Fuerte caída del PBI en el 2020 y preocupación por el futuro mediato

 

Para el 2020, según el INDEC, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) acumuló una caída de -10,0%.[1] El último dato del FMI para la evolución económica en el mundo señala una reducción del -3,5% para todo el pasado año.[2] El promedio mundial de la caída incluye el crecimiento chino del +2,3%, incluso Vietnam +2,9%, por encima del registro de China, aunque también es fuerte la caída de España con -11,1%, Reino Unido con -10%, Italia con -9,2%, Francia con el -9%, Alemania con -5,4%; Japón con -5,1% y EEUU con -3,4%. El dato de caída para América Latina y el Caribe es de -7,4%, siendo del -8,5% para México y de -4,5% para Brasil.

Resulta evidente que la pandemia y el cierre de la actividad económico afectó al conjunto de la economía mundial, pero sus efectos han sido diferenciados, con países con mayor potencialidad para controlar el impacto, algo que se mide, entre otras cuestiones, en el nivel de actividad. China y Vietnam aparecen con los mejores registros, y aun con baja en torno al promedio mundial, EEUU tuvo un menor impacto que los países europeos y Japón en el capitalismo desarrollado. Los datos para la región muestran matices entre los principales países, con mayor impacto en la Argentina (-10%), respecto de México (-8,5%) y de Brasil (-4,5%).

En el informe mencionado del INDEC se señala respecto de la comparación interanual que:

“…sólo dos sectores exhibieron un incremento: Intermediación financiera (+2,1%) y Electricidad, gas y agua (+0,8%). El resto de los sectores económicos registraron caídas en el año, entre las que se destacó la disminución de Hoteles y restaurantes (-48,6%) y la de Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales (-37,5%), a raíz del impacto de la pandemia de la COVID-19.”

Respecto del futuro, si es que se extiende satisfactoriamente la aplicación de las vacunas, algo que aún está por verse, las expectativas pueden ser levemente auspiciosas y los pronósticos del FMI apuntan a un repunte del 5,5% en la economía mundial. En la Argentina se anticipa una mejora en torno al 6%, claro, si es que se confirma un abastecimiento adecuado de las vacunas y su generalizada aplicación a la población con un plan que destierre toda favoritismo, tal como se verificó en estas horas.

Por ello, el propio FMI llama la atención sobre el futuro próximo en lo que llama las “divergencias” entre los países para enfrentar el problema de la pandemia. La tendencia en contagios y muertes es a la baja, y existen expectativas por las vacunas, pero la producción no alcanza a satisfacer la demanda, y según Naciones Unidas, 10 países concentran el 75% del stock de vacunas. Es una concentración de vacunas en momentos en que el virus emerge bajo nuevas cepas y puede postergar un tratamiento global adecuado. Dice el Fondo:

“El FMI proyectó recientemente un crecimiento del PIB mundial de 5,5% para este año y de 4,2% para 2022. Sin embargo, va a ser una recuperación larga e incierta. La mayor parte del mundo se enfrenta a una lenta distribución de las vacunas mientras se propagan nuevas mutaciones del virus, y las perspectivas de recuperación presentan peligrosas divergencias entre países y regiones.”[3]

El Fondo llama la atención en esta nota sobre el “acceso desigual a las vacunas”, pronosticando que la vacunación recién podrá generalizarse hacia fines del 2022. En rigor, destaca que no alcanza con los esfuerzos fiscales actuales, elevados en el capitalismo desarrollado, con un aporte del:

“24% de su PIB en medidas fiscales, frente a tan solo 6% en los mercados emergentes y menos de 2% en los países de bajo ingreso.”

Se trata de un problema global y las respuestas siguen siendo “nacionales”, con ausencia de cooperación, sobre la que se aludió en la reciente visita del presidente argentino a México. La cooperación regional y mundial resulta imprescindible en tiempos de amenazas globales. La mercantilización de la salud y por ende de las vacunas no favorece una tendencia necesaria a la cooperación regional y global.

La deuda complica

Un interrogante que nos hacemos se asocia con el gran problema del endeudamiento público que sufre la Argentina, especialmente con el FMI, cuando este está sugiriendo eliminar las deudas interestatales y con organismos internacionales de los países con problemas. También se sustenta una ampliación de los Derechos Especiales de Giro (DEG), la moneda de cuenta de las operaciones del FMI, con lo que se especula poder atender vencimientos próximos de los países deudores con el organismo.

¿Estará Argentina entre esos países con problemas, o su dimensión y potencial económico lo excluye? Es interesante ver la respuesta dada por Bolivia en estos días, que rechazó el prestamo asumido por el gobierno golpista de ese país con el Fondo. Vale detenerse en la información de las autoridades bolivianas al respecto[4]:

“El Banco Central de Bolivia (BCB) comunica a la opinión pública que en defensa de la soberanía económica del país y el respeto a la Constitución Política del Estado (CPE), realizó la devolución de 346,7 millones de dólares estadounidenses al Fondo Monetario Internacional (FMI), equivalente a 240,1 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG), mismo que fue gestionado irregularmente por el gobierno de facto en abril de 2020.”

Agrega el comunicado del BCB al respecto que se:

“…efectuó el pago total de 351,5 millones de dólares estadounidenses de los cuales, 346,7 millones son el pago de capital, (19,6 millones de dólares estadounidenses por variación cambiaria) y 4,7 millones de dólares estadounidenses por intereses y comisiones, generando un costo financiero total al Estado Boliviano de 24,3 millones de dólares estadounidenses en sólo 9 meses de haberse desembolsado dicho instrumento.”

“Finalmente, la actual administración del BCB en el marco de sus competencias y la normativa vigente, realizará las acciones administrativas, civiles y penales que correspondan en contra de todos los servidores y ex servidores públicos que resultasen con indicios de responsabilidad por su participación en el proceso de negociación, suscripción y operación del mencionado financiamiento con el FMI.”

Se trata de un acto soberano que sienta un importante antecedente, que la Argentina debiera imitar, incluso para consolidar posiciones regionales, las que podrían hacerse extensivas a Ecuador y a otros países que en la región recibieron asistencia financiera del FMI en este año afectado por la recesión y la pandemia. Es más, el propio FMI está haciendo una evaluación interna, que se anticipa crítica a la operación suscripta entre el organismo y el gobierno Macri en 2018. Los senadores del Frente de Todos (39) emitieron una carta dirigida a quienes en el FMI están investigando el préstamo.[5] Se reclama allí el otorgamiento:

“a nuestro país un préstamo de magnitud desproporcionada en relación a las reales posibilidades financieras de repago, sin cumplir con los requisitos mínimos de legalidad exigidos por las normas vigentes en nuestro país y vulnerando el Art. 6° del Estatuto del FMI.”

En rigor, sobre fines del 2020 se remitió una carta en sentido similar a la titular del FMI. Los senadores indican en la actual misiva que nunca recibieron, siquiera el aviso de retorno de la Directora Gerente. Resulta interesante el envío de ambas notas, y la enfática demanda al FMI para “investigar”. Lo curioso, es que muchos de los interrogantes están contestados en el informe del 14 de mayo pasado emitido por el BCRA, donde se demuestra la funcionalidad del préstamo del FMI con la fuga de capitales.[6] La actitud soberana de la Argentina debiera asumir la misma decisión del hermano país de Bolivia, y como demanda la auto-convocatoria por la suspensión de pagos de la deuda pública y su auditoria, avanzar decidida y soberanamente en ese sentido. Eso no impide el diálogo con el FMI, pero no de renegociación, sino de investigación, especialmente de los principales responsables involucrados en la operación, tanto las autoridades locales, los funcionarios del FMI y los operadores privados intervinientes en este accionar ilegitimo, ilegal y odioso.

De modo diverso empezaron las clases en la Argentina, con retorno parciales a clases presenciales, manteniendo el mecanismo de apoyo pedagógico virtual, con mucha incertidumbre, del mismo modo que comienza en marzo el periodo legislativo. Todo parece encaminarse hacia cierta “normalidad”, que contiene en su seno inmensas decepciones y expectativas no cumplidas de un tiempo mejor. La gran demanda social es en contra de la inflación y su impacto en el mayor empobrecimiento de la población. El horizonte de repunte económico no satisface las expectativas de contrarrestar lo perdido luego de tres años de recesión y pérdida de ingresos populares. La institucionalidad está desafiada a resolver las reivindicaciones sociales más ampliadas, de lo contrario, será el conflicto el que marque el sentido y rumbo de los acontecimientos.

Buenos Aires, 26 de febrero de 2021

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