En largo reportaje en suplemento
de Economía de La Nación[1] del domingo 20/08, el
Ministro de Hacienda de la Argentina Nicolás Dujovne destila optimismo para el
presente año, con pronóstico de 3% de crecimiento del PBI en un marco de próximos
20 años de expansión del Producto.
Claro que solo remite a datos y
relaciones cuantitativas y nada sobe el modelo de producción y de desarrollo,
salvo lo atinente a que el consumo crecerá al 2,7% es decir, menos que el PBI.
Bueno sería discutir la calidad del crecimiento, ya que en sí mismo eso no
supone mejores condiciones generales de vida y mucho menos, cuidado del medio
ambiente.
La nota incluye párrafos
relativos a las reformas laborales, previsionales y tributarias, tratadas en
clave política para el debate futuro, en la confianza de mayores consensos a
lograr en las elecciones de octubre.
Queda claro cuando dice que la
reforma impositiva está en carpeta, pero que debe discutirse luego de octubre,
para no evidenciar ahora oposiciones electorales que pueden contradecir con la
lógica del poder ejecutivo. Lo que señala es que son variados los acuerdos con
sectores de la oposición que el tiempo electoral escamotea.
Lo mismo ocurre en materia
laboral y previsional, donde enuncia se trabajarán consensos, de lo contrario,
la negativa es el horizonte de los planes oficialistas, por lo que se impone el
cambio gradual, en respuesta a los cruzados que demandan ajuste inmediato y sin
anestesia, adentro y afuera del gobierno.
Inversiones
Es la inversión la gran apuesta,
insistiendo en un discurso desde el inicio de la gestión en diciembre del 2015.
Se alude a un objetivo del 20% de inversión sobre el PBI, cuando la meta de
corto plazo es en torno del 15%, señalando los problemas para constituir el
punto de partida de la reproducción del capital.
Sabemos que el PBI es el
resultado del consumo más la inversión, más/menos el saldo comercial. Si el consumo no
es lo que dinamiza, con saldo comercial negativo, y no existen inversores
locales, ni privados, ni el sector público, y hasta ahora, aparece evasiva la
oferta global de inversores, no queda claro por donde vendrán esas inversiones,
salvo que se ofrezcan altas rentas sustentadas en regresivas reformas para
bajar el costo de producción.
Resulta interesante cuando se enuncia
el crecimiento en la “importación de bienes de capital, máquinas y equipo local”,
que si bien incide en la cuenta de inversión, al mismo tiempo y sin decirlo
descubre la dependencia del crecimiento fabril en la Argentina.
La dependencia de insumos
estratégicos externos es una de las claves de la histórica subordinación, sobre
la que nada se dice, ya que todo remite a la cuantificación del crecimiento,
más allá de quienes sean los promotores y beneficiarios.
Todo apunta, según Dujovne, en
el papel de la inversión para infraestructura y la dinámica del sector privado.
Es una clara apuesta a la lógica de producción y reproducción del ciclo del
capital, que como tal, demanda rentabilidad elevada en un momento donde los capitales
buscan seguridad en territorios del capitalismo desarrollado.
Modelo
productivo y de desarrollo
La única mención al modelo
productivo es cuando razona la baja captura de votos oficialistas en el
conurbano bonaerense, donde no predomina
“la actividad productiva más alineada al agro” y si donde existe “un
entramado industrial muy afectado por la recesión brasileña”.
Queda claro que el motor de la
economía en Argentina es el agro negocio, algo que se deduce de esas
reflexiones y que la política industrial remite a transnacionales modernas en
contra del mayoritario viejo aparato industrial no competitivo y subordinado a
la lógica del mercado local desestimulado y mundial recesivo.
Al comentar el conurbano se
alude al “marketing naranja” de Scioli y al narcotráfico, como si este no fuera
un producto destacado del capitalismo contemporáneo, aun bajo gobierno Macri.
Como era de esperar, el Ministro promete que en el conurbano el “consumo pronto
llegará”.
Las afirmaciones del responsable
de Hacienda apuntan a la disminución del déficit fiscal, retrayendo el gasto
público y no discutiendo el endeudamiento y su costo, que señala su reducción recién
para el 2020, bajo una ralentización de la relación entre la deuda pública y el
PBI.
Es toda una confesión del
creciente endeudamiento público para los próximos años, más allá del fin del mandato
2015/19, batiendo récords respecto de la dictadura genocida y de los años 90,
del menemismo y la Alianza que nos llevara al default del 2001.
La promesa final es que “Si
crecemos 20 años al 3% anual, vamos a duplicar los ingresos y vivir en un país
mejor”. No sean ansiosos y sepan esperar, algo desgranará de beneficios hoy
concentrados.
En rigor, ni una sola mención a
los impactos ambientales del modelo del agro negocio; la mega minería a cielo
abierto; del crecimiento fabril de
armaduría orientado a las exportaciones; o de predominio de la banca
transnacional y el flujo externos de capitales; ni que hablar de la dependencia
tecnológica y productiva, como del ingreso de capitales externos.
Todo se reduce a crecer, de cualquier
manera y así “al derrame”, un viejo discurso en el país y en el mundo que nunca
se verificó ni se verificará.
Ausencia
de lo necesario
Junto a la discusión de lo
existente y el futuro auspicioso del Ministro, se necesita un debate en
profundidad de las transiciones del actual modelo a uno nuevo que tenga por
objetivos satisfacer las necesidades alimentarias de la población, y de todo
aquello que resuelve nuestra cotidianeidad en materia de vestimenta, vivienda,
transporte, salud, educación, recreación y cualquiera de las esferas que
apuntan a satisfacer demandas sociales esenciales en este tiempo histórico.
Hace falta discutir como
desarmar lo que existe para construir lo necesario, en clave de interrogantes
sobre cómo salir de la sojización transgénica hacia una recuperación de la
producción diversa en el agro, que atienda las necesidades de alimentos en el
marco de una política de soberanía alimentaria. Interrogante válido para
discutir el proyecto energético desde la soberanía y el derecho a la energía, o
de las finanzas, aún bajo la legislación de 1977 diseñada al inicio de la
dictadura genocida.
Necesitamos un debate de ideas
que dispute consenso y conciencia en la sociedad sobre otro modelo productivo y
de desarrollo, con la mira colocada en la satisfacción de necesidades sociales
junto al cuidado y respeto del medio ambiente.
Somos conscientes que son
definiciones que confrontan con el poder económico, beneficiario de las
condiciones de funcionamiento actual d ela economía y que difumina, vía medios
de información masivos y diferentes mecanismos ideológicos la naturalización y
conveniencia de las políticas sostenidas por el ministro de Hacienda y el
conjunto del gobierno Macri.
Movilizaciones como la convocada
desde las tres Centrales Sindicales del 22/8 son parte de una respuesta que
tiene que extenderse en masividad y conciencia para disputar el sentido común
de lo deseable en materia de política económica.
Buenos
Aires, 20 de agosto de 2017
[1] Nicolás
Dujovne: "Se vienen 20 años de crecimiento para la Argentina" En: http://www.lanacion.com.ar/2054701-nicolas-dujovne-se-vienen-20-anos-de-crecimiento-para-la-argentina
(consultado el 20/08/2017)
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