La OTAN contra Libia

Mientras siguen los bombardeos de la OTAN sobre Libia, es bueno interrogarse sobre las causas de esa agresión, que como en muchas ocasiones anteriores tienen olor a petróleo.
Quizá uno de los mejores analistas de la situación es el líder de la revolución cubana, Fidel Castro, que recientemente, el 29 de marzo pasado, en una de sus reflexiones (pueden leerse en internet en:  http://www.cubadebate.cu) señala que “No había que ser adivino para saber lo que preví con rigurosa precisión en tres Reflexiones que publiqué en el sitio Web CubaDebate, entre el 21 de febrero y el 3 de marzo: “El plan de la OTAN es ocupar Libia”, “Danza macabra de cinismo”, y “La Guerra inevitable de la OTAN”.
En esa sucesión de reflexiones en tan poco tiempo se anuncia y denuncia la operación “ocupación territorial” por parte del imperialismo. Es una crónica impecable de un observador protagonista muy activo por más de medio siglo y con capacidad de análisis sobre la conflictividad global. No olvidemos los 50 años de bloqueo criminal a Cuba. Es que el imperialismo sabe interpretar cuando existe peligro para la continuidad de su régimen: el capitalismo.
Veamos un poco hacia atrás en la historia, y cuando se consolidó un bloque de países socialistas al finalizar la segunda guerra mundial, el objetivo principal del imperialismo y especialmente EEUU fue atacar a la URSS y al bloque socialista en lo que se conoció como guerra fría.
El alejamiento de China de ese bloque motivó el acercamiento estadounidense para desgastar y diferenciar la situación al interior de los países socialistas. Como consecuencia de ello, las relaciones entre EEUU y China, e incluso entre el gigante asiático y el mundo capitalista avanzó en relaciones comerciales, al punto de convertir a China en el principal destino de las inversiones externas globales, e incluso en potencia mundial.
Caída la URSS y desarticulado el bloque socialista en el este de Europa, la agresión se concentró en Cuba y en la emergencia de nuevos países con proyecto liberador, incluso socialista, especialmente Venezuela. ¡Qué casualidad, también un gran productor y exportador de petróleo, incluso gran proveedor de crudo al imperio! Pero sobre todo, una amenaza para el orden capitalista.
A comienzos del 2011 estalló la conflictividad social y política en Túnez y en Egipto, dos países aliados de la estrategia estadounidense en el norte de África. Entre ambos países se ubica el territorio de Libia. El ascenso de la lucha de masas en Egipto hizo renunciar al gobernante que por 30 años fue funcional al acuerdo árabe-israelí, que aseguraba la provisión petrolera al mundo capitalista, al tiempo que puso freno al nacionalismo de ese y otros pueblos árabes con fines de liberación y perspectiva socialista.
Todo iba sobre ruedas hasta que la rebelión popular pateó el tablero y desarmó los acuerdos de décadas y habilitó a pensar nuevamente en perspectiva anticapitalista. Desde ese momento comenzó la preocupación imperialista, especialmente por la dinámica social en buena parte de los países árabes, vinculados a la producción y circulación petrolera y de comercio exterior entre Asia y el capitalismo desarrollado.
Es la oportunidad elegida por los estrategas de la dominación capitalista para enfrentar al régimen libio. Hay que señalar que en los años anteriores Libia realizó cuantiosos negocios con los principales países europeos y con EEUU, que hizo pensar a muchos que Khadafi había modificado sus lealtades, que a comienzos de los 70´ lo ubican entre los principales líderes del tercer mundo y con una original propuesta de organización socialista para su país. De hecho, la calidad de vida en Libia, petróleo mediante, es superior al conjunto de los países vecinos.
Este gambito de Khadafi, de líder setentista a negociador y socio privilegiado con las transnacionales, le hace decir a Fidel en su mencionada reflexión: “Puedo expresar mis puntos de vista sobre la guerra en Libia con entera libertad. No comparto con el líder de ese país concepciones políticas o de carácter religioso. Soy marxista-leninista y martiano, como ya he expresado. Veo a Libia como un miembro del Movimiento de Países No Alineados y un Estado soberano de los casi 200 de la Organización de Naciones Unidas.” Queda clara la referencia a la historia como integrante de los “No alineados” más allá de los negocios de los últimos años.
Continúa señalando Castro que: “Jamás un país grande o pequeño, en este caso de apenas 5 millones de habitantes, fue víctima de un ataque tan brutal por la fuerza aérea de una organización belicista que cuenta con miles de cazabombarderos, más de 100 submarinos, portaaviones nucleares, y suficiente arsenal para destruir numerosas veces el planeta. Tal situación jamás la conoció nuestra especie y no existía nada parecido hace 75 años cuando los bombarderos nazis atacaron objetivos en España.” Y más aún, señala que “Ahora, sin embargo, la desprestigiada y criminal OTAN escribirá una “bella” historieta sobre su “humanitario” bombardeo.”
Es una denuncia al carácter unilateral de la agresión de la OTAN sobre un país independiente. El imperialismo miente y agrede, como lo hizo con la URSS, con Cuba, con el socialismo, y ahora con Venezuela, y militarmente con Haití, con ayuda de militares latinoamericanos, con Afganistán e Irak asociada con varios países, y ahora con Libia, desembozadamente con la OTAN.

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