Japón, crisis económica mundial e inserción argentina

Mientras en Argentina se discutía sobre las Licencias no automáticas y las restricciones a las importaciones, se produjo el terremoto en Japón, acompañado de un tsunami y la explosión de una central nuclear, reinstalando la preocupación, más allá de la pérdida en vidas humanas, por la evolución de la economía japonesa y mundial.
Son temas que se vinculan porque tienen que ver con referencias a la economía mundial y la inserción económica de la Argentina.
La primera reacción de los comentaristas económicos en el país fue que el impacto de la situación japonesa no repercute en el país por el escaso vínculo comercial entre la Argentina y Japón, claro que escaso, con relación a otras regiones, ya que el privilegio del vínculo comercial del país es con la región latinoamericana, especialmente Brasil (quién desde nuestra región más vínculo ha desarrollado con Japón), con China en Asia, con Europa y con EEUU, en ese orden.
El vínculo comercial de Japón en la región latinoamericana es con Brasil que exportó en 2010 por 9.875 millones de dólares; Chile por 7.541 millones y Perú por 2.100 millones, contra 858 millones de Argentina, apenas el 1,2% del total de exportaciones, contra importaciones por 1.191 millones, un 2% del total.
El 30% de las exportaciones argentinas son cereales, especialmente maíz; soja y aceite de soja; el 25% minerales metalíferos y el 16% aluminio; el resto pescado, lácteos y hortalizas. Japón figura detrás de China, India, Malasia y Corea en los destinos asiáticos de las exportaciones argentinas. Argentina tampoco es destino final importante de las X japonesas, de donde vienen bienes de capital, piezas y accesorios, principalmente importantes en la industria automotriz, sector en que se concentra la política actual de restricciones a las importaciones al mercado local de la Argentina.
Pese al vínculo limitado, es un análisis errado desvincular al país de la problemática económica derivada del sismo en Japón, especialmente si se considera que uno de los rubros afectados por la restricción actual a las importaciones se vinculan a la industria automotriz, una parte de las cuales referencia sus casas matrices en Japón.
La situación en Japón
La situación japonesa afectará a la economía mundial y por efecto derivado a la Argentina. Japón es la 3ra economía del mundo y tercer consumidor de petróleo. El primer impacto fue la reducción del precio del petróleo por la previsible menor demanda de la producción japonesa, que preventivamente cerró importantes fábricas hasta detectar el impacto en su infraestructura productiva. Es una situación que impacta a la industria automotriz, electrónica, química y de manufacturas en general. Es grave el daño en infraestructura que limita el transporte de mercancías y se afectó la provisión energética, agudizado con la explosión nuclear. Resulta aún prematuro cuantificar los costos y mucho más imaginar la duración de un plan de restablecimiento productivo en Japón, uno de los ejes del capitalismo desarrollado junto a Europa y EEUU.
El Banco central japonés anunció que podrá todo su potencial para el salvataje, dicho en un país que su deuda pública duplica su PBI, agravando la situación problemática del endeudamiento público de los principales países capitalistas desarrollados. Por lo financiero vendrán problemas, especialmente por los daños causados y los costos a cubrir por compañías de seguros y reaseguros de carácter transnacional, es decir, más allá de Japón, en compañías europeas y estadounidenses. Vale recordar la caída de la aseguradora AIG en 2008 en EEUU para pensar el efecto financiero, un tema delicado a la hora de pensar la situación de Argentina, en plena negociación con el Club de París y buscando reinsertarse en el mercado mundial de capitales. Argentina sigue dependiendo del financiamiento externo dando cuenta de una vulnerabilidad que hipoteca su futuro.
Restricciones a las importaciones y consumo suntuario
La motivación por las restricciones a las importaciones en el país se asocia a la preocupación por la disminución del saldo comercial positivo, producto de un crecimiento mayor de las importaciones que de las exportaciones. Es interesante reflejar que el saldo comercial con Japón es negativo y resulta difícil imaginar cómo se desarrollará en el corto y mediano plazo esa relación en función de los acontecimientos ocurridos en Japón.
Sobre las restricciones, la argumentación oficial alude a un crecimiento del consumo interno, aunque vale aclarar que se trata especialmente de consumo de sectores de elevados ingresos y por eso, las restricciones son a productos de alta gama, aquellos a los que acceden los sectores de mayor ingreso y con capacidad de consumo suntuario.
Es una señal de que en Argentina hay un sector que gana muy bien, y sin duda son los grandes beneficiarios de este ciclo de crecimiento de la economía. Las elevadas ganancias son las que explican el crecimiento de la importación de automotores de lujo y no la extensión de la asignación universal, que sí puede impactar en el incremento del consumo de subsistencia para la vida cotidiana.
También se debe consignar que la mejora de los precios internacionales de los productos de exportación, para una cosecha de 100 millones de toneladas significa un creciente ingreso de divisas al país que abarata, por razones de mercado el precio del dólar, que solo se sostiene por grandes compras realizadas por las autoridades monetarias. En esta semana corta se compraron divisas por más de 100 millones de dólares diarios para evitar una baja pronunciada de la divisa estadounidense. Argentina crece en exportaciones más por evolución de los precios internacionales de sus productos primarios que por diversificación de su producción en el exterior.
Es de interés pensar que tipo de modelo está en desarrollo en el país, que estimula consumo suntuario e importaciones de bienes de lujo, ahora limitadas; pero también pensar el modelo productivo global, puesto discusión ahora con los episodios japoneses, pese a todas las seguridades tecnológicas ofrecidas para evitar impacto ambiental negativo, especialmente en países de alto desarrollo tecnológico como Japón.

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