A más de dos meses de iniciado
el gobierno de Mauricio Macri no hay sorpresas.
Sus primeras medidas expresan
una brutal transferencia de ingresos desde la mayoría de la población, los
empobrecidos, hacia la minoría, los enriquecidos.
Primero fue la devaluación
monetaria, que reconoce entre sus beneficiarios a los grandes productores
agrarios, mineros y empresas industriales que destinan su producción al
exterior.
Son los grandes exportadores los
grandes ganadores, y además de ellos los banqueros y sus juegos derivados de la
suba de la tasa de interés, establecida así por el Banco Central para intentar
que los ahorristas (con dinero, obvio) no demanden dólares y queden en pesos
realizando fondos fijos o comprando títulos públicos o privado.
Grandes exportadores y
especuladores son los ganadores. Los perdedores se cuentan entre la mayoría de
la población que mantuvo ingresos congelados mientras los precios se adecuaban
al nuevo valor del dólar. Así, los ingresos populares fueron los mismos que
cuando el dólar cotizaba 1 a 9 pesos y ahora que cotiza 1 a 15 pesos.
Los empresarios fueron subiendo
los precios y la mayoría de la población tuvo ingresos congelados, salvo el
mísero bono de fin 2015 de 400 pesos por única vez otorgado para jubilados y
pensionados y tenedores de planes
sociales.
Con el anuncio de la
actualización de los haberes jubilatorios según dispone la legislación vigente,
solo se recuperará parcialmente lo perdido en los seis meses desde que se
perciba el nuevo monto de ingreso jubilatorio, mientras los precios subieron
por encima. Si la actualización es de 15%, los precios escalaron 18%, y aun en
ese promedio, debe considerarse un mayor aumento en alimentos y medicamentos,
dos rubros de fuerte impacto entre las personas de mayor edad. Los jubilados y
pensionados continúan perdiendo.
La mitad de la población en la
Argentina tiene serio problemas para satisfacer sus necesidades y entre ellos
se encuentra la mayoría de los jubilados y pensionados.
Inmediatamente después de la
devaluación se difundió la quita de retenciones para las exportaciones agrarias
e industriales, salvo para la soja que se redujo del 35% al 30%. Luego se
anunciarían la eliminación de las retenciones a las exportaciones mineras.
Esas medidas suponen una
disminución del ingreso estatal y un incremento del rédito de esos grandes
exportadores de soja, trigo, maíz, carne, autos, oro, etc. Son millones que se
restan del presupuesto público e impide discutir su uso social.
En simultáneo con la devaluación
y la quita de retenciones se inició un proceso de negociación con los
acreedores que no ingresaron a los canjes de deuda del 2005 y 2010, los que
tienen una sentencia en firme de la justicia de EEUU y otros que se anotan en esos
beneficios.
La oferta concreta supone
incremento de la deuda pública que compromete recursos presupuestarios y
reservas internacionales a futuro.
No solo negociación, sino que ya
ingresó un primer préstamo por 5.000 millones de dólares a tasas muy elevadas,
realizado por un conglomerado de 7 bancos transnacionales. Es una gran hipoteca
a pagar por mucho tiempo.
El dato real es que los precios
crecen al ritmo de la nueva paridad del dólar y a la impunidad empresaria que
siente al Gobierno Macri como propio, mientras los ingresos populares se
mantienen congelados.
Ya empezaron las negociaciones
paritarias, y el gobierno pretende limitar la actualización salarial al
objetivo sustentado de inflación menor a 25%, muy lejos de cualquier demanda
sindical que se encuentra entre 35 y 45%.
Es que algunos sostienen que con
menos de 20.000 pesos mensuales no se puede vivir y los trabajadores del
INDEC-ATE sostienen que a diciembre del 2015 hacían falta 15.677 pesos
mensuales para sostener a una familia tipo de 4 personas.
A esos montos hay que
actualizarlos con la exagerada suba de precios del primer bimestre del 2016.
El descontento crece y ya
existen cuantiosas medidas de protesta social, entre las que destaca el paro
nacional de ATE, con contundente apoyo. Del mismo modo que la vos docente
rechazando actualizaciones salariales míseras para ingresos muy disminuidos del
magisterio.
Por eso el gobierno anticipó una
actualización del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias que sin
perjuicio de algunas mejores de ingresos para algunos trabajadores de altos
sueldos, la realidad es que el anuncio quedó muy lejos de las expectativas que
se habían generado.
No hay duda, que el gobierno Macri
es pro empresas y ganancias en contra de
la satisfacción de las necesidades de la mayoría de la población de ingresos
fijos, entre ellos, claro, las trabajadoras y trabajadores, activos y pasivos.
El horizonte cercano demanda
esfuerzos de mayor organización popular para la lucha en defensa de
reivindicaciones histórica, entre ellas el ingreso, pero también predisponerse
a ir más allá para ganar en conciencia y luchar no solo por los derechos
legítimos, sino por disputar el consenso de la sociedad para otra sociedad que
ponga por delante de la ganancia la satisfacción de las necesidades sociales mayoritarias.
Buenos
Aires, 20 de febrero de 2016
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