están
presentando nuevos indicadores y mediciones, supervisadas y observadas en su
metodología por el FMI. Se trata de la medición de los precios minoristas de
carácter federal para enero (3,7%) y febrero (3,4%) de este año; y ahora los
datos de actividad económica, es decir. el 3% de expansión del PBI, o sea la
nueva riqueza generada en un año.
Es aún prematuro relevar la
credibilidad de las nuevas informaciones, aunque parecen más asociadas a la
realidad percibida desde distintos ángulos. Habrá que analizar la tendencia de
la nueva serie que se habilita para medir la inflación y el PBI y en ese
proceso validar o discutir el resultado estadístico de la nueva metodología.
¿Qué
sectores crecen y cuáles caen?
Los datos confirman intuiciones
sugeridas desde diversas fuentes, entre las que sobresale una caída del 1,6% en
la explotación de minas y canteras y especialmente una baja del 0,3% en la
actividad en la industria manufacturera y en contrapartida una expansión del
21% de la intermediación financiera y otros servicios financieros.
No es un tema menor ante el
crecimiento de la actividad industrial desde el 2002 y su impacto en el empleo,
importante por lo menos hasta el 2007 y con tendencias mucho más leves desde
entonces. Una situación agudizada en el 2009, año de recesión global, y que
parecía superada con fuerte intervención estatal en los años siguientes.
Ahora, debe registrarse el
retroceso industrial, más allá de críticas al modelo de armaduría y escasa
difusión en sectores pequeños y medianos de partes y componentes para ensamble,
en el marco de una crisis mundial que ya no solo impacta en los países
capitalistas desarrollados.
El agro (10,6%) y la pesca
(22,8%) crecen por encima del promedio; también hotelería y restaurantes
(4,3%); e incluso la actividad estatal en educación, salud y seguridad social
apenas por encima del promedio. En el otro ángulo se destaca un crecimiento por
debajo del promedio en electricidad, gas y agua (2,9%); transporte,
almacenamiento y comunicaciones (2,7%); la construcción (2,5%); el comercio
(1,8%); y otros sectores como el servicio doméstico o los servicios
inmobiliarios.
Interesa por lo tanto la
coyuntura derivada de la información y la perspectiva del presente año y
siguientes, por el impacto en el empleo y lo que supone en el imaginario social
el aliento a la actividad financiera por sobre la productiva en el sector
industrial.
No se trata de que uno sea mejor
que el otro (sector productivo sobre financiero), ya que el uno necesita del
otro, pero si interesa ver las orientaciones de la actividad económica que se
deriva de la política económica.
Devaluación
y tasas de interés
En este sentido puede
argumentarse que la devaluación de enero apunta a la mayor competitividad de la
inversión en producción agraria, minera e industrial, claro que a costa de la
merma del poder de compra de los trabajadores y sectores sociales de ingresos
fijos.
Junto a la devaluación se
aumentan las tasas de intereses para estimular imposiciones en moneda local y
desestimular la demanda de divisas, lo que en definitiva alienta horizontes
especulativos y encarece el crédito para la inversión productiva. Acompañando
el estímulo al ahorro en pesos, el Estado nacional acaba de salir a ofertar
bonos de la deuda pública en pesos para captar la voluntad de inversión
financiera y restringir la oferta monetaria (circulación de dinero) para
intentar frenar subas de precios.
El combo en cuestión,
devaluación más alza de las tasas de intereses, apunta a consolidar una
desaceleración de la economía argentina, en sintonía con lo que ocurre en buena
parte del mundo, incluidos aquellos de gran crecimiento en los últimos años,
especialmente China y la India, que siguen creciendo más que la economía mundial,
pero menos que en la última década.
Un debate interesante es que la
política económica organiza beneficiarios y perjudicados y en una retrospectiva
vale interrogarse por ganadores y perdedores de la convertibilidad y de la
salida de la convertibilidad, y ahora conviene pensar como procede el reparto derivado
de este conjunto de medidas de política económica sobre el conjunto de la
sociedad. En este marco es que se anuncian los retiros a los subsidios del gas
para el consumo domiciliario y se mantiene para el sector industrial,
precisamente inducido por estos datos de baja en la actividad económica del
sector manufacturero. Con esto se habilita el debate sobre quienes continúan
siendo perceptores de subsidios y cómo se financia la superación de la
desaceleración económica. Al mismo tiempo, las discusiones salariales de los
docentes, a la que se suman nuevas negociaciones de actualización de salarios
para el resto de los trabajadores bajo convención colectiva, definen el marco
de perdedores y ganadores.
No alcanza con saber cuánto
crece o no el país, el 3% del 2013 por ejemplo, sino que interesa desentrañar
la ecuación entre beneficiarios y perjudicados como resultado de las respuestas
gubernamentales de política económica, lo que motiva a respuestas sociales de
apoyo o crítica para defender o modificar la situación. Es algo que se resuelve
en el plano de la lucha política.
28
de marzo de 2014