Resulta
interesante considerar la situación política de la Argentina en momentos
previos a la gran encuesta nacional que suponen las PASO, las que se
desarrollan el próximo 11 de agosto y ofrecen la primera tendencia de lo que
podrá ocurrir en la primera vuelta de octubre y quizá en el balotaje en
noviembre.
Está
en discusión la presidencia del país para el periodo que va desde el 10/12/2019
al 10/12/2023 y la incógnita pasa por la continuidad y profundización de la
política en curso, o por un cuestionamiento electoral de la sociedad que
impulse una modificación del rumbo, más allá de lo poco o mucho explicitado en
la campaña por la oposición peronista en condiciones de disputar el gobierno.
La
primera curiosidad que resalta es la potencialidad (eventual) de la fórmula
oficialista, más aún cuando se procesa el cuarto año de gobierno, de los cuales
tres han sido recesivos y con impactos sociales muy regresivos con relación a
la distribución del ingreso y el aumento del desempleo y la pobreza.
Inflación[1] y
recesión[2]
definen el momento económico del país, con la consolidación de un modelo
productivo que favorece el agro negocio, la agro energía, la mega minería a
cielo abierto; la industria de ensamble y asociada a cadenas mundiales de
valor, y la especulación financiera que abulta el endeudamiento, interno y
externo, principalmente público.
Ello
acontece con un trasfondo recurrente de fuga de capitales y la subordinación
local a la lógica dominante de las transnacionales y el poder de los organismos
internacionales junto a las principales potencias del capitalismo mundial.
Vale
considerar el acuerdo con el FMI, que ya desembolsó unos 45.000 millones de
dólares de un total asignado por 57.000 millones.
Ese
ha sido y es el principal sostén de una actividad económica disminuida, que en
junio del 2019 muestra un balance comercial positivo para el primer semestre de
5.589 millones de dólares.[3]
Se
trata de un superávit que es producto del estancamiento de las exportaciones
(apenas crecieron 2,4% pese a la mega devaluación derivada de la corrida
cambiaria en abril 2018) y una importante caída de las importaciones desde
todas las regiones (-27,9%).
Vale
mencionar que las devaluaciones de las monedas suponen ventajas para la
competitividad de la economía local que la promueve.
Sin
embargo, los datos de la realidad, con información oficial, pone en evidencia
el deterioro de la situación de la Argentina, con una perspectiva de
crecimiento negativo, del -1,8% proyectado para el 2019.
La
política monetarista de contracción monetaria no surte efecto y contradice la
teoría de los liberales a ultranza, autodenominados anarquistas libertarios,
pro capitalistas de una lógica primitiva que excluye al Estado en la actividad
económica.
Elecciones simultáneas en Argentina, Bolivia y Uruguay
Los
comentarios interesan si se considera el debate político ideológico para
procesos de renovación presidencial en el Sur de América, los que operan en
simultáneo con la Argentina.
Remito
a las elecciones de octubre próximo en Bolivia y en Uruguay. En ambos casos
gobiernan propuestas que enarbolan, con matices, discursos críticos a la
hegemonía neo-liberal, la que inspira la política económica en la Argentina.
No
es menor la discusión, cuando la hegemonía discursiva en la región y en el
mundo apunta hacia la derecha, el conservadurismo, sea en variantes
liberalizadoras o proteccionistas.
La
discusión apunta al qué hacer, algo que supera las opciones electorales y
supone discusiones programáticas relativas a cuáles prioridades atender desde
el rumbo político y económico, algo que compete definir al conjunto de la
sociedad, reconociendo en su seno las disputas de sentido, objetivos y
beneficiarios.
En
rigor, lo que importa es quien genera consenso hegemónico para avanzar en algún
sentido.
¿Hacia
dónde apuntó el consenso electoral logrado en 2015 en la Argentina?
Es un
interrogante a reiterar para el momento de asunción del Frente Amplio en el
Uruguay y del MAS en Bolivia.
Argentina
buscó reinsertarse en la lógica del orden hegemónico mundial y todo lo
realizado apuntó en ese sentido y recibió el apoyo enfático de los principales
actores del orden mundial, empezando por Donald Trump y el FMI sustentado desde
el poder de EEUU.
Contrario
a lo que muchos sostienen, hubo beneficiarios, claro que pocos, entre ellos, una
parte minoritaria de la población.
Pero
lo que hubo fue capacidad de intervenir en la disputa del consenso social
mediante la cooperación interesada de los medios de comunicación, el accionar
de las redes sociales e incluso ámbitos de la cultura y la educación a todos
los niveles.
Es
algo para observar en Uruguay y Bolivia, con el interés de la oposición de
derecha por gobernar esos países para afirmar el cambio de la agenda en la
región, que en estas horas se define por la profundización de la agresión
estadounidense con sanciones a Venezuela.
Interesa
el petróleo, sí, pero, sobre todo, la prédica de un proyecto que se enuncia
contradictorio contra la hegemonía mundial del capitalismo. No olvidemos en ese
sentido, que la crítica a la crítica enfoca en primer lugar a Cuba.
La
CEPAL llama la atención sobre un lustro de bajo crecimiento en la región, donde
destaca la proyección boliviana, a la cabeza del crecimiento en Sudamérica.
Da
para pensar, aun cuando no se avanzaron en modificaciones a las relaciones
sociales de producción, pero si, queda claro que el gobierno plurinacional de
Bolivia potenció la economía estatal como punta de lanza de la acumulación y el
modelo productivo.
El
descontrol inflacionario en Argentina y en Venezuela es expresión de la disputa
por el poder de la economía. Sube los precios el que puede, los que tienen
poder para incrementarlos. El control de la inflación supone equilibrio de
poderes en el campo de la dominación, o capacidad desde el Estado para monitorear
los principales precios, especialmente el tipo de cambio.
Resulta
evidente en estos días con las definiciones cambiarias de China ante la guerra comercial
desatada por EEUU.
Rumbo por la emancipación
Los
pueblos sudamericanos intentaron una prédica independentista hace más de dos
siglos, abortada por las lógicas locales de acumulación y dominación
“nacionales”, las que sobreviven en nuestro tiempo.
Quizá
sea tiempo de retomar el debate relativo a la gran patria latinoamericana y
caribeña y abandonar una concepción localista y avanzar en un rumbo de
integración económica, política y cultural que otorgue nueva identidad a
Nuestramérica.
Claro
que por ahora lo que hay es la disputa del consenso electoral para determinados
rumbos estratégicos, y no da lo mismo que ocurra una u otra cosa en las opciones
del voto en nuestras sociedades sudamericanas.
Buenos Aires, 9 de agosto de 2019
[1] 2,7% se registró como
inflación del mes de junio del 2019 y se proyecta un 40% para todo el 2019.
[2] Se registra una caída de la
Industria manufacturera del -9,4% entre enero y junio del 2019 contra el mismo
periodo del 2018, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ipi_manufacturero_08_19FC1FEAAF9B.pdf La Construcción también cae el
-9,4% para el mismo periodo, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/isac_08_193CE1CE3372.pdf
[3]
INDEC. Argentine Foreign Trade Statistics. Preliminary data for the first six
months of 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/i_argent_08_1974AD27413D.pdf
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