Variados son los temas para comentar las novedades de la
política económica de estas horas, y entre ellos destacan los cambios en el
BCRA, con designaciones más funcionales a la lógica política emanada desde el
Ministerio de Economía.
En los últimos tiempos, la prensa no oficialista daba cuenta
de contradicciones entre los titulares del BCRA y de Economía, que terminó en
denuncias de la Presidenta sobre informaciones surgidas del BCRA y utilizadas
por la banca para sus negocios y rentabilidad. Finalmente renunció Juan Carlos
Fábrega, titular del BCRA, quien tenía estabilidad asignada por el Senado
durante 6 años, y no alcanzó a cumplir el primero en sus funciones.
Hay
equipo
Las nuevas designaciones son movimientos desde el interior
del propio gobierno, en lo que aparece un intento por homogeneizar el equipo al
frente de la política económica en torno del Ministro. La novedad en el ciclo
kirchnerista es la aparición de un equipo en el área de la economía.
Hace mucho tiempo que no se veía un equipo de gestión armado
con antelación a la función en el gobierno. Es lo que resulta de la gestión
Kicillof. Sus principales colaboradores fueron compañeros de militancia y
actividad universitaria antes de la gestión gubernamental, lo que otorga
sentido de pertenencia y lealtad a los objetivos propuestos desde el gobierno,
más allá de los acuerdos que se tengan de los propósitos y medidas que se
adopten.
La afinidad ideológica de un equipo de gobierno constituye un
elemento a destacar para un proyecto político en el gobierno, algo que se
verificó al comienzo de la dictadura con el equipo de Martínez de Hoz y luego
en los 90´ con el equipo de la Fundación Mediterránea liderada por Cavallo.
Con los equipos de Martínez de Hoz (1976-1981) y con los de
Cavallo (1991-1996 y 2001) se consolidó una nueva institucionalidad para la
liberalización y transnacionalización de la economía local. ¿El actual equipo
económico se propone desarmar las condicionalidades pensadas a mediados de los
70´ y construida en los 90´? La política económica puede estar orientada al
cambio de la estructura económica y social, o a su mantenimiento y
profundización.
El rumbo actual, favorable a la reinserción subordinada en el
sistema financiero mundial, vía nuevo ciclo de endeudamiento parece sostener la
lógica asociada de deuda pública para la dependencia; del mismo modo que la
inserción industrial dependiente de la importación creciente de partes para el
armado de productos finales (no solo en automotores); además de mantener un
modelo productivo en el agro de subordinación al monocultivo hegemonizado por
las transnacionales de la alimentación y la biotecnología, junto a la búsqueda
de inversores externos para la explotación mega minera a cielo abierto y de
extracción de hidrocarburos no convencionales con la tecnología depredadora de
la fractura hidráulica. Las críticas de las clases dominantes y sus expresiones
ideológicas se sustentan en un discurso ortodoxo de no regulación estatal y
absoluta libertad de mercado para los sectores hegemónicos, propio de los
proyectos que asumieron la liberalización como objetivo asumido.
El nuevo responsable de conducir la política monetaria y
crediticia desde el Banco Central es Alejandro Vanoli, más cercano a los
propósitos del ministro de economía, quién actuaba desde la Comisión Nacional
de Valores, CNV. Con el cambio de titular se completaron designaciones en el
BCRA y en la CNV con funcionarios más afines a una orientación de política
económica que busca atender desde la homogeneidad ideológica y programática los
problemas de la coyuntura. Entre esos objetivos destaca el freno a la perdida
de reservas derivados de la atracción inversora por el dólar y las divisas, con
maniobras impulsadas desde la banca y el mercado de capitales. Las reservas
vienen cayendo desde el máximo logrado en 2011 por 52.000 millones de dólares a
los 27.800 millones actuales.
El
objetivo es por la disputa de las divisas
Por ello es que la primera medida asumida por las nuevas
autoridades del Banco Central promueve una mejora en las tasas de interés para
los pequeños ahorristas del sistema financiero y alejar la tentación por la
compra de dólares. En simultáneo se amplía de 120.000 a 350.000 pesos la
garantía de los depósitos, cobrándole a los bancos una mayor comisión para la
cobertura del fondo de garantía de depósitos. La preocupación es que las
reservas bajaron de los 28.000 millones de dólares y una continua fuga de
divisas complica la situación hacia el próximo periodo, especialmente por las
obligaciones de cancelación de deuda y demandas de importadores.
No debemos olvidarnos que en el trasfondo de la coyuntura en
estos días está la declaración de desacato del Juez Griesa, formulada la semana
pasada, al tiempo que se realizaron los depósitos de los vencimientos de
septiembre en la sede local vía Banco de la Nación, como nuevo ente fiduciario
para cancelar deuda renegociada en el 2005 y 2010. Es un camino a transitar por
lo menos hasta fin de año, fecha de vencimiento de la cláusula RUFO y la
posibilidad de negociar y pagar (incluso con más deuda) a los acreedores de la
sentencia de Nueva York, los fondos buitres.
El gobierno necesita del ingreso de divisas y por eso la
política gubernamental promueve el ingreso de divisas y limita en lo posible la
salida de fondos, por ahora con relativo escaso éxito, puesto que la salida de
fondos es recurrente. Por eso se intentó eliminar obstáculos al ingreso de
capitales, sea con el acuerdo con Repsol, con el Club de París, los pagos de
sentencias del CIADI, aun profundizando el cáncer de la deuda pública. Así swe
explica también el rápido acuerdo, secreto, con Chevron, y la búsqueda de
inversores externos, especialmente para la producción energética, con fuertes
expectativas en “no convencionales” (Vaca Muerta) y por ello avanza la
modificación a la ley de hidrocarburos. En rigor, la estrategia fue obstaculizada
por la sentencia Griesa y los avatares en la Justicia de EEUU.
Pese a todas las señales de pago y los intentos de cierre de
conflictos externos, la dominación sistémica exige más señales de subordinación
del país a la lógica del capitalismo global.
Señales
por la alternativa
A contracorriente de la demanda de las clases dominantes y
del accionar gubernamental, existen reclamos desde el movimiento popular para
no continuar con las concesiones al poder económico mundial y particularmente
en materia de endeudamiento suspender los pagos y avanzar seriamente en la
auditoria de la deuda, sobre todo cuando la Ley de Pago Soberano incluyó la
conformación de una comisión investigadora con mandato para un informe a corto
plazo, en seis meses. Es la primera vez en tres décadas que se formula una
propuesta legislativa en ese sentido, lo que supondría invertir el camino de
pagar e investigar, por el de auditar primero, por lo que se impone la
suspensión de pagos. Nada se conoce sobre la instrumentación de la Comisión
investigadora, pero debería sustentarse en la sentencia Ballesteros de Junio
del 2000 sobre el endeudamiento en tiempos de la dictadura, que denuncia 477
casos de fraude con asignación de responsabilidades concretas, además de
considerar las investigaciones en curso de todos los canjes de deuda con
procesos en la justicia.
Un dato relevante en la semana es el reconocimiento del
Ministerio de Trabajo de la existencia de dos CTA, con implicancias muy
importantes en materia de libertad y democracia sindical, con posibilidad de la
CTA Autónoma que dirige Pablo Micheli para participar en ámbitos hasta ahora
negados de negociación local y global, sea el Consejo del Salario o las delegaciones
argentinas a la OIT, donde se procesan demandas desde hace años a favor de
derechos sindicales y salariales de trabajadores en la Argentina, ente otros de
estatales y judiciales quienes reclaman por la posibilidad de ser incluidos en
las negociaciones de convenios colectivos de trabajo. Hasta ahora solo
participaba la CGT oficialista y la ahora denominada CTA de los trabajadores.
La legalización del proceso de la CTA Autónoma, seguido de la
fractura política y orgánica de la CTA en 2010 es producto de la lucha de los
trabajadores por resolver la representación de un nuevo modelo sindical que
vaya más allá de las restricciones de la flexibilidad y precariedad laboral, es
decir, de los límites legales y políticos que imponen las patronales y el
Estado del sistema capitalista. Al mismo tiempo, el gobierno legaliza un
sindicalismo afín con la CTA de los trabajadores, de cara al próximo turno
presidencial que puede encontrar al kirchnerismo afuera del gobierno nacional.
La de-sindicalización fue un objetivo de la ofensiva del capital a mediados de
los 70´ y la CTA fue una respuesta a comienzos de los 90´ para reagrupar la
experiencia organizativa y de lucha de los trabajadores. Un proceso que pareció
interrumpirse con la subordinación de un conjunto de dirigentes al proyecto del
gobierno surgido en 2003. Una parte de la CTA mantuvo el proyecto autónomo de
gobiernos, partidos y patrones y consolidó una nueva dirección en mayo de 2014,
ahora con una concepción clasista, anticapitalista y antiimperialista, las
premisas necesarias para pensar en una alternativa a la situación actual en la
Argentina.
En definitiva, los cambios en las autoridades monetarias no
son solo modificaciones de nombres y funciones, sino que pretenden orientar la
política económica en el rumbo definido por los objetivos gubernamentales, que
siguen privilegiando el ingreso de capitales externos, vía inversiones o
créditos. La oposición sistémica coincide con los objetivos y descree de las
medidas de regulación y por eso aspira a la disputa de la gestión en las
próximas elecciones de renovación presidencial en el 2015.
El interrogante es si se puede constituir una lógica
alternativa que no se sustente en la dependencia del ingreso de divisas para
activar la economía, sino en una estrategia sustentada en otro modelo
productivo y de desarrollo que viabilice una integración no subordinada al
orden capitalista. Sabemos que no es sencillo y que requiere de una base social
amplia con disposición a confrontar con las clases dominantes y sus mediaciones
económicas, políticas, sociales, ideológicas y culturales. No es distinta la
encrucijada que atraviesa Nuestramérica en variados procesos electorales que
discuten la gestión del capitalismo o la transformación social para la
emancipación de los trabajadores y nuestros pueblos. La disyuntiva se define
desde el poder popular y la construcción de un proyecto liberador, contra el
capital, en defensa de los bienes comunes y por el trabajo asociado sin
explotación.
Buenos
Aires, 5 de octubre de 2014
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