Macri: el blanqueo y pagos a jubilados

No hay duda que el gobierno Macri tiene iniciativa política. En el “peor momento” según reconocen, asume una ofensiva en la disputa del consenso social y la vanguardia de la agenda de discusión política en la Argentina.
En primer lugar, ante los límites para ingresar inversiones genuinas y ante el aún elevado costo de los préstamos internacionales, se la juega por capturar una parte de los capitales fugados desde el país.
El total de la fuga de capitales se estima en 400.000 millones de dólares y el propio Macri acaba de declarar en su patrimonio duplicado en un año, que tiene el equivalente de 18 millones de pesos depositados en el exterior.
La excusa recurrente de los “fugadores” es la falta de seguridad jurídica para los inversores, y no se trata de hacer una crítica moral a la salida de capitales, pero si reconocer que la acumulación capitalista nunca tuvo ni tendrá límites fronterizos. La economía capitalista es mundial y la busca de rentabilidad no reconoce límites nacionales.
Los blanqueos siempre son mal vistos y por eso, en esta oportunidad se lo asocia a la cancelación de deuda con jubilados con sentencia en firme, en proceso de juicio o con potencialidad de litigar contra el Estado. Es algo que suena bien en la lógica de “peor momento del macrismo”, ya que mostraría sensibilidad social, algo así como pagar a empobrecidos jubilados con fondos de la acumulación de los ricos y concentrados capitales.
El costo estimado del pago a jubilados es de 75.000 millones de pesos, algo menos de 5.000 millones de dólares. Ese costo se devengará, como mínimo en un par de años, a medida que se vayan presentando los acuerdos de los acreedores (jubilados), según dice a la prensa el titular de Anses. Se considerarán unos 100.000 casos por mes para un universo de 2,5 a 3 millones de jubilados (Entrevista en Clarín, 29/5/16).
Con el blanqueo, el fisco ingresará con una tasa del 10% para el 2016 y 15% para el 2017 unos 3.500 millones de dólares. De ahí se deduce una expectativa de exteriorizar unos 20.000 millones de dólares, algunos de los cuales podrían ser repatriados y engrosar las reservas internacionales. Por ello, hay una expectativa de ingreso de divisas y mejorar la ecuación fiscal con el costo del blanqueo.
Como los recursos no alcanzarán, se acudirá al Fondo de Garantía de Sustentabilidad que administra la ANSES.
El blanqueo se difunde difundiendo el acuerdo fiscal con 48 países en el 2017 para informar sobre patrimonios de nacionales en esos países. En el 2018 la cifra superará el centenar de países, incluyendo paraísos fiscales.
Habrá que ver la materialidad de esa amenaza para un capitalismo criminal, donde la evasión y elusión es un instrumento privilegiado de los capitales más concentrados, los hegemónicos, especialmente radicados en EEUU, país que no suscribe ningún acuerdo relativo a denunciar evasiones, fugas y paraísos. No en vano, los empresarios de ese país no aparecen en los “Panamá papers”.
La propuesta remitida al Parlamento incluye la universalización de ingresos previsionales para los mayores de 65 años, en el 80% de la mínima, hoy de $3.967, muy lejos de una canasta reclamada por el movimiento de jubilados y que los trabajadores de ATE INDEC estiman cercana a los $17.000 mensuales.
Más allá de cualquier consideración técnica, el anuncio expresa voluntad política de recuperar protagonismo en la arena política. La gran movilización del 29/4 por el movimiento obrero y la difusión del documento sobre la pobreza y la conflictividad de la Iglesia, sumado a la convocatoria en Mar del Plata a todas las centrales por parte de la pastoral social el sábado 21/5/16, había corrido la iniciativa al movimiento obrero y a la Iglesia, con lo que eso significa en la lucha política argentina.
Macri quiere sumar consenso político y ese es su objetivo en este primer semestre de gobierno. Sabe que no le alcanza con el consenso electoral y ya rechazó alianzas con incomodos socios, sea el PJ o los renovadores, salvo para circunstancias precisas en el Congreso. Cree que cuenta con el aval silencioso de una mayoría que le otorgó el voto, críticos a la gestión kirchnerista del último turno.
Lo que relatamos no es más que episodios de manifestación de la lucha de clases, que requiere lecturas adecuadas para profundizar una línea de acumulación entre las/os trabajadoras/es e intentar resolver la crisis de alternativa política. Esta es la base, a mi entender, de algunos debates en el movimiento popular, y la necesidad de la unidad de acción contra el ajuste que implementan las clases dominantes y el gobierno Macri.

Buenos Aires, 29 de mayo de 2016

Pensamiento crítico, Cordobazo y estrategia popular

Ayer, 27 de mayo de 2016 se realizó en 7 lugares (Chubut, La Pampa, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Tucumán y en la sede central de la CTA A en Capital) la discusión por el pensamiento crítico, estimulada desde distintas instancias de la conducción de la CTA A y desde hace mucho tiempo. Fue el segundo encuentro federal, luego del realizado el 16/12/2015. Próximo encuentro el 19 de agosto y con la intención de un encuentro presencial el sábado 12 de noviembre.
Los temas abordados, ayer y en diciembre, son parte de la discusión en el movimiento popular actual, desde las características de la etapa económica, política, social, cultural en nuestro país, la región y el mundo, hasta la estrategia de acumulación de poder popular.
En ese contexto, las intervenciones transitaron por distintas miradas sobre las iniciativas políticas y la estrategia de las clases dominantes y de los sectores populares, una clave para entender la lógica contemporánea de la lucha de clases en nuestro tiempo. Una lucha que se procesa en las calles, en las formas de la organización del movimiento de trabajadoras y trabajadores, como en el conjunto del pueblo, pero también en el plano de las ideas. La lucha de clases supone un debate político, ideológico, cultural, teórico. Tiene que ver con el movimiento obrero y los distintos proyectos políticos que disputan la hegemonía del movimiento popular, incluido los procesos electorales.
Se trató de una convocatoria amplia con difusión a toda la Central, y estando satisfecho con la respuesta de grupos organizados que trascienden a la militancia de la CTA A, vale mencionar que algunas/os no pudieron y otras/os no quisieron protagonizar el debate, en un momento donde lo que se requiere es precisamente la discusión, y desde allí, la articulación de síntesis teóricas y políticas superadoras de la fragmentación que acusa el movimiento popular. El desafío intelectual crítico pasa por sistematizar la experiencia crítica de la construcción integral que protagoniza nuestro pueblo.
Lo de discutir política, ideas, opiniones, teoría, concepciones es estratégico y así lo definimos cuando asumimos la dirección del IEF-CTA A en 2010, coherente con la trayectoria previa en los encuentros de nuevo pensamiento y el IEF desde sus inicios. La pluralidad de la CTA estaba contenida en los esfuerzos del IEF desde sus inicios y por eso la amplia convocatoria para renovar la pluralidad necesaria en la CTA. Hay acuerdo que el movimiento popular requiere actualizar su diagnóstico sobre el momento actual del capitalismo y las formas más adecuadas para confrontarlo. No alcanza con viejas recetas, ya que las clases dominantes actualizan las formas de su accionar para la explotación y la dominación.
Por eso, hace pocos días, el 20 de mayo promovimos desde el IEF-CTA A, un debate sobre el “imperialismo hoy”, a 100 años del texto que escribiera Lenin[1], el dirigente comunista ruso, líder de la revolución centenaria (el próximo año) y que hizo realidad la posibilidad de construir una sociedad socialista, por ende anti capitalista.
Qué hoy sepamos que la revolución rusa no pervivió en la experiencia de la Unión Soviética, no elimina el objetivo por el que lucharon los comunistas y el pueblo de Rusia y las repúblicas soviéticas, que con los soviets (consejos populares) ofrecieron una nueva forma de organizar el poder del pueblo contra el régimen del capital. Ese imaginario hizo posible el orden bipolar entre 1945 y 1989/91, e incluso hizo viable cualquier “tercera posición”, con capacidad de articular con uno u otro de los polos de la contradicción entre el capitalismo y el socialismo. De ahí la existencia del “tercer mundo”, una categoría del pasado ante la unicidad y universalidad del régimen del capital que hoy estamos convocados a discutir.
Ese debate es parte de la discusión de la Central, con definiciones que deben ser sustentadas desde la actualización teórica y política, para avanzar en consensos masivos para constituirnos como una Central clasista, anticapitalista y antiimperialista. Ni hablar si lo que propusiéramos es construir una sociedad socialista, por la que algunos bregamos desde hace años y que tanto molesta a compañeras/os formados en el anticomunismo.
Por los debates existentes en la Central, sobre su presente y futuro, algunas/os se perdieron de aportar a tan trascendente debate, e incluso extender la convocatoria para un debate en profundidad y que nos enriquezca a todas/os.
Se trata de discutir el capitalismo de época y las formas de confrontarlo, con qué horizonte civilizatorio, con qué rumbo y desde que tradiciones del movimiento popular.
La pluralidad de esas tradiciones hace a la riqueza de la construcción de la Central. No es un tema de filosofía, sociología o teoría política, sino de tradiciones políticas en el país, que atraviesan la historia de nosotros, militantes desde hace años por y desde el comunismo, el socialismo, el peronismo, el radicalismo, el cristianismo y variadas formas de la experiencia política en la Argentina. Es más, hoy participan de la Central varios proyectos partidarios, y algunos articulan frentes electorales, otros no. No es cuestión de tal o cual partido político, sino de las influencias y enseñanzas desde toda militancia para configurar el pensamiento contemporáneo, para ser efectivo en la lucha de clases a favor de los de abajo. Con Gramsci recordamos que el éxito de una estrategia política se mide por su capacidad de modificar el escenario de la lucha de clases.
Nuestros debates deben procesarse a la luz de esta máxima, en la capacidad que tengamos para entender el presente de la explotación capitalista y transformar la realidad, con pluralismo, sin sectarismo. No niego la importancia de las formas para la discusión, pero lo esencial es dar el debate político y teórico y actuar sobre la base de acciones e iniciativas populares que transformen la realidad. Solo a modo de ejemplo señalo que la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTA A de comienzos de abril, no pudo resolver la propuesta presentada al inicio del cónclave, para organizar en unidad de acción la jornada de protesta propuesta por las CGT para el 29/4. Sin embargo, la CTA A impulsó la iniciativa y fue parte de la organización, a contrapelo de otras opiniones que subestimaban la importancia del evento, incluso hasta pocos días previos a su realización y que motivó una convocatoria paralela.
Ya con el balance de la acción realizada, nos animamos a formular que el acontecimiento marcó un cambio sustancial en la lucha de clases en el país, porque no solo estaba presente el accionar y la iniciativa política de las clases dominantes y el gobierno Macri, muy fuerte desde noviembre del 2015, sino que apareció nada menos que el sujeto movimiento obrero organizado con medio millón de manifestantes en varias ciudades de la Argentina. Ni los medios pudieron obviar la valoración de la iniciativa, donde la CTA A no solo intervino sino que contribuyó a definir en unidad de acción algunas de las orientaciones principales del acontecimiento.
Vale el comentario aun cuando las CGTs se bajan ahora del compromiso para construir un paro nacional si ocurría el veto presidencial a la ley anti despido. Vale también comentar, que la intervención de Micheli en el Parlamento, cuando el propósito era discutir el impuesto a las ganancias, incorrectamente aplicado sobre salarios (no es ganancia), desde la sugerencia de la CTA A se propuso poner el centro en la emergencia ocupacional. Desde allí surgieron las iniciativas por una legislación que suspenda transitoriamente la posibilidad de cesantías. No es el programa que sustenta la CTA A, pero es parte de una estrategia de acumulación para hacer realidad los propósitos de última instancia de la CTA A, contra el capitalismo y el imperialismo.
Algunas/os compañeras/os argumentaron que el debate estaba en la calle, afuera del Parlamento, con importantes discursos contra el papel antipopular del parlamento del régimen burgués. Sin embargo, se subestimó la capacidad de la iniciativa política para modificar el escenario de la lucha de clases. El debate de ideas en un tiempo prolongado estuvo en si debían promoverse o no la legislación anti despidos. Un logro para hacer evidente el problema del empleo y el desempleo, la precariedad y un conjunto de problemas que asume la explotación de la fuerza de trabajo en las condiciones de la Argentina actual. Otra vez, sin fuerza propia en el Parlamente pudimos ser efectivos a la hora de intervenir y modificar la situación política en el país. No se trata de balancear que con una sola acción se modifica la correlación de fuerzas, pero la realidad es que hicimos visible la discusión contra los despidos y facilitar la emergencia de una subjetividad diferenciada a los propósitos de las clases dominantes y el gobierno Macri.
Esa visibilidad en el debate sobre el empleo motivó la iniciativa fracasada de Macri para lograr un acuerdo patronal sindical para suspender por 90 días los despidos. Apenas logró que un centenar de jefes de la élite empresaria suscribiera un pacto incumplido al día siguiente, tal como se manifestó con las cesantías de la Fiat, dispuesta por Ratazzi, el fiscal del PRO. Pero también se convocó al Consejo del Salario Mínimo y más allá del acuerdo impúdico entre gobiernos, empresarios y burócratas, la CTA A pudo manifestar su opinión de rechazo y denuncia del ajuste y las reaccionarias políticas del gobierno Macri. Esa opinión sustentada en el Consejo del Salario fue discutida en un Consejo Federal de la CTA A, con secretarios de municipios y provinciales de 20 provincias participantes y dirigentes de organizaciones nacionales adheridas a la Central.
Algunas/os compañeras/os tampoco quisieron dar ese debate esgrimiendo ilegitimidad en la convocatoria. Los estatutos avalan el cónclave del 18/5, convocado para discutir la coyuntura, la política de alianzas y el plan de acción futuro, incluyendo el posicionamiento para el Consejo del Salario convocado para el día siguiente. El debate político se sostuvo con intervenciones de secretarios de la CTA A de municipios, provincias y organizaciones nacionales. Los argumentos fueron diversos, pero unificados en sustentar a la estrategia de acumulación que define el accionar público de la CTA A, un logro de la militancia, más allá de las caras visibles que asumen la responsabilidad de defender mediáticamente el proyecto de la Central.
Algunas/os piensan que el debate se sustenta en las redes sociales, que sirve para extender las opiniones en discusión, pero es la “asamblea”, la “reunión”, el momento de debatir ideas. Ese fue el propósito de un Consejo Federal que se circuló a todas las instancias de la Central. Algunos/as decidieron no participar del Confederal en una reunión a la que solo se invitó a una parcialidad de la conducción, ya que los demás fuimos excluidos de esa convocatoria. Quienes no participaron del Confederal es porque no quisieron, incluso algunos que decidieron no participar, protagonizan otras acciones definidas por los organismos de conducción de la CTA A, tal el caso de las iniciativas de formación y discusión del IEF-CTA A, que se sostiene y difunden a toda la Central, sin preguntar previamente por el grado de consenso en tal o cual posición de algún/a dirigente/a. Agreguemos que el desfinanciamiento definido para la Central afecta el plan de trabajo del IEF, pero no lo impide, y se suple con mayor militancia.
No sirven las descalificaciones personales, ni sectoriales, ni a las trayectorias de compañeras/os que hemos decidido sostener los principios y valores de la CTA A desde el 2010 para sustentar el proyecto originario de hace 25 años.
La CTA es un proyecto inconcluso, imaginado hace 25 años y en construcción. No es una Central de sindicatos, es una Central de trabajadoras y trabajadores, con votación directa y que debemos respetar.
No es una confederación que asume mandatos de sus organizaciones, sino una organización con afiliación y votación directa, de múltiples voluntades para hacer realidad un nuevo modelo sindical de democracia y libertad que dispute con el viejo modelo de la burocracia sindical asociada a las patronales. En ese camino sostennos acuerdos y diferencias.
En ese sentido, integro junto a otras/os compañeras/os una corriente de izquierda que hizo parte de la corriente Germán Abdala, hegemónica en el proceso histórico de construcción de la Central y que más allá de matices asume las decisiones colectivamente asumidas.
Es oportuno recordar que la Corriente de Izquierda en al CTA A surgió a instancia del debate en la CTA del 2006 para incorporar a la Central a la CSI y la CSA. Muchos nos opusimos porque sosteníamos el carácter autónomo de la Central. Pese a perder nuestra posición mantuvimos la pertenencia y la institucionalidad, aceptando la voluntad democrática de la mayoría. Desde esa oposición articulamos posiciones locales y regionales, especialmente en la construcción del Encuentro Sindical Nuestra América, el ESNA, que actúa desde 2008 en unidad de acción con centrales adheridas a la FSM, a la CSA y a quienes no tienen adhesión a ninguna central mundial. Vale mencionar que la CTA A creció en la participación y construcción del ESNA, creciendo su papel en la coordinación continental. Haberse adherido la CTA a la CSA-CSI no impidió que continuáramos en la CTA y su nueva adscripción internacional, que a algunos enorgullece y otras/os seguimos discutiendo, por lo que no aceptamos que se mencione despectivamente la articulación de compañeras/os y de la propia CTA en el ESNA u otros ámbitos de articulación mundial, especialmente la Federación Sindical Mundial, la FSM.
La ofensiva del capital se desató con violencia en las dictaduras militares del cono sur y por más de 40 años, el poder económico mundial incrementa la explotación de la fuerza de trabajo; saquea nuestros bienes comunes y subordina a una lógica consumista a la sociedad para asegurar las ganancias de los monopolios transnacionales de la producción. Nuestro objetivo es frenar esa iniciativa política y si podemos, intervenir en la generación de un nuevo sentido común desde el clasismo, por el anticapitalismo y el antiimperialismo. Se trata de construir un bloque popular desde la centralidad de las/os trabajadoras/es y por eso nuestra apuesta irresuelta por un movimiento político social y cultural de liberación y las mediaciones del intento por construir un movimiento por una constituyente social.
Es un objetivo que nos permite recuperar las luchas de los 60 y 70 del siglo pasado, emblemáticamente expresado en el Cordobazo, aquel 29/5/1969, parte de una gigantesca acumulación de poder popular mundial a fines de los 60 y comienzos de los 70, con los comunistas y el pueblo de Vietnam y la solidaridad de los pueblos del mundo triunfando sobre el imperialismo yanqui entre 1973/75.
Fue esa gigantesca movilización y organización popular mundial lo que motivo el terrorismo de Estado en el Cono Sur, con el Plan Cóndor, que ayer recibió las primeras condenas a parte de los responsables del genocidio transnacional que imaginaron las clases dominantes con el poder de los Estados bajo dictaduras. Esa gigantesca ofensiva del capital tuvo freno en los procesos gestados desde la lucha popular y que incluso fueron gobierno en este comienzo de Siglo XXI en Sudamérica. Un proceso que aún requiere ser discutido para aprender sus lecciones y animarse a ir por más, a no quedarse en el posibilismo de las reformas y ser consecuente con la “revolución”, expresión que tomo de Víctor de Genaro en el cierre de la constituyente social en 2008 en Jujuy.
Estas notas están escritas para la discusión fraterna con compañeras/os que hace años compartimos organizaciones y movilizaciones, para intentar superar divisiones que agiganten la fragmentación popular y podamos hacer realidad la CTA A de masas y efectiva en la disputa y desafíos que nos propone en nuestro tiempo la lucha de clases.
Buenos Aires, 28 de mayo de 2016



[1] Vladimir I. Lenin. El imperialismo, etapa superior del capitalismo. Obras Escogidas, Tomo III, páginas 373 en adelante.  Editorial Cartago. Buenos Aires, 1973.

Estancamiento e inflación

Los datos de la economía argentina son preocupantes y combinan el estancamiento con la elevación de los precios, un combo destructivo para la mayoría de la población con ingresos fijos y bajos.
Con el estancamiento derivado del enfriamiento deliberado de la actividad económica, producido por el Gobierno Macri, la consecuencia directa es pérdida de empleos, y por ende suspensiones y despidos, o chantaje empresario para bajar sueldos a cambios de empleo.
La respuesta empresaria, de los que pueden establecer precios, apunta a cambiar volumen de ventas por precios, asegurando rentabilidad. No importa que el gobierno les solicite mesura, y mientras pueden, aumentan precios en resguardo de su tasa de ganancia.
Queda claro que los perjudicados son la mayoría de la población argentina, con bajos ingresos y evolucionando por debajo de la inflación. En una estimación reciente realizada con informes del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, la inflación del último año transcurrido, a abril del 2016, supera el 40%. Las proyecciones para todo el 2016 apuntan en ese sentido.
La política económica de Macri empuja el enfriamiento económico para bajar la tendencia inflacionaria. Es lo que sugiere en Ministro de Energía cuando dice que si el combustible es caro, los consumidores deben abstenerse de comprar. Pura lógica ortodoxa del monetarismo tradicional, que acompaña el Presidente del Banco Central con su aspiradora de fondos y tasas del 37,5% para captar inversiones de compañías de seguro, Fondos de Inversiones, Bancos y especuladores de todo tipo.
Aranguren y Sturzenegger son las caras visibles de la ortodoxia monetarista que impera en el gobierno Macri. No les importan las consecuencias sociales si al final logran bajar a cualquier costo la inflación. Sin éxito por ahora, aunque auguran una merma inflacionario desde Julio, a costa, claro está, del nivel de consumo.
Unidad de acción contra la lógica de la ganancia
Las respuestas no se hacen esperar y con la movilización masiva del 29/4, de la unidad de acción, se hacen visibles y estimulan muchas otras protestas, ocultadas por la prensa en general. No solo contra los despidos y la carestía, sino contra la impunidad de los re-marcadores de precios, tal como se sustenta en la campaña “super vacíos”, en la segunda versión del 10/5.
Es interesante la multiplicación de protestas en unidad de acción, algo que no muchos entienden, pero que la realidad impone. Resulta interesante como se buscan lógicas para la protesta, cuando estas se imponen por la fuerza de la movilización y la organización popular.
Algunos sostienen que la ley anti despidos es ineficaz para asegurar el fin de los despidos. Quizá tengan razón, pero en la agenda de discusión política se impuso un consenso contrario a los despidos y eso es lo que importa.
Vale recordar que las centrales sindicales fueron convocadas al Parlamento a discutir por el impuesto a las ganancias y desde la CTA Autónoma se orientó el debate y la demanda hacia la “emergencia ocupacional”.
La primera batalla es por las ideas, más allá del éxito de una legislación, que igual no quieren los empresarios y el gobierno. Por algo será, aunque la impunidad les permita desoír el mandato legal, la sola existencia del instrumento y el consenso social y político a no despedir los desarma en la disputa de consenso para el poder.
También es cierto que algunos critican las visitas a un Parlamento poco amigable con las organizaciones populares, y otros agregan el carácter de impresentables de los dirigentes de algunas de las centrales sindicales. Todo eso es verdad, sin embargo, el accionar conjunto de las centrales y la presencia en el Parlamento expandió la vos de los afectados por los despidos, sean los que sean según las distintas fuentes de información.
El enunciado de razones de principios que sustentan algunos, en el marco de la crisis política vigente afecta la capacidad de movilización y organización popular, por lo que el desafío pasa por más iniciativa política popular para disputar el consenso masivo para construir una subjetividad consciente para un orden que afecte la lógica capitalista de ordenamiento social.
La lógica capitalista es por la maximización de la ganancia. La lógica de política económica es por bajar la inflación a costa de la mayoría de la sociedad. La realidad es que el capitalismo para funcionar necesita de la inversión, esquiva en estos momentos de crisis mundial del capitalismo.
El anticapitalismo como respuesta
En todo caso, el gobierno, mientras espera el ilusorio arribo de inversores o prestamistas externos, apurará la inversión pública a costa de contradecirse y emitir moneda, toda una sinrazón que agrava las respuestas contractivas del Banco Central con tasas de estímulo a la especulación financiera y negadora de cualquier reactivación del crédito productivo.
Seamos claros, el inversor capitalista busca la valorización de su inversión, es decir, no se invierte si no es atractivo para asegurar la ganancia. Por ello, el problema no es la falta de inversión, sino el capitalismo. No es sencillo confrontar al capitalismo y menos transformarlo, pero es ilusorio imaginar respuestas favorables a los pueblos diagnosticando la falta de inversión. Incluso, pensando en el inversor público, vale mencionar que se trata del Estado capitalista y por ende, actúa en beneficio de recuperar la lógica capitalista.
Lo dicho no quiere decir que nada puede hacerse hasta no terminar con el orden capitalista, claro, pero al mismo tiempo resulta imprescindible la crítica y la denuncia al capitalismo real para no abrigar expectativas en apuestas al capitalismo nacional, serio o norma, o a una burguesía nacional, incluida la sustitución con el papel del Estado.
Con estas lógicas neo-desarrollistas o neo-keynesianas se alimentan ilusiones de soluciones en el marco del capitalismo, con reformas paliativas que auguran posibilidades de cambios profundos más adelante. La realidad en América Latina en estas horas es que la demora en mutaciones económicas profundas, que desarmen la lógica capitalista, aborta experiencias de cambios políticos y abren las puertas a respuestas más acordes con las corrientes principales, hegemónicas del orden capitalista mundial.
La realidad exige aumentar la iniciativa política en unidad de acción para confrontar con políticas antipopulares sustentadas por el gobierno Macri y construir amplia subjetividad consciente por una sociedad no capitalista, que construya en simultáneo a la protesta un programa alternativo de otro modelo productivo sustentado en la soberanía alimentaria, energética, financiera, popular, en articulación con procesos similares en la región y en el mundo.

Buenos Aires, 9 de mayo de 2016