A esta altura nadie duda del carácter global de
la pandemia, si hasta los remisos gobiernos de EEUU o Brasil recomiendan ahora
el aislamiento de la población, cuando hasta muy poco relativizaban el efecto
del fenómeno coronavirus que preocupa a la humanidad. Hasta ahora son más de 45.000
las personas fallecidas y más de 900.000 las contagiadas, para una población
mundial de 7.700 millones de personas.
La pandemia es una amenaza a la vida, agravada
por las condiciones de funcionamiento de la sociedad capitalista, que exacerbó
en las últimas cuatro décadas, políticas neoliberales mediante, la
privatización de la salud y la mercantilización de derechos, caso de la salud o
la educación, entre muchos. Es el resultado de la ofensiva del capital contra
la vida, la fuerza de trabajo y la naturaleza, con importantes cambios en las
relaciones sociales de producción, a favor del capital contra el trabajo, de
aquel contra los bienes comunes e incluso contra la sociedad vía exacerbación
de un innecesario consumismo.
Resulta inadecuado diferencias la pandemia del
capitalismo, ni la opción por la salud, la vida, del proceso económico, que no
es otra cosa que el sistema de relaciones sociales de producción capitalista.
Por eso preocupa la realidad recesiva del sistema mundial y su manifestación en
la periferia, sea Nuestramérica, Asia o África. La desaceleración económica de
la última década es ya recesión creciente para el 2020, aun con la
incertidumbre de la temporalidad de permanencia de la pandemia coronavirus.
Los pronósticos hablan de caída del producto
mundial. Para la región latinoamericana y caribeña, la CEPAL[1]
señala:
“El
embate del Covid 19 nos encontró en mal momento. Para el mundo, el año pasado
2019 había registrado el peor desempeño de la última década (2,5% PIB). Para
América Latina y el Caribe el desempeño era aún más dramático. Para encontrar
crecimientos peores a los que la región registró en los pasados siete años, hay
que remontarse siete décadas.
Hace
solo pocos meses, y tras cerrar un 2019 con un pobre crecimiento regional de
solo 0,1%, CEPAL estimaba que el 2020 vería un repunte tímido y que la tasa
alcanzaría un alza de 1,3% del PIB. Hoy, una aproximación conservadora, con los
datos que aún se van consolidando, nos dice que América Latina y el Caribe
registrará para este año un crecimiento negativo de -1,8% con probables sesgos
a la baja.”
La
preocupación tiene que ir más allá de la coyuntura y permitirnos pensar en cómo
afrontar los desafíos del presente y del futuro. Nuestro presente está
amenazado por décadas de ofensiva del capital contra los derechos sociales,
manifestados en los proyectos de reformas laborales y previsionales, pero
también en una creciente contaminación ambiental que afecta nuestras vidas. Por
eso el futuro demanda un programa de retorno a la lucha por los derechos
sociales y a la vida, que involucra la defensa del planeta Tierra. Defender
nuestros derechos de la ofensiva capitalista y del capitalismo es la impronta
necesaria de este tiempo histórico.
Una
buena noticia en nuestro tiempo deviene de la mayor expectativa de vida, ahora
amenazada por el coronavirus, que ubica a los mayores como población de más
riesgo. Es tiempo para defender la vida, las políticas de seguridad social que
aseguren ingresos y calidad de vida a los mayores y al conjunto de la sociedad.
Por eso es tiempo de terminar con el derroche del gasto militar y el privilegio
a la ganancia y la acumulación capitalista. Es tiempo de mayor seguridad social
y atención a los mayores, con jubilaciones y pensiones acorde a las necesidades
históricas. Hay que terminar con la especulación y la hipoteca de las deudas
públicas a manos de inversores especulativos, los fondos de inversión, que
acumulan gigantescas masas de capital en todo el mundo.
Es
tiempo para pensar en el día después de la pandemia. Una posibilidad será
volver a la “normalidad” de los negocios y el orden capitalista, o se podrá
cuestionar y pensar en caminos para la transición desde el capitalismo a una
sociedad del vivir bien, el buen vivir, o más clásicamente, hacia el
socialismo.
Al
hablar de Nuestramérica bien vale dedicarle un párrafo a Cuba, que desde su “aislamiento”
impuesto por un genocida bloqueo por medio siglo, no duda en ofrecer su
solidaria cooperación internacional a quien lo solicite. Qué ejemplo en tiempos
de aislamiento deliberado de nacionalismos que pretenden salvarse en soledad,
sin pensar en una lógica de humanidad, concepto muy claro en la lógica de
pensamiento y acción de la revolución cubana. Ante el desorden mundial de las
sanciones unilaterales, este es un tiempo para pensar en acciones colectivas
solidarias.
Buenos Aires, 1 de abril de 2020
[1] CEPAL. Hora Cero: Nuestra
región de cara a la pandemia. Columna de opinión de Alicia Bárcena, Secretaria
Ejecutiva de la CEPAL. 31 DE MARZO DE 2020, en: https://www.cepal.org/es/articulos/2020-hora-cero-nuestra-region-cara-la-pandemia (consultado el 01/04/2020)
Creo que la idea capitalista de aportes de trabajadores activos para sostener a los pasivos perdió vigencia por una serie de razones a desarrollar en otro momento. Lo cierto es que si los proletarios no son sustentables per se, los más viejos, que no producen algo, sobran. Razon por la cual no hay capacidad para atender su salud/enfermedad y, por lo tanto, su desaparición es inexorable, necesaria para el equilibrio económico capitalista.Igual se debe disminuir la pobreza para faciliar la acumulacion de riqueza en un sector social. De ahi la destruccion de la naturaleza.ciegos, necios capitalistas, ese es el camino de su propia destruccion
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ResponderEliminarEl capitalismo, legitimado por una ideología errónea, ha creado las condiciones perfectas para la expansión mundial del coronavirus