M.H.: Quiero empezar por un tema que fue motivo de
una preocupación muy especial de tu parte, la decisión del Congreso Nacional de
constituir una Bicameral que iba a investigar la deuda. Después nos encontramos
con este tema de la Ley Buitre, con la posibilidad inclusive de que continúe la
litigiosidad contra nuestro país a pesar del acuerdo y con que estos fondos
buitres han obtenido una renta de entre el 400 y el 1000%. ¿Cuál es tu análisis
de todo esto?
J.G.: Lo más grave del tema es que estamos
conversando esto mientras que el Ministro de Economía argentino, Prat Gay, está
de gira por EE. UU. y Europa intentando conseguir U$S 15.000 millones de deuda
pública argentina, de esa cifra U$S 12.500 millones es lo que autoriza el
Parlamento para pagar a los holdouts,
es decir, los acreedores que no entraron en el canje de deuda 2005/2010.
Por lo tanto,
sobran otros 2.500 millones de dólares que imagino que el gobierno usará para
distintos destinos, sea para cubrir el déficit fiscal, comercial o para
orientarlo a alguno de los proyectos que el Poder Ejecutivo está planteando en
este tiempo. Recordemos que no solo el Parlamento lo aprobó en ambas Cámaras, a
pesar de que el macrismo no tiene mayoría ni en Diputados ni en Senadores, lo
que supone el acompañamiento de sectores de la oposición, fundamentalmente el
PJ, del kirchnerismo, que avalaron el proyecto del macrismo para “cerrar” el
tema con los acreedores externos que habían demandado a la Argentina en la
justicia estadounidense, algunos otros que se acogieron a la sentencia del Juez
Griesa y otros que no habían recurrido a la justicia pero que el gobierno
argentino los ha salido a buscar.
La noticia de esta
semana es que un poco más del 90% de los acreedores que todavía no habían
entrado al canje, que explica el default por la cesación de pagos en Argentina,
habría acordado. Lo digo en potencial “habría acordado” porque esta semana va a
haber una segunda instancia de la justicia estadounidense para definir si se
levanta el embargo que hay sobre los pagos que Argentina depositó en bancos
estadounidenses en los últimos dos años. Hace dos años que Argentina no está
pagando a los tenedores de títulos que ingresaron a los canjes de deuda y que
tienen bonos con legislación estadounidense. Argentina es un riguroso pagador,
ha pagado, pero como esos recursos fueron inhibidos de llegar a las cuentas de
cada uno de los acreedores, están depositados en bancos estadounidenses.
Esta es una semana
clave donde esos fondos pueden ser desbloqueados y finalmente llegar a las
cuentas de los llamados “hold in”,
que son los acreedores que ingresaron a los canjes de deuda. El tema es
bastante complejo, como bien señalabas, con estos pagos que Argentina está
intentando hacer ahora hay acuerdo, pero debería instrumentarse el pago, lo que
debería suceder en cortísimo plazo.
Hay rentabilidades
del 400 al 1000% y eso motiva a otros acreedores que entraron en canjes de
deuda y que están muy lejos de esa rentabilidad, estén haciendo sus cálculos y
viendo si es posible demandar a la Argentina. Con lo cual es muy probable que
haya litigiosidad a futuro, en tanto y en cuanto no terminen de cerrar con el 100%
de los acreedores que hacen al default argentino no cierren en este acuerdo. Hasta
ahora se habla de más de un 90%, quiere decir que hay un remanente con el que
no hay acuerdo. Es un tema que no termina de resolverse y habrá que ver si
todos aquellos acreedores que han
cobrado de parte de la Argentina mucho menos de lo que ahora se les ofrece a
los fondos buitre, que por propia definición son grandes especuladores del
sistema financiero mundial y lo que muestra que no solo la deuda es una estafa
al conjunto del pueblo argentino, sino que además algunos acreedores que
entraron al canje pueden considerar que ellos han sido estafados. Es decir que
hay múltiples estafas.
Es dramático, esto
es el orden capitalista contemporáneo, vinculado a la especulación, al delito,
a las ganancias desmesuradas sobre la base del hambre del pueblo argentino. Hoy
tenemos un despliegue de iniciativas de protesta muy grande, no nos alcanza
para plantear las protestas. Hay, por mencionar lo más visible, un paro
nacional convocado por ATE para la semana que viene acompañado por varios
gremios estatales, una jornada nacional de lucha que plantea la Central de Trabajadores
Argentinos (CTA).
La convocatoria de
las centrales sindicales para el 29 de abril asociado a una demanda que
encabeza todas las demás que es la emergencia ocupacional en Argentina, esto es
una novedad porque hasta hace poco las centrales sindicales la bandera que
levantaban era la del impuesto a las ganancias, aumentar el mínimo no
imponible, etc. Ahora la demanda principal es la emergencia ocupacional. Las cinco
dirigencias sindicales más importantes estuvieron en el Senado hacen muy pocos
días reclamando un programa mínimo donde a la cabeza estaba este tema. Sigue el
tema del impuesto a las ganancias pero se incorpora el 82% móvil para los
jubilados, la convocatoria al Consejo del salario, el empleo y la productividad
para discutir en términos generales.
Hoy tenemos un Ministro
de Economía que está buscando 15.000 millones de dólares de deuda en el
exterior, pero para pagar deuda vieja, no se está pensando en usar algo de ese
dinero para morigerar las difíciles condiciones del funcionamiento de la
economía argentina actual. Entre los problemas que preocupan al amplio sector
asalariado, el principal es la inflación, hay consultoras que hablan de una
inflación entre un 6 y 8,5% para abril.
M.H.: El tema de la inflación ha desplazado la
preocupación ciudadana sobre la corrupción que encabezaba todas las encuestas
anteriores.
J.G.: Porque afecta a la mayoría de la población
que vive de ingresos fijos. Cualquiera que va a consumir algo, en el almacén,
la verdulería, la carnicería se encuentra con crecimientos de precios
espectaculares.
M.H.: Leyendo hoy Ámbito Financiero, encuentro que en sus páginas interiores levanta
una información de la reunión plenaria del Consejo Federal del Trabajo que se
realizó en San Juan, donde estuvo el Secretario Sabor. Allí, el Ministro de Trabajo
de La Pampa señaló que las provincias tienen sus economías prácticamente
paradas.
J.G.: Claro, estamos hablando de la inflación pero
quizás lo más preocupante es el rumbo recesivo de la economía argentina y
combinar estancamiento con inflación es la suma de los problemas del conjunto
de la sociedad. No hay un horizonte de crecimiento de la economía, se ve
decrecimiento, estancamiento, tendencia recesiva. Por lo tanto, las
expectativas que había generado en alguna parte de la sociedad el cambio de
gobierno, se empiezan a derrumbar al recorrer el conjunto del país, porque las
economías regionales no repuntan ni siquiera por la tradicional evolución del
agro, mucho menos el sector industrial, por lo tanto, se presenta un cuadro
económico complicado. El estancamiento y la inflación, “estanflación”, es el
horizonte que aparece y es muy preocupante.
Hay crisis política en la Argentina
M.H.: Volviendo al tema de la deuda, el gobierno
presentó un escenario en los días previos, dijeron “o resolvemos el tema con
los buitres o vamos a tener que hacer un ajuste brutal”. O sea, deuda o ajuste.
J.G.: Y lo que tenemos es deuda y ajuste. Son
fenómenos discursivos. El gobierno ha ganado las elecciones con un determinado
mensaje. Una parte muy importante de la sociedad ha votado por el macrismo sin
ser macrista, sin ser liberales ni pro empresas. Por eso desde el primer día
señalamos que hay crisis política en la Argentina. Uno puede pensar que el voto
genuino al macrismo es de un 25%, del mismo modo que una cifra parecida fue la
del voto genuino por el kirchnerismo. En el medio hay un 50% de votantes que
votaron en contra de Macri y de Cristina Kirchner. Esa es una expresión de
crisis política. Creo que ahora el macrismo intenta transformar ese apoyo
electoral en consenso institucional político, a la política de corte neoliberal
y eso está poniendo en tensión a la Argentina porque se están generalizando los
conflictos de diverso tipo.
La semana pasada
ocurrió el primer boicot a los supermercados, hace mucho tiempo que en nuestro
país no había iniciativas novedosas como ésta, impulsadas desde una central de
trabajadores como es la CTA, con organizaciones de consumidores y otras
organizaciones sociales que no solo plantean reivindicaciones de trabajadores,
sino que plantean reivindicaciones del conjunto de la sociedad. Incluso muchos
sobrestimaron la medida porque “la gente no compra un jueves” como fue el 7 de
abril, pero va y compra al día siguiente. Sin embargo, los supermercados
hicieron ofertas cuantiosas, hasta del 80% en algunos productos para atraer
compradores.
A los grandes
capitales no le sirven las grandes protestas y las protestas ayudan a que la
sociedad empiece a tomar conciencia de que se puede luchar. Digo esto porque
hay muchos argumentos que sostienen que “son los primeros meses de gobierno”,
se insiste con “van recién 4 meses”, pero también ya van cuatro meses y en ese
tiempo el nivel de inflación va a andar por un 20%, lo que proyecta una
inflación anual del 40% si es que logran bajar los índices actuales, porque si
en cuatro meses llegás al 20% y si tienen éxito en seguir apretando y cerrando
la economía lo que van a lograr es que los precios bajen por asfixia de la
sociedad, pero igual la baja no va a ser menor a un nivel cercano al 40%.
M.H.: Dentro de este panorama, ¿cambia algo la
presencia de Cristina?
J.G.: Lo que está mostrando es cierta capacidad de
movilización de un núcleo de manifestantes convocados por un grupo de
organizaciones adherentes muy importantes y la verdad es que hasta ahora la ex
presidenta no ha dicho ni una palabra, solo ha hecho una manifestación de
cierta capacidad de convocatoria. Habrá que ver si esa convocatoria solo está
asociada al tema de la demanda judicial que tiene que enfrentar o si está
asociada a un proyecto político de más largo aliento. Hay seguidores de
Cristina que han instalado la consigna “Volveremos”, el problema es que
necesitamos en el movimiento popular hacer un balance de lo que representaron
doce años de gobierno kirchnerista. Muchos sugieren dejar la corrupción de lado
y ver las transformaciones que hizo el kirchnerismo. Ese es el problema, hay
que hacer un balance de la corrupción por un lado, que fue facilitada en este
tiempo histórico y al mismo tiempo por la consolidación de un modelo productivo
que favoreció la sojización, la minería a cielo abierto, el aliento al fracking y la explotación de los
hidrocarburos no convencionales, el carácter de la Argentina como pagador
serial y la búsqueda, sobre todo, en los últimos tiempos del gobierno
kirchnerista de alianzas con transnacionales de la producción, las finanzas y
los servicios.
La Argentina
necesita hacer un balance desde la crisis de 2001 hasta la actualidad y en mi
opinión lo que termina de confirmarse es que en 2001 se hizo evidente una
crisis política que hoy continúa, de otra manera, bajo otras formas, y que la
exigencia sigue siendo la necesidad de la aparición de un proyecto político de
carácter alternativo que contenga multiplicidad de experiencias que existen en
Argentina, de transformación social, económica y política y de una cultura de
construcción de nueva organicidad, en empresas y fábricas recuperadas, por hablar
de economía, en muchas cooperativas de trabajo. Así como iniciativas que se han
desplegado exitosamente en contra del modelo productivo.
En una reunión
hace pocos días, recordábamos la lucha del pueblo riojano en Famatina que hoy
se expresa en la lucha de los jachaleros en San Juan que están denunciando lo
que representa la contaminación de los ríos de esa provincia.
El gran problema de América Latina es no
haber construido sujetos económicos conscientes para el cambio
M.H.: ¿El progresismo conduce necesariamente a
derrotas y desastres sociales?
J.G.: No necesariamente, habría que ver a qué le
llamamos progresismo. Los progresismos hay que verlos en contexto histórico,
uno puede considerar que el gobierno de la Unidad Popular en Chile en los `70
era progresismo, pero era otro momento histórico, en el que Vietnam le estaba
ganando a Estados Unidos. Había un clima diferente. Después hay que ver la
ofensiva neoliberal desarrollista con las dictaduras militares en los ´70 en el
Cono Sur, en los ´80 con Thatcher y Reagan, y en ese contexto los progresismos
que aparecieron en América Latina a comienzos del siglo XXI generaron mucha
expectativa de cambio.
Entonces, el
problema no es “progresismo sí o no”, sino cuál fue el rumbo que asumieron los
movimientos sociales y populares que fueron los que generaron las condiciones
de cambio político en nuestra América. En realidad lo que se frenó es la
capacidad de cambio, que no alcanzaba con el cambio político, que se requería
de un cambio económico, ir a fondo del cambio de estructura, de las relaciones
sociales de producción, en cambiar la ecuación de beneficiarios y perjudicados.
Eso es lo que no
se hizo en términos generales, porque hay matices entre los distintos países.
Podríamos pensar por qué perdura la situación de Bolivia. Bolivia tiene en su
haber el haber reorientado la renta petrolera, lo que motiva en sí mismo una
discusión, fue un tema muy fuerte y duro que es lo que explica el “éxito”
relativo de la experiencia boliviana. En el caso venezolano el tema también es
clave, pero asociado a la baja de los precios del petróleo y no haber podido
avanzar en la diversificación productiva es lo que pone en observación el
proceso.
Creo que el gran
problema de América Latina es no haber construido sujetos económicos
conscientes para el cambio. Haber reorientado la economía de nuestra América en
otro sentido. Por ejemplo, en el 2007 se anunció el Banco del Sur y estamos en
2016 y el Banco del Sur nunca estuvo cerca de materializarse e incluso de
intervenir en el financiamiento de un proyecto de desarrollo alternativo en la
región. América Latina se entusiasmó con el No al ALCA en 2005, y entre 2005 y
2010 generó un conjunto de iniciativas de integración alternativas como
Petroamérica, por ejemplo.
M.H.: Hoy es 12 de abril en un nuevo aniversario
del fallido golpe contra Hugo Chávez. ¿Creés que la ausencia de Chávez influyó
sobre esta no concreción de estos proyectos?
J.G.: Debería contestar que sí, porque las
personas intervienen, influyen los liderazgos. Pero cuando Chávez estaba muy
enfermo y alguna gente me preguntaba qué iba a pasar después, yo contestaba que
apuesto a los procesos colectivos y sociales de masas y que el tema no pasa por
si Chávez hubiera vivido dos, tres o diez años más, sino que los procesos son
sociales, lo que la sociedad es capaz de hacer, lo que el movimiento popular es
capaz de gestar.
Creo que venimos
de un atraso cultural histórico muy fuerte. Lo que el Che Guevara sostenía,
“crear el hombre nuevo” es muy difícil porque tenés que hacerlo bajo la
opresión de la ofensiva del capital que se viene desarrollando en los últimos
40 años.
Hacer una
revolución en su sentido más profundo, requiere una transformación cultural muy
fuerte. Hubiese sido mejor que Chávez continuara viviendo, era el líder
indiscutido del proceso venezolano, había tomado la posta del liderazgo de los
procesos revolucionarios en América Latina luego del de Cuba, de Fidel Castro;
pero creo que la genuinidad de los procesos está en lo que seamos capaces de
construir desde los pueblos.
En Argentina
tendríamos que preguntarnos cómo fue que con la tremenda protesta que tuvimos
en 2001, con las batallas enormes que dimos en aquel tiempo histórico, no
fuimos capaces de construir como movimiento popular, como movimiento social,
proyectos alternativos e incluso liderazgos.
Cuando uno mira la
masiva marcha del 24 de marzo pasado, poblada de mucha juventud, se ve que hay
memoria, pero lo que no hay es un proyecto político que contenga esa capacidad
de protesta, de movilización, de disposición a la organización de una parte muy
importante de la sociedad argentina, especialmente de los más jóvenes.
Por eso creo que
hay que reflexionar mucho sobre esto de la crisis política. No reiterar viejas
consignas, pensar mucho lo que ocurre, ser muy generosos en los procesos de
articulación de la unidad del movimiento popular.
Creo que hoy hay
nuevos procesos de fragmentación en el movimiento popular argentino que no
conducen a buen puerto y que lo peor que puede pasar ahora es que surjan grupos
que se auto designen y lideren un proceso de cambio, porque esto tiene que ser
generado desde una dinámica de importante densidad social movilizada y
consciente contra el orden capitalista, que es retomar el comienzo de nuestra
conversación, tenemos un ministro buscando 15.000 millones de dólares y hay
cuantiosas necesidades insatisfechas que la sociedad necesita resolver.