Ayer, 27 de mayo de 2016 se
realizó en 7 lugares (Chubut, La Pampa, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Tucumán
y en la sede central de la CTA A en Capital) la discusión por el pensamiento
crítico, estimulada desde distintas instancias de la conducción de la CTA A y
desde hace mucho tiempo. Fue el segundo encuentro federal, luego del realizado
el 16/12/2015. Próximo encuentro el 19 de agosto y con la intención de un
encuentro presencial el sábado 12 de noviembre.
Los temas abordados, ayer y en diciembre,
son parte de la discusión en el movimiento popular actual, desde las características
de la etapa económica, política, social, cultural en nuestro país, la región y
el mundo, hasta la estrategia de acumulación de poder popular.
En ese contexto, las intervenciones
transitaron por distintas miradas sobre las iniciativas políticas y la
estrategia de las clases dominantes y de los sectores populares, una clave para
entender la lógica contemporánea de la lucha de clases en nuestro tiempo. Una
lucha que se procesa en las calles, en las formas de la organización del movimiento
de trabajadoras y trabajadores, como en el conjunto del pueblo, pero también en
el plano de las ideas. La lucha de clases supone un debate político,
ideológico, cultural, teórico. Tiene que ver con el movimiento obrero y los
distintos proyectos políticos que disputan la hegemonía del movimiento popular,
incluido los procesos electorales.
Se trató de una convocatoria
amplia con difusión a toda la Central, y estando satisfecho con la respuesta de
grupos organizados que trascienden a la militancia de la CTA A, vale mencionar
que algunas/os no pudieron y otras/os no quisieron protagonizar el debate, en
un momento donde lo que se requiere es precisamente la discusión, y desde allí,
la articulación de síntesis teóricas y políticas superadoras de la
fragmentación que acusa el movimiento popular. El desafío intelectual crítico
pasa por sistematizar la experiencia crítica de la construcción integral que
protagoniza nuestro pueblo.
Lo de discutir política, ideas,
opiniones, teoría, concepciones es estratégico y así lo definimos cuando
asumimos la dirección del IEF-CTA A en 2010, coherente con la trayectoria
previa en los encuentros de nuevo pensamiento y el IEF desde sus inicios. La
pluralidad de la CTA estaba contenida en los esfuerzos del IEF desde sus inicios
y por eso la amplia convocatoria para renovar la pluralidad necesaria en la
CTA. Hay acuerdo que el movimiento popular requiere actualizar su diagnóstico
sobre el momento actual del capitalismo y las formas más adecuadas para
confrontarlo. No alcanza con viejas recetas, ya que las clases dominantes
actualizan las formas de su accionar para la explotación y la dominación.
Por eso, hace pocos días, el 20
de mayo promovimos desde el IEF-CTA A, un debate sobre el “imperialismo hoy”, a
100 años del texto que escribiera Lenin[1], el dirigente comunista
ruso, líder de la revolución centenaria (el próximo año) y que hizo realidad la
posibilidad de construir una sociedad socialista, por ende anti capitalista.
Qué hoy sepamos que la
revolución rusa no pervivió en la experiencia de la Unión Soviética, no elimina
el objetivo por el que lucharon los comunistas y el pueblo de Rusia y las
repúblicas soviéticas, que con los soviets (consejos populares) ofrecieron una
nueva forma de organizar el poder del pueblo contra el régimen del capital. Ese
imaginario hizo posible el orden bipolar entre 1945 y 1989/91, e incluso hizo
viable cualquier “tercera posición”, con capacidad de articular con uno u otro
de los polos de la contradicción entre el capitalismo y el socialismo. De ahí
la existencia del “tercer mundo”, una categoría del pasado ante la unicidad y
universalidad del régimen del capital que hoy estamos convocados a discutir.
Ese debate es parte de la
discusión de la Central, con definiciones que deben ser sustentadas desde la
actualización teórica y política, para avanzar en consensos masivos para constituirnos
como una Central clasista, anticapitalista y antiimperialista. Ni hablar si lo
que propusiéramos es construir una sociedad socialista, por la que algunos
bregamos desde hace años y que tanto molesta a compañeras/os formados en el
anticomunismo.
Por los debates existentes en la
Central, sobre su presente y futuro, algunas/os se perdieron de aportar a tan
trascendente debate, e incluso extender la convocatoria para un debate en
profundidad y que nos enriquezca a todas/os.
Se trata de discutir el
capitalismo de época y las formas de confrontarlo, con qué horizonte
civilizatorio, con qué rumbo y desde que tradiciones del movimiento popular.
La pluralidad de esas
tradiciones hace a la riqueza de la construcción de la Central. No es un tema
de filosofía, sociología o teoría política, sino de tradiciones políticas en el
país, que atraviesan la historia de nosotros, militantes desde hace años por y
desde el comunismo, el socialismo, el peronismo, el radicalismo, el
cristianismo y variadas formas de la experiencia política en la Argentina. Es
más, hoy participan de la Central varios proyectos partidarios, y algunos
articulan frentes electorales, otros no. No es cuestión de tal o cual partido
político, sino de las influencias y enseñanzas desde toda militancia para
configurar el pensamiento contemporáneo, para ser efectivo en la lucha de
clases a favor de los de abajo. Con Gramsci recordamos que el éxito de una
estrategia política se mide por su capacidad de modificar el escenario de la
lucha de clases.
Nuestros debates deben
procesarse a la luz de esta máxima, en la capacidad que tengamos para entender
el presente de la explotación capitalista y transformar la realidad, con
pluralismo, sin sectarismo. No niego la importancia de las formas para la
discusión, pero lo esencial es dar el debate político y teórico y actuar sobre
la base de acciones e iniciativas populares que transformen la realidad. Solo a
modo de ejemplo señalo que la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTA A de
comienzos de abril, no pudo resolver la propuesta presentada al inicio del
cónclave, para organizar en unidad de acción la jornada de protesta propuesta
por las CGT para el 29/4. Sin embargo, la CTA A impulsó la iniciativa y fue
parte de la organización, a contrapelo de otras opiniones que subestimaban la
importancia del evento, incluso hasta pocos días previos a su realización y que
motivó una convocatoria paralela.
Ya con el balance de la acción
realizada, nos animamos a formular que el acontecimiento marcó un cambio
sustancial en la lucha de clases en el país, porque no solo estaba presente el
accionar y la iniciativa política de las clases dominantes y el gobierno Macri,
muy fuerte desde noviembre del 2015, sino que apareció nada menos que el sujeto
movimiento obrero organizado con medio millón de manifestantes en varias
ciudades de la Argentina. Ni los medios pudieron obviar la valoración de la
iniciativa, donde la CTA A no solo intervino sino que contribuyó a definir en
unidad de acción algunas de las orientaciones principales del acontecimiento.
Vale el comentario aun cuando
las CGTs se bajan ahora del compromiso para construir un paro nacional si
ocurría el veto presidencial a la ley anti despido. Vale también comentar, que
la intervención de Micheli en el Parlamento, cuando el propósito era discutir
el impuesto a las ganancias, incorrectamente aplicado sobre salarios (no es
ganancia), desde la sugerencia de la CTA A se propuso poner el centro en la
emergencia ocupacional. Desde allí surgieron las iniciativas por una
legislación que suspenda transitoriamente la posibilidad de cesantías. No es el
programa que sustenta la CTA A, pero es parte de una estrategia de acumulación
para hacer realidad los propósitos de última instancia de la CTA A, contra el
capitalismo y el imperialismo.
Algunas/os compañeras/os
argumentaron que el debate estaba en la calle, afuera del Parlamento, con
importantes discursos contra el papel antipopular del parlamento del régimen
burgués. Sin embargo, se subestimó la capacidad de la iniciativa política para
modificar el escenario de la lucha de clases. El debate de ideas en un tiempo
prolongado estuvo en si debían promoverse o no la legislación anti despidos. Un
logro para hacer evidente el problema del empleo y el desempleo, la precariedad
y un conjunto de problemas que asume la explotación de la fuerza de trabajo en
las condiciones de la Argentina actual. Otra vez, sin fuerza propia en el
Parlamente pudimos ser efectivos a la hora de intervenir y modificar la
situación política en el país. No se trata de balancear que con una sola acción
se modifica la correlación de fuerzas, pero la realidad es que hicimos visible la
discusión contra los despidos y facilitar la emergencia de una subjetividad
diferenciada a los propósitos de las clases dominantes y el gobierno Macri.
Esa visibilidad en el debate
sobre el empleo motivó la iniciativa fracasada de Macri para lograr un acuerdo
patronal sindical para suspender por 90 días los despidos. Apenas logró que un
centenar de jefes de la élite empresaria suscribiera un pacto incumplido al día
siguiente, tal como se manifestó con las cesantías de la Fiat, dispuesta por Ratazzi,
el fiscal del PRO. Pero también se convocó al Consejo del Salario Mínimo y más
allá del acuerdo impúdico entre gobiernos, empresarios y burócratas, la CTA A
pudo manifestar su opinión de rechazo y denuncia del ajuste y las reaccionarias
políticas del gobierno Macri. Esa opinión sustentada en el Consejo del Salario
fue discutida en un Consejo Federal de la CTA A, con secretarios de municipios
y provinciales de 20 provincias participantes y dirigentes de organizaciones
nacionales adheridas a la Central.
Algunas/os compañeras/os tampoco
quisieron dar ese debate esgrimiendo ilegitimidad en la convocatoria. Los estatutos
avalan el cónclave del 18/5, convocado para discutir la coyuntura, la política
de alianzas y el plan de acción futuro, incluyendo el posicionamiento para el
Consejo del Salario convocado para el día siguiente. El debate político se
sostuvo con intervenciones de secretarios de la CTA A de municipios, provincias
y organizaciones nacionales. Los argumentos fueron diversos, pero unificados en
sustentar a la estrategia de acumulación que define el accionar público de la
CTA A, un logro de la militancia, más allá de las caras visibles que asumen la
responsabilidad de defender mediáticamente el proyecto de la Central.
Algunas/os piensan que el debate
se sustenta en las redes sociales, que sirve para extender las opiniones en
discusión, pero es la “asamblea”, la “reunión”, el momento de debatir ideas.
Ese fue el propósito de un Consejo Federal que se circuló a todas las
instancias de la Central. Algunos/as decidieron no participar del Confederal en
una reunión a la que solo se invitó a una parcialidad de la conducción, ya que
los demás fuimos excluidos de esa convocatoria. Quienes no participaron del
Confederal es porque no quisieron, incluso algunos que decidieron no
participar, protagonizan otras acciones definidas por los organismos de conducción
de la CTA A, tal el caso de las iniciativas de formación y discusión del
IEF-CTA A, que se sostiene y difunden a toda la Central, sin preguntar
previamente por el grado de consenso en tal o cual posición de algún/a
dirigente/a. Agreguemos que el desfinanciamiento definido para la Central
afecta el plan de trabajo del IEF, pero no lo impide, y se suple con mayor
militancia.
No sirven las descalificaciones
personales, ni sectoriales, ni a las trayectorias de compañeras/os que hemos
decidido sostener los principios y valores de la CTA A desde el 2010 para sustentar
el proyecto originario de hace 25 años.
La CTA es un proyecto
inconcluso, imaginado hace 25 años y en construcción. No es una Central de
sindicatos, es una Central de trabajadoras y trabajadores, con votación directa
y que debemos respetar.
No es una confederación que
asume mandatos de sus organizaciones, sino una organización con afiliación y
votación directa, de múltiples voluntades para hacer realidad un nuevo modelo
sindical de democracia y libertad que dispute con el viejo modelo de la
burocracia sindical asociada a las patronales. En ese camino sostennos acuerdos
y diferencias.
En ese sentido, integro junto a
otras/os compañeras/os una corriente de izquierda que hizo parte de la
corriente Germán Abdala, hegemónica en el proceso histórico de construcción de
la Central y que más allá de matices asume las decisiones colectivamente
asumidas.
Es oportuno recordar que la Corriente
de Izquierda en al CTA A surgió a instancia del debate en la CTA del 2006 para incorporar
a la Central a la CSI y la CSA. Muchos nos opusimos porque sosteníamos el carácter
autónomo de la Central. Pese a perder nuestra posición mantuvimos la
pertenencia y la institucionalidad, aceptando la voluntad democrática de la
mayoría. Desde esa oposición articulamos posiciones locales y regionales,
especialmente en la construcción del Encuentro Sindical Nuestra América, el
ESNA, que actúa desde 2008 en unidad de acción con centrales adheridas a la
FSM, a la CSA y a quienes no tienen adhesión a ninguna central mundial. Vale
mencionar que la CTA A creció en la participación y construcción del ESNA,
creciendo su papel en la coordinación continental. Haberse adherido la CTA a la
CSA-CSI no impidió que continuáramos en la CTA y su nueva adscripción
internacional, que a algunos enorgullece y otras/os seguimos discutiendo, por
lo que no aceptamos que se mencione despectivamente la articulación de compañeras/os
y de la propia CTA en el ESNA u otros ámbitos de articulación mundial,
especialmente la Federación Sindical Mundial, la FSM.
La ofensiva del capital se
desató con violencia en las dictaduras militares del cono sur y por más de 40
años, el poder económico mundial incrementa la explotación de la fuerza de
trabajo; saquea nuestros bienes comunes y subordina a una lógica consumista a
la sociedad para asegurar las ganancias de los monopolios transnacionales de la
producción. Nuestro objetivo es frenar esa iniciativa política y si podemos,
intervenir en la generación de un nuevo sentido común desde el clasismo, por el
anticapitalismo y el antiimperialismo. Se trata de construir un bloque popular
desde la centralidad de las/os trabajadoras/es y por eso nuestra apuesta
irresuelta por un movimiento político social y cultural de liberación y las
mediaciones del intento por construir un movimiento por una constituyente
social.
Es un objetivo que nos permite
recuperar las luchas de los 60 y 70 del siglo pasado, emblemáticamente
expresado en el Cordobazo, aquel 29/5/1969, parte de una gigantesca acumulación
de poder popular mundial a fines de los 60 y comienzos de los 70, con los
comunistas y el pueblo de Vietnam y la solidaridad de los pueblos del mundo
triunfando sobre el imperialismo yanqui entre 1973/75.
Fue esa gigantesca movilización
y organización popular mundial lo que motivo el terrorismo de Estado en el Cono
Sur, con el Plan Cóndor, que ayer recibió las primeras condenas a parte de los
responsables del genocidio transnacional que imaginaron las clases dominantes
con el poder de los Estados bajo dictaduras. Esa gigantesca ofensiva del
capital tuvo freno en los procesos gestados desde la lucha popular y que
incluso fueron gobierno en este comienzo de Siglo XXI en Sudamérica. Un proceso
que aún requiere ser discutido para aprender sus lecciones y animarse a ir por
más, a no quedarse en el posibilismo de las reformas y ser consecuente con la “revolución”,
expresión que tomo de Víctor de Genaro en el cierre de la constituyente social
en 2008 en Jujuy.
Estas notas están escritas para
la discusión fraterna con compañeras/os que hace años compartimos
organizaciones y movilizaciones, para intentar superar divisiones que agiganten
la fragmentación popular y podamos hacer realidad la CTA A de masas y efectiva
en la disputa y desafíos que nos propone en nuestro tiempo la lucha de clases.
Buenos
Aires, 28 de mayo de 2016
[1] Vladimir
I. Lenin. El imperialismo, etapa superior del capitalismo. Obras Escogidas,
Tomo III, páginas 373 en adelante. Editorial Cartago. Buenos Aires, 1973.
Exelente julio! Sigamos empujando en todas las direcciones posibles con el objetivo de buscar el cierre de la grieta al menos en primera instancia en nuestra cta a.
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