En esta semana se conmemoraron las jornadas del 19
y 20 de diciembre del 2001, y se cruzaron en el análisis con los episodios de
saqueos a mercados producidos en el Gran Buenos Aires, Santa Fe, Río Negro, o
Neuquén.
Los hechos generaron discusiones políticas y
análisis diversos. Las primeras definiciones y calificaciones llegaron desde el
gobierno nacional responsabilizando a los organizadores de la movilización de
trabajadores organizada por la CTA y la CGT el pasado 19 de diciembre. La
réplica fue inmediata por parte de los principales dirigentes de ambas
centrales sindicales, desligándose de la metodología del saqueo y la violencia,
señalando como responsable de los hechos a la propia política oficial.
Queda claro que existe una disputa política en el
país, que los análisis sobre los acontecimientos están motivados en las
diferencias sobre el diagnóstico de situación en el país a 11 años de la crisis
de diciembre del 2001 y van más allá de la confrontación entre el gobierno y
las centrales de trabajadores movilizadas.
Se destacan por lo menos tres enfoques. Desde la
visión “oficial” se destaca lo avanzado desde el 2003 ante la situación de
deterioro social vigente al inicio de la gestión Kirchner, y en todo caso solo se
trata de tiempo para resolver diversos problemas sociales, reconocidos en la
falta de empleo, vivienda, salud o educación.
Mientras que en la oposición sistémica se concentra
la crítica en la ausencia de republicanismo, o la corrupción, demandando el
retorno explícito a políticas de los noventas: la apertura, la desregulación y
la inserción subordinada al capitalismo mundial y sus organizaciones globales.
En estos días, con antecedentes diversos en el
distanciamiento entre el gobierno y la CGT, y las iniciativas de movilización
de la CTA desde junio pasado, y especialmente en el marco de la “unidad de
acción” en las movilizaciones de trabajadores del 20 de noviembre y del 19 de
diciembre, emergió y se hizo visible otra visión crítica, orientada a discutir la
política de privilegio a la valorización del capital y a la apropiación privada
del excedente económico.
Son tres visiones, no siempre claramente
diferenciadas, (entre ellas se entrecruzan y se asocian), las que manifiestan
el escenario del conflicto político en la coyuntura y que definen, sin duda, el
próximo año de renovación legislativa.
¿Cuán
mejor está la situación social?
Es real que las estadísticas muestran una mejora
de la situación social del peor momento de comienzos del 2002.
Convengamos también que las estadísticas actuales están
sospechadas, siendo el Estado nacional el único en condiciones de ofrecer
fuentes de información confiable.
Por ello es que reconocemos en la normalización
del INDEC una asignatura pendiente para definir con precisión los datos de la
pobreza.
Para el 2002, el 21,5% de la PEA estaba registrada
en el desempleo, y ahora, según el INDEC (IIIº trimestre del 2012), el dato
remite al 7,6% de desempleo, más un 6,2% de subempleo demandante, y un 2,7% de
subempleo no demandante.
La línea de la pobreza involucraba al 57% de la
población en el 2002, y hoy (noviembre 2012, Indec) se registra un promedio del
6,5% de personas bajo la línea de pobreza (517,85 pesos por mes) con picos del
12,3% en el Noreste. La línea de indigencia está en noviembre del 2012 en 231,86
pesos. Así, según las estadísticas oficiales, cualquier persona que ingrese por
lo menos 232 pesos (casi 48 dólares mes al tipo de cambio oficial) al mes, está
por fuera de la línea de indigencia; y si ingresa 518 pesos (casi 108 dólares
mes al tipo de cambio oficial) al mes, supera la línea de la pobreza.
Las cifras de ingreso que definen la pobreza y la
indigencia hablan por sí solas de los límites de los indicadores en la
Argentina contemporánea.
Es un dato relevante verificar que se redujeron
los peores índices sociales vigentes al 2002, en materia de desempleo, subempleo,
pobreza e indigencia, aunque sin lograr valores vigentes previos a los años 70´
e incluso de los 80´, con índices entre el 2 y el 4% de desempleo y en
ocasiones muy especiales elevando el guarismo hasta el 6%.
La situación social de la Argentina se explica por
los cambios ocurridos en los últimos decenios, especialmente en la década del
90´, los que estructuralmente no han sido revertidos, y que las políticas
económicas establecidas en la década gobernada por el menemismo y la Alianza,
el PJ y la UCR, generaron un piso estructural regresivo en la composición
social de la Argentina.
Carácter
estructural de la pobreza
La pobreza no es un dato coyuntural, tiene
dimensiones estructurales, y se visibiliza en las aglomeraciones circundantes a
los grandes centros urbanos, constituyendo la base problemática de la
insatisfacción social en materia de alimentación, salud, educación, vivienda, o
empleo. A ese cuadro objetivo debe adicionarse la conflictividad social y la
diversidad de fenómenos crecientes de una economía del delito asociada a la
trata de personas, la droga, o el empleo esclavo. La extensión estructural del
fenómeno de la pobreza constituye la base material de ese cuadro de deterioro
social.
Entre otros datos del fenómeno estructural de la
pobreza, se manifiesta en más de un tercio de los trabajadores en situación
irregular, es decir, sin cobertura social; en la precarización del empleo y la
tercerización. También se expresa en la llamada “inclusión social” con ingresos
mínimos que suponen los planes de asistencia social, sean las asignaciones para
menores, las jubilaciones sin aportes históricos de los beneficiarios, o los
planes de empleo asociados a organizaciones cooperativas. El 75% de los
jubilados nacionales perciben la mínima, en el orden de los 1.900 pesos
mensuales, y el salario mínimo está en $2.670 y subirá a $2.875 en febrero del 2013.
Los ingresos de este conjunto social,
mayoritariamente trabajadores activos o pasivos, les posibilita accesos
limitados a la canasta de consumo necesaria para la reproducción de la vida
cotidiana de la familia trabajadora en la Argentina. Más allá de los datos
oficiales, las necesidades de ingreso individual rondan los $5.000 pesos al
mes.
Se puede pensar en la existencia de maniobras
políticas, que las hubo en los saqueos y protestas de 1989, como en el 2001, e
incluso en la actualidad. Es verdad, sin embargo, la disposición social al
saqueo o la protesta ocurre por la existencia de sectores sociales insatisfechos.
La pobreza es un dato estructural de la sociedad argentina.
Los acontecimientos de estos días no son
protagonizados por la sociedad con relativo nivel de satisfacción de sus
necesidades, mucho menos por sectores de medio y alto consumo. Más allá del
tipo de producto sustraído de los comercios, la base está en la insatisfacción
del consumo para una calidad de vida acorde con las necesidades sociales.
La movilización del 19 de diciembre fue
protagonizada por trabajadores organizados de la CTA, de la CGT, y otros grupos
independientes o que remiten a un vínculo con la izquierda partidaria. Más allá
de algunos pronunciamientos de adhesión, fuera de esa filiación social o
política, la concentración fue protagonizada por trabajadores sindicalizados u
organizados en movimientos territoriales. La pobreza era visible en la inmensa mayoría
de las columnas de movilizados.
Entre las principales reivindicaciones se destacan
el 82% móvil para las jubilaciones; la universalización de las asignaciones
familiares, revirtiendo medidas asumidas en los últimos años y que afectan los
ingresos de los trabajadores. Uno de los temas centrales estaba en la crítica
al no ajuste del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, y al propio
concepto de considerar como ganancias a los ingresos de los trabajadores.
Claro que en el escenario político que vive el
país, muchos análisis interpretaron la medida de protesta como un acto contra
el gobierno, y la base material e ideológica de los acontecimientos que se
sucedieron inmediatamente. Sin embargo, las demandas son compartidas por todos
los trabajadores, más allá de su consideración respecto del gobierno, su
política y sus objetivos.
¿Se puede ir más allá de la
política social?
Estimado julio:
ResponderEliminarEl análisis político incluye tres posiciones con dos claramente vamos a coincidir con la tercera o sea la visión critica que nace en la unidad de acción entre CGT, CTA, etc. Yo podría relativizarla porque la hegemonía de esa supuesta unidad la tiene la derecha.
Claro que en tu articulo lo mas negativo no es eso sino que ignoras por completo la existencia de sectores que dentro del llamado bloque K quieren ir por la profundización o son críticos de la misma, compartiendo los objetivos generales. Cosa que reconoce si el compañero Daniel Campeone.
Los enfrentamientos sociales en argentina pueden cambiar de color o formato pero remiten siempre a una lucha social nunca dirimida
ResponderEliminarla clase dominante revalida su condicion de fuente y beneficiario de la riqueza del pais
El peronismo corporativo siemore crea estructuras de accion dobre la clase desposeida y sus punteros cobran sus servicios de gestion, y de progreso social no se habla
la clase media se droga con el credito, consume, llena los shopins y no advierte la debilidad de su situacion, su esfuerzo nutre la patria financiera
la fuga de 80000 millones de dolares es un saqueo que la sociedad naturaliza o ignora
concuerdo con sus linead
Gracias a Gabriel y Carlos por sus comentarios.
ResponderEliminarSolo adicionar que cuando se explican didacticamente los espacios en disputa se alude a la hegemonía y no a los matices, que claro existen en los diferentes armados políticos descriptos en el artículo.
Saludos y buen año!!!