La AFIP difundió un crecimiento
de la recaudación del 37,1% para abril del 2014 respecto de hace un año, y del
34,8% relativo al primer cuatrimestre contra el mismo periodo del pasado año.
Más que explicarse en el crecimiento
de la economía, la mejora en la recaudación tributaria remite al aumento de
precios gestados en torno a la devaluación de enero. El ascenso de los precios
sobre fines del 2013 se consolidó y expandió con la devaluación de enero, consolidando
un 10% de crecimiento de precios para el primer trimestre y proyectando un
índice de inflación alarmante para el conjunto del 2014.
En efecto, confirmando lo
comentado, el IVA, principal fuente de recaudación, batió el record y creció un
51,9% sobre la colecta tributaria de hace un año. Por su parte, las retenciones
al comercio exterior, por importaciones y exportaciones, con el precio de las
divisas luego de la devaluación, crecieron 64,8% sobre abril del 2013.
La suba de la recaudación se
asienta en suba de precios locales e internacionales. Con estos datos, desde la
política económica, se piensa que puede sostenerse una tendencia de gasto
público que intente contrarrestar la desaceleración de la economía para este
año.
Desaceleración
de la economía
Esa desaceleración responde a
causas estructurales del funcionamiento de la economía local y mundial.
En el plano local preocupa el
costo del crédito en el sector productivo, ya que la política monetaria
restrictiva del BCRA luego de la devaluación favoreció el incremento de los
plazos fijos vía aumento de las tasas de interés que ofrecen los bancos al
público y que el BCRA ofrece a las propias entidades financieras. El resultado
es un importante crecimiento del costo del dinero, incluso “usurario” según
palabras del Jefe de Gabinete, ya que entre tasas de interés y comisiones y gastos
que cobran los bancos, el costo de los préstamos puede alcanzar el 100% y no
existe rentabilidad que cubra ese costo financiero.
En el plano mundial la
desaceleración de China y Brasil, principales compradores de la Argentina hace
mella en las cuentas externas y exacerba el problema de las divisas ante el
déficit por importaciones industriales, déficit energético y vencimientos de
deuda pública con el exterior. Son elementos de crisis del capitalismo mundial
que repercuten sobre las especificidades nacionales de política económica.
El
salario es la variable de ajuste
Vale mencionar que la
combinación de tasas y precios elevados no solo afecta la rentabilidad de las
empresas, sino que amenaza seriamente la dinámica del empleo y los ingresos de
la mayoría de la población.
Las autoridades señalan que el
efecto de la desaceleración de la economía sobre el empleo aún no se siente en
materia de suspensiones o despidos, pero la contención inducida en las
negociaciones colectivas para la recuperación salarial da cuenta que la
variable de ajuste en la coyuntura es el salario y con ello se afecta en forma
directa la expansión del consumo.
Insistamos en que la recaudación
del IVA crece, más por inflación de precios que por volumen de ventas. De hecho
existen variados rubros donde la disminución del consumo es un dato de la
realidad.
El problema es que el
crecimiento del producto ocurre por expansión del consumo, de la inversión o
del saldo del comercio exterior, y ninguna de las tres fuentes del crecimiento aparece
estimulada.
Una, el consumo, especialmente
el popular, aparece restringido por menor capacidad de gasto de los
trabajadores y sus familias. Otra, la inversión está contenida, sea por
expectativas desfavorables como por el costo abusivo del crédito. Finalmente y
por diversas causas se achica el saldo comercial favorable con el exterior.
En definitiva, se reitera un
ciclo de achicamiento de la economía local con impacto diferenciado sobre las
clases sociales y su capacidad de gasto para satisfacer necesidades.
Llamamos la atención sobre el
tema ante el agravamiento de las perspectivas de continuidad de la crisis mundial
del capitalismo y las modificaciones en las tendencias globales, que dan cuenta
del fin de las ventajas relativas que habría tenido la región latinoamericana
en los últimos años. Informes diversos sobre el futuro cercano auguran el
retorno de problemas estructurales, especialmente la desigualdad social y de
ingresos, que identifica en las antípodas la concentración y la pobreza, dos
caras de una misma moneda. Son cuestiones para pensar la coyuntura y más allá,
para discutir sobre el orden social y económico en su conjunto en una nueva
ecuación de perjudicados y beneficiarios del modelo productivo y de desarrollo
en el país, la región y el mundo.
6
de mayo de 2014
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