Se destaca la carrera entre el dólar u otras monedas extranjeras y las tasas de interés de los títulos públicos, sean las Letras del Banco Central, LEBAC, o las Letras del Tesoro, LETESEsa carrera le gana a la opción por la producción de bienes materiales o servicios para la misma.
Los inversores, o tenedores de dinero prefieren invertir en activos financieros y no arriesgar en contratar fuerza de trabajo y medios de producción para producir y vender, ya que al final se encuentran con un mercado de consumo disminuido precisamente porque el BCRA impulsa una política monetaria restrictiva y retira dinero de circulación al estimular inversiones financieras.
En los bancos ocurre algo similar y en lugar de arriesgar con préstamos para la producción, prefieren invertir en las distintas opciones ofrecidas por el Banco Central.
La tasa de interés del 26,50% se transforma en 29% en el mercado secundario, es decir, en aquel que se re-compran las Letras.
Todo termina estimulando las ganancias financieras que paga el conjunto del trabajo social argentino por intermedio del Estado, ya que todo se financia con ingreso de dinero del exterior; insistamos, dinero que se transforma en capital por el proceso inversor.
El dinero como tal no se valoriza, solo lo hace cuando es parte de un proceso de valorización, sea en la producción o en la circulación, las que actúan en un ciclo combinado, uno con otro.
Así, el Estado ingresa capital desde el exterior bajo la modalidad de dinero de préstamo y se compromete a pagar intereses, que recurrentemente cancela el Estado por encima de cualquier otra obligación.
Por eso se insiste en que las deudas hay que pagarlas, mientras que las actualizaciones o aumentos de los salarios estatales pueden siempre postergarse, del mismo modo que la satisfacción de mayores derechos sociales, de educación, salud, vivienda, recreación, etc.
Con el ingreso de capitales externos se organiza la Economía de la Timba que reproduce el privilegio a la ganancia de pocos y extiende las penurias de la sociedad.
En ese recorrido el BCRA gana reservas y pasó de 25.000 a 50.000 millones de dólares, ahora en 48.000 para contener la escapada del dólar, y anuncia que pretende llegar a 75.000 millones.
Augura así la continuidad de la búsqueda de divisas, las que se consiguen con superávit fiscal, que no es el caso de la Argentina actual con déficit comercial, lo que compromete más aún la situación externa.
También se pueden conseguir por inversiones externas para ampliar la producción y de nuevo, no es el caso de la Argentina.
Más aún, el país es deficitario en turismo con más salida de divisas que ingresos y además, son crecientes las remesas de utilidades al exterior, con lo que el Estado está condenado a incrementar la deuda externa y por eso se recicla la entrada de divisas para sostener la timba de la economía.
El interrogante es si se puede cortar el ciclo de la especulación y la respuesta positiva supone un gran debate en la sociedad para estimular la producción local sobre la base de un cambio del modelo productivo y de consumo.
De otro modo, des-estimular el consumo de divisas, sea para ahorro o para fuga, lo que supone el CONTROL del movimiento de capitales y la socialización de la banca.
No hay necesidad de banca privada para el manejo de recursos sociales de toda la población.
La banca administra recursos sociales y por la tanto la sociedad es quien debe gestionarlos, sea por instituciones públicas o cooperativas.
Claro que la socialización de la banca debe asociarse a la socialización del comercio exterior y definir soberanamente las relaciones económicas internacionales, algo que difícilmente encare el gobierno actual y buena parte de la oposición con posibilidad de disputar el gobierno.
Por ello, lo primero es el debate en la sociedad y definir un rumbo de carácter alternativo que permita discutir que producir y para quién; como distribuir, intercambiar y consumir.
Buenos Aires, 25 de julio de 2017
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