¿Qué se puede esperar de la Cumbre del G20?


Recordemos que el G20 emergió como “Cumbre de Presidentes” en medio de la crisis mundial capitalista de 2007/08, montada sobre una estructura global gestada desde 1999 entre responsables de la política económica y financiera, la que estaba abocada entonces a tratar los problemas del endeudamiento endémico de algunos países.
Esa es la razón primigenia de la inclusión desde el origen de los países latinoamericanos: Argentina, Brasil y México. No integran el G20 por ser parte de los países más grandes por su producción o actividad económica, sino por ser grandes deudores, ayer y hoy.
De todos modos, el G20 como Cumbre Presidencial incluye la ampliación del consenso a la hegemonía disputada de EEUU en el G7 (EEUU, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Japón y Canadá) a la que se suman los emergentes, especialmente China, que en rigor es la potencia que hoy concreta la disputa por la hegemonía del sistema mundial. No solo da cuenta de ello la capacidad productiva, de relaciones comerciales y financieras de China con el mundo, sino las alianzas que despliega.
Esta semana, China junto a la Unión Europea demandaron ante la OMC a EEUU por las restricciones arancelarias a la comercialización del acero. Además, hay que destacar la alianza de China con Rusia y más allá, con Irán y otras potencias con capacidad de intervención en el sistema mundial desde ciertas y relativas ventajas en la producción petrolera o en sus capacidades defensivas/ofensivas del punto de vista militar.
Como podemos observar, los problemas son diversos en el sistema mundial contemporáneo, expresados en la disputa por la hegemonía, en el ámbito económico, político, militar e incluso cultural. Lo que está en juego es quien dirige los destinos del mundo. Es un tema que afecta a toda la humanidad.
EEUU decretó la guerra comercial a China y el gigante asiático responde al nivel de la agresión y con iniciativa mundial por instalar su moneda en la disputa global. La mundialización del yuan actúa contra la hegemonía del dólar en el sistema monetario. El despliegue militar de China y sus aliados contienen las agresiones imperialistas en diversos territorios amenazados desde Washington, sean Siria, Venezuela o cualquier punto de interés estratégico para EEUU.
Con la cumbre bonaerense del G20 en pocos días, difícilmente pueda avanzarse en “resolver” estas contradicciones del sistema mundial, e incluso, está en dudas cualquier acuerdo global que suponga alguna declaración pública más allá de los parámetros del lenguaje profesional y anodino de  la diplomacia internacional.
Igualmente, para el gobierno de la Argentina resulta atractivo codearse con el poder gubernamental del mundo para imaginar atracción de inversiones que sustenten el funcionamiento del capitalismo local. Es lo que vienen logrando con la asistencia financiera del FMI por 57.000 millones de dólares y la ampliación del crédito chino (swap) en unos 19.000 millones de dólares.
Sin asistencia financiera no puede sustentarse la estrategia macrista para el funcionamiento del capitalismo local, que favorece la fuga de capitales de la clase dominante.
Contra Cumbre de los NO y de los SI
Sin perjuicio de las tensiones en el poder mundial y la estrategia del gobierno Macri, destacará la diversa presencia crítica durante la semana de acción contra el G20 y el FMI entre el 25/11 y el 1/12; donde sobresalen las actividades de las diferentes redes de movimientos sociales, la Cumbre de los Pueblos con su cierre formato “festival” en las puertas del Congreso de la Argentina y la movilización popular del 30/12.
A contramano del secretismo oficioso en el G20, el movimiento popular coincide en las consignas críticas al G20 y al FMI por lo que representan sus estrategias para el conjunto de la sociedad popular, es decir, todo aquello que está más allá del 1%, o siendo generoso, del 20% de mayores ingresos, los que concentran lo principal en la apropiación del producto social del trabajo.
La articulación diversa en la movilización argentina o en otras ciudades del mundo expresan el NO a una agenda que solo favorece a las grandes empresas transnacionales y que se evidencia en las demandas de reformas previsionales y laborales. Lo central de la agenda de los monopolios y del poder mundial apunta a la quita de derechos de trabajadoras y trabajadores para favorecer y recuperar capacidad de producción de ganancias y su acumulación para la mayor dominación en el ámbito global.
El NO sigue constituyendo el centro de la articulación popular, aunque en el camino aparecen algunos SI que necesitan extenderse para transformare en programa generalizado del imaginario para una sociedad alternativa al orden capitalista.
Destaca en ese plano de los SI la lucha por la soberanía alimentaria, esencial en cualquier proyecto emancipador que se proponga un proyecto alternativo. El primer desafío de cualquier intento de liberación nacional y social debe resolver la condición de posibilidad para alimentar a la población. Solo desde allí puede sustentarse a largo plazo un proceso liberador.
En el mismo camino actúa la soberanía energética, ya que los hidrocarburos constituyen desde más de un siglo el principal insumo de la producción contemporánea. La dominación del petróleo, el gas, la energía es la base del conflicto territorial hegemónico que hoy despliegan las potencias dominantes del sistema mundial. Por eso es fundamental recuperar el sentido de la producción y el consumo energético para un proceso de independencia y liberación nacional y social.
La soberanía financiera constituye un tercer eslabón en la construcción de los SI de los pueblos. Superar la dependencia financiera y la lógica subordinada que supone la integración al sistema financiero mundial con los organismos internacionales a la cabeza del mismo. El FMI y el Banco Mundial son parte dirigente de una lógica financiera y especulativa internacional que sustenta la dominación monopolista y transnacional en nuestro tiempo.
Todo lo dicho supone al mismo tiempo la lucha por los derechos a la educación o la salud entre muchos, ya que la educación pública y gratuita puede sustentar el aliento a la formación técnico profesional para la independencia tecno científica para sustentar nuevos y alternativos modelos productivos y de desarrollo. Ni hablar de la salud pública gratuita que asegure el disfrute de la mayor expectativa de vida de la población contemporánea, a contramano de las tendencias privatizadoras subordinadas a la lógica de la ganancia.
Esto es lo que se debate en el G20 de Buenos Aires entre el 30/11 y el 1/12, con una agenda del poder atravesada por las tensiones en la disputa del poder mundial, lo que se conjuga con la dinámica popular en confrontación contra el poder, más allá de sus propias internas. La articulación popular, aun con proyectos políticos ideológicos y culturales diferenciados es la base para pasar de los NO compartidos a los SI en construcción y a profundizarlos como resultado de la experiencia de organización y lucha del movimiento popular.
Con el programa desplegado en los días previos a la Cumbre presidencial y en su desarrollo se juegan dos estrategias.
Una resulta del poder mundial, incierta y con variadas tensiones. La otra se juega en el campo de las organizaciones populares, confluyendo en los NO al G20 y al FMI, a la agenda de liberalización, a la dependencia, etc.
La cuestión de fondo en la agenda de los de abajo pasa por los SI señalados y lógicamente ensayando una mejor respuesta táctica y estratégica para el objetivo de transformación social más allá y en contra del capitalismo.
Buenos Aires, 24 de noviembre de 2018

G20 en el debate de época


Estamos en clima de debate sobre el cónclave de Presidentes del G20, previsto para el 30/11 y 1/12 próximos en Buenos Aires.
Allí se debaten sobre los problemas económicos contemporáneos de la economía mundial capitalista, según la lógica del poder concentrado en las aspiraciones de las corporaciones transnacionales y su necesidad de ampliar la esfera de los negocios, el objetivo de la ganancia y la acumulación.
Se trata de una reunión asumida con prevención por los anfitriones locales del Gobierno argentino, que organizan el encuentro con unos 20.000 agentes de seguridad, entre locales y extranjeros, con tres cercos de seguridad que cierran la Cumbre del G20 a la población, y un consejo de la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sugiriendo a los habitantes que desalojen la ciudad el 30/11, en un día declarado asueto en la capital de la República Argentina. 
Existe la represión preventiva, generando miedo en la población y cerrando el camino del debate al conjunto de la sociedad. El pueblo quiere saber de qué se trata, se decía en la revolución de mayo de 1810. La respuesta de la seguridad oficial está a contramano del reclamo social.
Por eso las denuncias anónimas y de prevención contra un imaginario de violencia que no considera la ejercida contra la mayoría de la sociedad ante la recesión, la inflación y el ajuste, sin considerar la represión explícita ante la protesta social.
En ese marco se inscriben los debates en sentido contrario a los del poder, los que se transitan en otros ámbitos, con una agenda dispuesta desde las necesidades sociales más amplias.
Las agendas del poder suponen condiciones para la liberalización de la economía y mejoras en la rentabilidad de los inversores de capital.
En ese sentido se discuten las reformas estructurales que demandan los sectores dominantes del sistema mundial, especialmente modificar el régimen laboral y previsional.
Al mismo tiempo se demandan favorables condiciones para un desarrollo de la infraestructura adecuada para la extracción de las riquezas naturales, abundantes en Nuestramérica y esenciales para el sostenimiento del modelo productivo y de desarrollo capitalista contemporáneo, más allá del efecto climático, en la Naturaleza y en la sociedad y sus poblaciones.
¿Es posible otro orden?
Desde los pueblos se intenta una agenda alternativa y por eso la Confluencia No al G20 y No al FMI organiza una discusión con movilización de carácter alternativa, donde articulan movimientos sociales, políticos y culturales muy diversos.
Incluso antes, desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, se realiza el Primer Foro de Pensamiento Crítico en el Estadio de Ferro, con más de 50.000 inscriptos, menos de la mitad de la Argentina.
A continuación, Clacso organiza la Conferencia Latinoamericana y Caribeña. Ambos acontecimientos nuclean a buena parte de investigadores e intelectuales de la región para instalar una crítica al orden hegemónico. Todo a días de la Contra Cumbre organizada por la Confluencia popular No al G20 y al FMI.
El tema de fondo es como ganar conciencia en la construcción de una subjetividad socio cultural que pueda disputar otro orden social, político, económico y cultural. En sí mismo supone un programa relativo a otro orden, tal como imaginara el Foro Social Mundial cuando en 2001 proponía que Otro Mundo es Posible.
Muchos se interrogan si es posible pensar en un orden alternativo ante la ofensiva contemporánea del capital, que en la Argentina se presenta explícito en el Programa de ajuste y reestructuración regresiva que supone el Presupuesto 2019, de reciente aprobación en el Parlamento.
Ideas para un programa alternativo
Es más, nos interrogan sobre cuál podría ser el rumbo del modelo productivo alternativo. 
Vale considerar las síntesis parciales al respecto y contenidas en las demandas de los movimientos populares, por un modelo agrario sustentado desde la soberanía alimentaria. Ello supone modificar el modelo agrario exportador subordinado a la dominación de las transnacionales del agro negocio y la biotecnología. Se debe asentar un plan desde la agricultura familiar y comunitaria, las formas cooperativas y de autogestión pensando en la atención del mercado interno y la cooperación con los países vecinos.
La articulación integrada de la producción primaria con el sector industrial resulta imprescindible, redefiniendo estratégicamente el papel de la energía, desde una concepción soberana y de derecho a la misma. Es un proceso en contra de la mercantilización en el uso y la producción energética, más aún con la perspectiva de un presente contaminante en la explotación de los hidrocarburos no convencionales, vía fractura hidráulica. Ese insumo estratégico de la producción mundial debe subordinarse a una lógica de derechos a la alimentación, a la salud, a la educación y a la propia energía.
Todo lo dicho confluye en un modelo financiero donde la organización social y la autogestión son fundamentales, sin intermediación de la banca transnacional, con papel explícito en sentido socializador de las finanzas y la participación popular en la orientación del crédito.
La Argentina tiene antecedentes en la propuesta del primer ministro de economía, Mariano Fragueiro, sustentando la organización de las finanzas para el aliento del mercado interno y las necesidades sociales. Pero es también la historia del cooperativismo de crédito y la participación popular en la gestión financiera.
Para hacer realidad este programa se necesita articular el saber popular y profesional, contenido en la experiencia social ampliada y en una tradición de escuela y universidad pública, con variados institutos de ciencia y tecnología públicos para superar la dependencia tecnológica.
En la respuesta social a la agenda del poder podremos encontrar pistas para un rumbo diferenciado del actual que consolida una lógica de desigualdad e inequidad en la distribución del ingreso y de la riqueza.
Buenos Aires, 19 de noviembre de 2018

Recesión, ajuste y represión preventiva


Cuando termine Macri su gestión de cuatro años, habrán sido tres de recesión, el 2016, el 2018 y el 2019.
El presupuesto 2019 a punto de ser aprobado por el Senado anuncia una caída de la actividad económica del -0,5%, cuando en carta al FMI, desde el Ministerio de Economía se reconoce que la baja puede ser del -2%, en consonancia con los pronósticos del FMI y la CEPAL.
Si hay duda sobre la recesión en curso, el INDEC destaca una baja de la industria manufacturera para septiembre del 2018 del -11,5%, la mayor por más de una década, y de la construcción del -4,2%.
Estamos en recesión, sin duda, y si recordamos la última ocurrida entre 1998 y 2002, la salida fue con la recuperación de la industria y la construcción, ahora en baja.
Más allá de las ganancias empresarias, esos sectores, industria y construcción, difunden empleo e ingreso de sectores que hoy sufren la inflación, el desempleo y la pérdida de ingresos.
El cuadro es alarmante para el conjunto de la población de bajos ingresos, agravado con recesión e inflación, por lo que desde el gobierno se destaca la evolución de la macroeconomía.
¿Macro economía controlada?
Señalan que el dólar está bajando y lo mismo ocurre con las tasas de interés.
El dólar baja del máximo a 42 pesos por dólar a 36,50 en las últimas semanas, omitiendo que antes de la corrida y la propia política cambiaria y monetaria, el dólar cotizaba a 20 pesos. Lo concreto es que la divisa corrigió su cotización desde los 20 a los 36,50, bajo responsabilidad absoluta de la política oficial.
Por su parte, las tasas llegaron a 73% y están bajando a 67%, todo un logro si es que no recordamos que al momento de la crisis estaban a 40%. Entonces, lo real es que las tasas pasaron de 40% a 67% gracias a la política oficial.
Lo destacable es que hacen política para disputar consenso con la baja actual, coyuntural, luego del máximo provocado con anterioridad. Enfatizamos en el tema porque el accionar ideológico del gobierno tiene su éxito en la contención de la conflictividad social, especialmente de sectores de ingresos medios.
Nos mostraron el máximo de las variables, el dólar o las tasas, y ahora se regocijan con la reducción, que resultan mayores al techo anterior (20 pesos el dólar o 40% la tasa de interés), consolidando ganancia especulativa, sea por el nivel de cotización de la divisa estadounidense, o por la tasa de interés en Leliq u otros activos del BCRA o del Tesoro, incluso plazos fijos en el sistema financiero.
Toda una maniobra que les permite señalar que estamos por el “buen camino”, controlando la situación que es grave y alimentando una explosión de la burbuja especulativa en el futuro, especialmente por la deuda impagable que se está asumiendo.
¿Hay dudas? Más deuda pública
No solo son 56.300 millones de dólares que se adeudarán al FMI cuando termine de desembolsar el préstamo, el grueso del cual se acreditará antes del fin del mandato de Macri.
Ahora hay que sumar 8.700 millones de dólares, resultante de una operación swap, adicionada a los 11.000 millones negociados en tiempos de Cristina Fernández de Kirchner con China, y ratificado por Macri.
Son fondos que se suman a las reservas y acrecientan la hipoteca del país, la que debemos pagar vía fondos públicos consignados en el presupuesto. Ojo, el déficit primario cero, supone primero pagar los intereses y luego, con lo que queda satisfacer derechos contemplados en el presupuesto.
Primero se pagan intereses de la deuda y luego, si alcanza, se resuelve el empleo, la educación, la salud, la seguridad, etc. Es el ajuste que confirma el presupuesto acordado por oficialismo y oposición cómplice.
Argentina funciona gracias a la deuda pública. El capitalismo local es solo posible gracias al endeudamiento público, cuyo costo lo soporta el conjunto de la sociedad vía privilegio de orientación de los recursos fiscales al pago de intereses crecientes de la deuda pública.
Nada está controlado y el gobierno tiene iniciativa para llegar a fin de mandato y si puede repetir.
La oposición sistémica juega al desgaste e intenta quedarse con el gobierno en el 2019.
El problema es la construcción de alternativa, algo que parce alejado y fuera de jeugo electoral.
Zanahoria y palos
En ese marco crece la conflictividad y la protesta social, con discursos críticos del orden y rumbo establecido, especialmente ante la pronta sanción del presupuesto del ajuste 2019 y la cumbre presidencial del G20 el próximo 30/11 y 1/12.
Para frenar el conflicto social, el gobierno acuerda con la cúpula de la CGT un bono que puede ser de 5.000 pesos, en dos cuotas, una en noviembre y otra en enero, en la convicción que diciembre se abona el medio aguinaldo.
Con el ofrecimiento del bono, de dudoso pago por todo el empresariado, la cúpula de la CGT levantó un paro anunciado para noviembre.
La CTA Autónoma sostiene la medida con movilización para el próximo 14/11, en la seguridad de que allí se intentará transformar en Ley el Presupuesto 2019, con las graves consecuencias que su texto supone para la mayoría de menores ingresos de la sociedad.
El gobierno abre el paraguas ante las críticas y denuncia a organizaciones que alientan críticas a la agenda de la cumbre del G20. Una agenda que sostiene el ajuste y la regresiva reestructuración de la sociedad capitalista contemporánea, confirmando como estrategia las reformas laborales y previsionales en beneficio de los capitales y su rentabilidad.
Anticipan con la denuncia a esas organizaciones que ejercen el derecho de opinión y crítica, para justificar acciones represivas que justifiquen la enorme inversión de seguridad ofrecida a la Cumbre presidencial.
Una cumbre convocada para analizar y promover un programa reaccionario a favor de las ganancias y la acumulación y en contra de los intereses de la mayoría empobrecida de la sociedad.
El ajuste pasa con una táctica de distracción, que más allá del espectáculo futbolístico se asienta en la represión del conflicto presente e incluso anticipadamente para crear clima social favorable a la lógica de las ganancias y el orden capitalista.
Buenos Aires, 10 de noviembre de 2018

Aumentos de precios y penurias de ingresos populares


Aun cuando el dólar baja a 36 pesos respecto de los 42 en su máximo, los precios no solo no bajan, sino que aumentan.
Se verifica la situación en estas horas con incrementos de los combustibles, las prepagas, las tasas de intereses, o las facturas de servicios públicos.
¿Qué pasa con los ingresos populares: salarios, jubilaciones, planes sociales? Están contenidos en una lógica de retraso del poder de compra de la mayoría de la sociedad que los percibe.
Es una situación que augura penurias sociales y no necesariamente cambios en los consensos electorales.
Para que ello ocurra se necesita del agotamiento mayoritario de la credibilidad asociada al triunfo electoral de Mauricio Macri del 2015 y el reemplazo por un nuevo imaginario de otro rumbo posible para la economía y la política.
Ganadores y perdedores
Como siempre sostenemos, la inflación es una cuestión de puja por la apropiación del ingreso y una renovada disputa entre sectores del poder.
La mayoría empobrecida queda afectada en su capacidad de compra y la élite pugna por apropiarse de la riqueza socialmente producida.
Así, la mayoría de la sociedad se perjudica y la minoría puja por adueñarse de la mayor parte de la renta.
Entre los enriquecidos, los especuladores marchan a la cabeza en la apropiación del ingreso, con tasas del 68% para las Leliq, Letras de liquidez que ofrece el BCRA, que compran los bancos; o plazos fijos entre 40% y 50% de interés ofrecidos a ahorristas, incluso con valorizaciones bursátiles derivadas de expectativas asentadas en la especulación.
Las elevadas tasas imposibilitan todo crédito productivo y alimentan una recesión con impacto negativo en el empleo, el consumo y la inversión. La economía se achica y hay menos para distribuir agigantando la puja por la renta.
Son cuestiones que figuran explícitamente en el Presupuesto 2019 en debate para su aprobación en el Senado. La previsión confirma bajas en el consumo y la inversión privada y pública.
Lo único que crecerá en la previsión presupuestaria serán las exportaciones, especialmente del agro y la energía, precisamente cuando se conoce un derrame petrolero asociado a la explotación del yacimiento de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta.
¿No era que la explotación petrolera y gasífera de los no convencionales, vía fractura hidráulica, estaba exenta de riesgo de contaminación?
Además, el interrogante apunta a si los exportadores agrarios, aun mejorando sus volúmenes de exportaciones, liquidarán o retendrán su producción a la espera de mejoras en el tipo de cambio.
Nuevamente hay presión para que el dólar no se retrase, o sea, nueva devaluación.
La llegada de divisas por el préstamo del FMI y la política monetaria restrictiva reduce el precio de la moneda estadounidense y por ende crece la demanda por nuevas correcciones al alza del dólar.
Cuando ello ocurra resultará previsible una nueva escalada en el aumento de los precios.
Así, con dólar en baja o en alza, los ganadores de la economía son muy pocos y los perdedores la mayoría de la sociedad.
Vamos a insistir que el resultado de perdedores y ganadores es objetivo deliberado de la política económica y la puja distributiva.
Los trabajadores y las trabajadoras, que son mayoría en la sociedad relegan capacidad de satisfacer sus necesidades en tanto sus ingresos son considerados costos a disminuir para favorecer la apropiación de ganancias del capital inversor.
Dicho impacto se extiende a todos los sectores sociales que ligan su actividad a la capacidad de compra de los salarios.
Por eso, la mayoría del empresariado pequeño y mediano que actúa en el mercado interno sufre también las consecuencias de la inflación y la recesión.
Discutir la política económica y la sociedad deseada
La política económica no se modificará por el costo social elevado, ya que es ese el efecto buscado. Los que toman decisiones de política económica no se guían por el aumento de la pobreza y las penurias de la mayoría.
Resulta inocente escuchar a aquellos que recurren a las autoridades con apelaciones voluntaristas para modificar el rumbo económico, ya que la búsqueda oficial apunta a la modificación de las relaciones sociales de producción para favorecer el objetivo de los inversores de capital.
Ocurre lo mismo con la apreciación relativa a que el solo efecto del empobrecimiento mayoritario por subas de precios y caída de ingresos populares acelerará el derrumbe del consenso electoral.
Este consenso se alimenta de consideraciones ideológicas y políticas, incluida la manipulación mediática y cultural.
No por estar mal económicamente se modifican consensos electorales políticamente concebidos y conseguidos.
Lo que está en curso en el la Argentina es parte de un cambio en la cultura política en el ámbito mundial, que tiene matices específicos nacionales y encarna en la coyuntura el gobierno Macri, quien pretende continuar por otro periodo más en la gestión, entre 2019 y 2023.
El cambio político que menciono está asociado a fenómenos similares que expresan procesos electorales que habilitan triunfos de candidatos que sustentan un imaginario crítico a la política tradicional de orientación keynesiana por décadas y ni hablar de rumbo socialista.
Aquello que se presenta como despolitizado, resulta favoreciendo otra política, a contramano de la satisfacción de derechos. Eso supone un fuerte impacto social regresivo.
Es una construcción civilizatoria que tiene medio siglo de antigüedad y que se evidencia en proyectos políticos identificados con la derecha.
Hacia 1968/73 se procesa el último ciclo de rebeliones populares en ascenso, lo que inicia una contraofensiva reaccionaria de cuño neoliberal, cuyo primer acto y ensayo son las dictaduras genocidas del cono sur de América.
Las recientes elecciones en Brasil son expresión concreta de nuestra reflexión. Con el triunfo de Bolsonaro se consolidará una línea de reestructuración regresiva de la sociedad brasileña.
Es la aspiración de un conjunto de propuestas políticas que en nuestra región sustentan los que pretenden modificar el rumbo de la orientación política que se discutía en los primeros quince años del presente siglo.
¿Qué se discutía entonces? Algunos solo pretendieron mejoras económicas y sociales sin afectar el sistema de relaciones de producción, algo así como el neo-keynesianismo, o el neo-desarrollismo. Otros menos sostuvieron la necesidad de ir más allá en la reestructuración social de lo económico recuperando propuestas anticapitalistas y por el socialismo, del siglo XXI o comunitario.
Es evidente que unos y otros chocaron con la realidad de la transnacionalización de la economía, y en los límites de los procesos nacionales insuficientemente integrados en una lógica alternativa, se habilitó un tiempo de revancha para la restauración conservadora consensuada electoralmente.
Hace falta un debate en profundidad para la crítica del presente y la construcción de nuevos imaginarios económicos, sociales, culturales y políticos para transformar progresivamente la sociedad.
No alcanza con que le vaya mal a la mayoría de la sociedad. No hay correlación directa entre las penurias y el sufrimiento por bajos o insuficientes ingresos para aspirar a otra sociedad.
La nueva sociedad es producto de una subjetividad consciente por otro modelo productivo y de desarrollo sustentado en derechos ampliados para la sociedad y el cuidado del medio ambiente. Sigue siendo ello una asignatura pendiente y no solo en la Argentina.
Buenos Aires, 3 de noviembre de 2018