Coincido por actividades
académicas en la ciudad de Córdoba en ocasión de realizarse la Cumbre Economía
Verde, con la presencia estelar en el cierre de Barack Obama, promocionado como
el Nobel de la Paz 2009 y promotor de la lucha por el medio ambiente[1].
Qué curioso pacifista Obama, promotor
en su gestión de invasiones territoriales a Libia o Siria, continuando en Afganistán
o Irak, y de la militarización de la sociedad mundial.
Obama, se dice en el New York Times,
mantuvo “al país en guerra más tiempo que Franklin D. Roosevelt, Lyndon B.
Johnson, Richard M. Nixon o incluso que Abraham Lincoln.”[2]
A su vez, el ex gobernante de la
potencia hegemónica actuó en el fomento de una transnacionalización sustentada
en empresas estadounidenses para la depredación de la Naturaleza y en nada
contribuyó ni siquiera a la “mitigación del problema ambiental”, tal como
sostienen los foros mundiales sobre la cuestión.
Ni siquiera el poco efectivo protocolo
de Kioto u otros similares se firmaron. Muy lejos de las críticas realizadas en
las cumbres mundiales de quienes sostienen que el problema no es el clima sino
el capitalismo.
Claro que además de hablar y
cobrar cuantiosos honorarios, podrá hacer gestiones a favor de empresas
transnacionales.
Lo acompañan como expositores otros
premios Nobel de Economía, como los estadounidenses Edmund Phelps, Nobel en
2006 y Eric Maskin Nobel en 2007, premiados por el Banco de Suecia y acompañan esa
premiación desde que se instaló en 1969 a principales referentes del
pensamiento reaccionario como Friedrich v. Hayek en 1974 o Milton Friedman, el inspirador
de las políticas económicas de las dictaduras genocidas en Chile o Argentina, premiado
en 1976; con muy pocos economistas heterodoxos galardonados, caso de Joseph
Stiglitz o Paul Krugman, beneficiados por el Banco sueco en tiempos económicos turbulentos,
2001 y 2008 respectivamente.
Junto a ellos, la Cumbre se
nutre con varios académicos de la corriente principal de orientación neoliberal
y CEOs de grandes empresas o representantes de organizaciones empresarias y
funcionarios públicos actuales o ex, de Argentina y EEUU.
El organizador es el Gobierno de
Córdoba y la Fundación Advanced Leadership (ALF), con sede en Washington DC, dedicada
a “la identificación y formación de líderes mundiales”[3].
La ALF es el verdadero cerebro
de una actividad que ya realizó su primera versión en La Docta en el 2016. Se
proponen formar 300 disertantes sobre esta particular versión de solución al
cambio climático y la insostenibilidad ambiental del orden contemporáneo, los
que difundirán en todo el país la concepción “ambientalista” del poder
económico mundial, el principal responsable de la depredación natural, tal como
lo vienen ejecutando desde la pasada Cumbre.
Se proponen instalar el discurso
de la “economía verde”, utilizando la imagen favorable del color de la
esperanza para manipular consensos sociales al paradigma hegemónico de
mercantilización, privatización y financiarización.
Patrocinan la actividad la Boston
Seguros, la Fundación Mediterránea, OCA, Air Europa, Coca Cola Argentina, Banco
Galicia, Telefónica, UBER, entre otros.
Eso explica los invitados a
exponer, todos cultores de la defensa del orden capitalista bajo las condiciones
actuales de ofensiva contra el trabajo y la naturaleza.
Todo vestido de “economía
colaborativa” a modo UBER, ejemplo de las nuevas formas de organización del transporte
urbano y anticipo del “futuro del trabajo” pretendido por los diseñadores de la
explotación contemporánea, los que sustentan nuevas y reiteradas reformas
laborales, sin horarios ni organización sindical en defensa de los intereses de
trabajadores flexibles.
Ideología
y negocios
En rigor, desde la Cumbre no
solo se promueve “ideología”, sino que es una forma de acercar empresas
(inversores externos) con funcionarios del gobierno nacional y provincial, con
la zanahoria de negocios sustentables para la economía local. Ya sabemos de la avidez
de inversiones por la que claman los gobernantes actuales.
Son asuntos que estuvieron
presentes en la visita de Obama en marzo del 2016, recién asumido Macri, y en
la de agosto 2017 de Mike Pence, el vice de Trump, limones, cerdos, o biodiesel
mediante, aunque también energía, telecomunicaciones o infraestructura.
Los anuncios de los visitantes fueron
por miles de millones de dólares y lo que interesa es el petróleo no
convencional, las energías alternativas, las comunicaciones, la infraestructura
y un comercio favorable a EEUU.
Pence señaló en su momento que
el First América no supone “solo América”, por lo que están en la búsqueda de
amigos, y no hay duda de la amigabilidad actual de Argentina con inversores y
el sistema mundial capitalista.
Algo que ratificarán con la
presencia de Obama en sus entrevistas con Schiaretti y Macri respectivamente.
No sorprende en ese marco la
presencia de varios expositores asociados al tema “seguros”, ya que como leemos
en el sitio de Boston Seguros, uno de los principales sponsors de la Cumbre: “Los
daños ambientales de incidencia colectiva son aquellos que producen una
alteración relevante que modifica negativamente el ambiente o sus recursos, el
equilibrio de los ecosistemas, o los bienes o valores colectivos. La Ley 25.675
en su art. 22 expresa que “Toda Persona Jurídica o Física que realice
actividades riesgosas para el medio ambiente, los ecosistemas y elementos constitutivos,
deberá contratar un seguro de cobertura con entidad suficiente para garantizar
el financiamiento de la recomposición del daño que en su tipo pudiere
producir”.[4]
Como vemos, el problema no es el
daño causado por el modelo productivo, sino “cubrirse” y para ello están las
aseguradoras.
Vale mencionar que la solución
gestada desde el capitalismo mundial son los bonos de carbono y servicios
ambientales con los que se finaciariza la crisis ambiental. Privatización,
mercantilización y financiarización de los bienes comunes en el centro de la apetencia
de las transnacionales y sus negocios, ahora denominados bajo el color verde.
Se trata de mercantilizar la
naturaleza y que los bienes comunes, la tierra y el subsuelo sea apropiado
privadamente, tal el caso de Benetton en la Patagonia y otros capitales
externos, dueños de territorio para la explotación productiva con tecnologías
depredadoras. Es el caso del fracking (fractura hidráulica) para la extracción
de hidrocarburos no convencionales, o de Monsanto y las semillas transgénicas.
De este modo, Argentina se subordina
a la lógica extensiva de la mercantilización de los bienes comunes y agrava la
crisis ambiental. Se niega el debate con organizaciones críticas a la
depredación ambiental, desde las Centrales sindicales críticas, las organizaciones
de los pueblos fumigados, las poblaciones que confrontan a la mega inversión en
minería a cielo abierto, al fracking, o a las transnacionales de la
alimentación y la biotecnología que dominan el ciclo de la producción agraria.
Los promotores de la Cumbre
Economía Verde hablan de discutir el modelo productivo, sin embargo, lo hacen
en un sentido de confirmación de la apertura de la economía argentina a la
lógica inversora global. Estos inversores demandan las reaccionarias reformas
laborales, previsionales, educativas, sanitarias, penales, que están en boga y
se anuncian para luego de las elecciones próximas y la asunción del nuevo
Parlamento en diciembre. Todo en sintonía con la necesidad de recuperar
viabilidad de alta rentabilidad para el capital.
Debatir
el modelo productivo
Lo que se necesita es discutir
ampliamente el modelo productivo para colocar en sintonía las necesidades de la
población con el sostenimiento de los bienes comunes para las actuales y
futuras generaciones.
Se debe a los clásicos de la
Economía Política el lema que señala a “la tierra como la madre de la riqueza y
al trabajo como el padre” y curiosamente, el desarrollo capitalista se sustenta
en el matricidio y el parricidio de las fuentes de la riqueza.
Es una lógica convergente con la
violencia originaria del capitalismo y desplegada por siglos para imponer la razón
de la ganancia por encima del deseable “vivir bien” o “buen vivir” que recrean
las nuevas constituciones de Bolivia o Ecuador como novedad al “desarrollismo” contemporáneo.
Es necesario terminar con la
violencia sobre la vida de las personas y el ambiente, para construir la armonía
de la Humanidad y la Naturaleza.
Córdoba,
6 de octubre de 2017
[1] Cumbre
Economía Verde, Córdoba 5 y 6 de octubre de 2017, en: http://cumbreeconomiaverde.org/ (consultado
el 6/10/2017)
[2] MARK
LANDER. El inesperado legado de Obama: ocho años de guerra continua. The New
York Times, 18 de mayo de 2016. En: https://www.nytimes.com/es/2016/05/18/el-inesperado-legado-de-obama-ocho-anos-de-guerra/
(consultado el 6/10/2017)
[3] Sitio
de la Cumbre.
[4]
Boston Seguros. En: http://cdn.boston.com.ar/wp-content/uploads/2017/05/boston-seguros-presentacion-institucional.pdf
(consultado el 6/10/2017)
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