Argentina puso en
órbita el satélite Arsat-1 producido por la estatal INVAP, lo que pone en
discusión varias cuestiones.
Una remite a la
sobrevivencia de una empresa estatal provincial, que surgida en los 70 pudo
sortear la ola privatizadora de los años 90´ y discute, desde la fuerza de los
hechos, los cuestionamientos ideológicos a la gestión estatal. No es cierto que
la gestión privada sea más eficiente que la gestión estatal. Claro que algunos
dirán que no alcanza con la eficiencia de la empresa si ello no incluye
procesos de participación de los trabajadores e incluso de la sociedad, pero
eso es otro tema.
Otra cuestión nos
lleva a la potencialidad de desarrollos productivos locales, ejecutados con
recursos económicos suficientes y fuerza laboral, profesional y científica
local, con capacidad de competir mundialmente. La mundialización exige
tecnología específica y de punta, en general en manos del capital externo, lo
que define la subordinación de cualquier emprendimiento económico. Es un asunto
de debate en nuestra región ante los límites que supone la dependencia
tecnológica para proyectos alternativos, cuando la región es re-colonizada ante
la demanda de estratégicos recursos naturales. Existe la posibilidad de romper
el límite cultural de la dependencia tecnológica y frenar la fuga de cerebros.
Resulta
imprescindible la discusión de ambas premisas, la cuestión de la gestión
estatal y la relativa a los desarrollos tecnológicos autónomos. Es que en las
últimas cuatro décadas y no solo en Argentina, sino en el ámbito mundial, se
generalizó la concepción que afirmaba la ineficacia de la gestión estatal con
relación a la privada. Al mismo tiempo existe un límite cultural para pensar la
independencia tecnológica, con un sentido común que argumenta a favor de no
innovar ni invertir en procesos productivos estratégicos, incluso pensando en
tantas necesidades insatisfechas de la mayoría de la población. La experiencia
de INVAP es contraria a toda cultura de la improvisación y demuestra la
importancia de la persistencia por un largo tiempo de un proyecto que supone
articulación de recursos económicos y potencial humano aplicado a desarrollos
científicos y tecnológicos que permiten inserción internacional especializada
en un sector de punta. Son consideraciones de orden político, ideológico y
cultural que anidan el debate en toda la región para pensar la consolidación
del cambio político y las bases materiales no dependientes para construir
nuevas relaciones socio económicas.
La cuestión
nuclear y la independencia tecnológica
Convengamos que
INVAP involucra un complejo entramado de desarrollos tecnológicos y
científicos, con un fuerte origen en el área nuclear. Es cierto que existe
discusión en la sociedad, no solo en el país, sobre el uso de la energía
nuclear, donde la Argentina era potencia destacada en la perspectiva de los
años 70 y la emergencia de la crisis energética, especialmente explícita en
EEUU condicionó el desarrollo posterior. Es más, fue la orientación de
subordinación al imperialismo estadounidense en los 90, lo que discontinuó y
desmanteló procesos tecno-científicos asociados a la energía nuclear, un
tema que vuelve a instalarse en la política del gobierno y que reabre el debate
sobre las fuentes energéticas alternativas.
Traemos a
discusión la cuestión, porque el desmantelamiento de la política nuclear no
impidió desarrollos alternativos en el área satelital, las comunicaciones,
sistemas de automatización para proyectos industriales o espaciales, todos con
reconocimiento internacional, lo que ha permitido actuar en la provisión y
mantenimiento de equipos en diferentes países del mundo, desplazando a otros
proveedores de países capitalistas desarrollados. Quiero insistir que puede
discutirse la orientación hacia el uso de la energía nuclear, pero la
experiencia de INVAP, ahora difundida por el lanzamiento exitoso del primer
satélite geoestacionario latinoamericano de telecomunicaciones, con capacidad
de brindar servicio a todo el territorio nacional (televisión digital e
internet) e incluso a los países vecinos, hace evidente la posibilidad de
discutir un modelo productivo no dependiente de las transnacionales
capitalistas.
Existen proyectos
de continuidad, lo que supone una cadena de proyectos a futuro, algunos en
desarrollo para la exportación de equipos y procesos, de hardware y software.
Vale la pena ingresar al sitio en internet de INVAP y leer que se definen como
“una empresa dedicada al diseño y construcción de sistemas tecnológicos
complejos, con una trayectoria de casi cuarenta años en el mercado nacional y
treinta en la escena internacional. Su misión es el desarrollo de tecnología de
avanzada en diferentes campos de la industria, la ciencia y la investigación
aplicada, creando “paquetes tecnológicos” de alto valor agregado tanto para
satisfacer necesidades nacionales como para insertarse en mercados externos a
través de la exportación.”[1]
Es una definición
para extenderla, críticamente, a otras esferas del modelo productivo y de
desarrollo vigente en la Argentina, que en el agro, la minería o la industria
promueve la profundización de los lazos de dependencia capitalista,
especialmente a partir del condicionante científico y tecnológico, por lo que
nos interrogamos sobre la experiencia del ARSAT-1 y la necesidad del debate
político e ideológico por la independencia.
Buenos Aires, 17 de octubre de 2014
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