Disciplinar al país para una inserción subordinada

El gobierno pretende disciplinar a la sociedad argentina en dos frentes: al movimiento obrero y popular, por un lado, y a los sectores económicos más poderosos por el otro. Por eso, avanza en las restricciones al derecho de huelga, restringe la libertad en las negociaciones paritarias, promueve el permanente ajuste a jubilados y el recurrente aumento del desempleo y la precariedad laboral. Todas formas de disciplinar la protesta social y la organicidad popular. Además, el gobierno busca reestructurar el bloque de dominación en el país, favoreciendo un modelo primario-exportador, sustentado en la inversión extranjera en bienes comunes y una reconfiguración empresaria de servicios en apoyo a esa lógica aperturista. El resultado es una mayor desigualdad en un país de “servicios” para los inversores productivos transnacionalizados. Se trata de un proyecto que busca refundar a la Argentina, subordinándola a la dinámica del capitalismo contemporáneo en crisis. El bloque de poder en la historia La Argentina nació como tal hacia 1880 con un bloque socioeconómico dominante integrado por el capital externo y los grandes propietarios de la tierra. Es el tiempo de la inmigración para nutrir el trabajo asalariado como sustento del desarrollo capitalista y con ello, una historia de organización social, sindical, popular para contrarrestar la explotación. La reestructuración del bloque en el poder acontece con la industrialización sustitutiva a comienzos del siglo XX y durante buena parte del siglo pasado. Se incorpora al anterior bloque de la dominación una burguesía local, principalmente fabril, diseminada como pequeña y mediana empresa vinculada al mercado interno, también orientada en parte, a la exportación. El modelo productivo y de desarrollo se amplía con el mercado interno, por lo que se promueven propuestas políticas de conciliación de clases, que se expresaron en los distintos pactos sociales que se instrumentaron o que se pretendieron instrumentar durante el siglo XX. Remitimos a reiterados “controles de precios y salarios”, “acuerdos empresariales con trabajadores y trabajadoras”. El Estado como organizador social promovía la articulación de la inserción internacional tradicional y el aliento y estímulo al mercado interno. La búsqueda, junto con el desarrollo industrial, pretendía atemperar el conflicto en la sociedad. Una nueva ruptura supuso la dictadura genocida, en una dinámica que hoy se manifiesta en el gobierno Milei, que pretende consolidar un bloque de poder que tiene manifestaciones en la política. Remodelar el país Una de las grandes novedades políticas de la Argentina en estos años es la emergencia de una derecha con votos, con consenso electoral. Eso fue Macri, el macrismo, entre 2007 y 2023. El fenómeno actual se manifiesta con la aparición de Milei desde 2021 y con pretensión de perpetuarse en el futuro mediato. Se intenta desplazar esa derecha históricamente constituida en este tiempo, bajo gobiernos constitucionales. La disputa se manifiesta en el terreno electoral, con la audacia de promover a fondo una regresiva reestructuración social, con un enfoque ultra liberal, ortodoxo, de ultraderecha. Es lo que se puso de manifiesto en las elecciones porteñas y envalentonó a Javier Milei, que busca repetir en septiembre en la Provincia de Buenos Aires, subordinando al partido de Macri a ese objetivo. La intención es reordenar y disciplinar la representación política de la derecha en la Argentina. Como parte de ello, se intenta reacomodar al poder económico real en lo que es el nuevo modelo productivo y de desarrollo que imagina el gobierno en esta etapa. Por un lado, inversiones externas en bienes comunes para consolidar el modelo primario-exportador, y sumar la potencialidad de la minería, el cobre, el litio; la energía, el gas y el petróleo no convencional. Se trata de reconvertir al aparato empresarial de origen local en una estrategia de logística de “servicios” para esas inversiones externas que deberían llegar, imaginan en el gobierno, con el RIGI y el aval del FMI y el mercado mundial de capitales. Para eso es el equilibrio macroeconómico buscado, el ajuste fiscal, los despidos y cierres de empresas, en un contexto de asociación política con el gobierno estadounidense y el FMI. El objetivo es un “país de servicios” para las empresas externas que inviertan en bienes comunes, en la Patagonia, en el territorio cordillerano, en todo el país. Así se define un modelo de desarrollo para una población menor, e incluso un mayor nivel de desigualdad. En ese sentido, no se trata solo de un proyecto económico, sino que es una propuesta integral, económica, política, social, cultural, que intenta refundar a la Argentina. La fundación o refundación del país capitalista es lo que tienen en común cada momento de reorganización de la economía, el Estado y la sociedad. Aludimos al proyecto oligárquico imperialista de 1880, al proyecto de industrialización subordinada a la dominación externa en tiempos de la industrialización sustitutiva en el país, y por supuesto al nuevo orden que pretendió la dictadura genocida, hoy exacerbado bajo gobierno Milei. La Argentina surgió capitalista bajo una lógica de subordinación al capital externo, en el cual, la deuda pública fue históricamente un condicionante, una situación morigerada por la lucha y organización social que intentó representaciones políticas populares que dificultaron el disciplinamiento social. En esa historia, las limitaciones del poder global se manifestaron en una larga tradición de organización y lucha popular, sindical, social, cultural, pero también en disputa en el propio bloque de poder, que más allá de su posibilidad, imaginaron espacios de autonomía. Por ello, el gobierno Milei es un nuevo intento para disciplinar por abajo y por arriba a la sociedad, e insertar al país en la nueva dinámica del capitalismo global. El interrogante remite a la tradición de organización y lucha popular, con posibilidad de estructurar una representación política en sentido contrario y con proyección por la emancipación. Buenos Aires, 26 de mayo de 2025

Elecciones del 18/5 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Lo primero a destacar es el avance del proyecto político liderado por Javier Milei, con el lema “Adorni es Milei”, consolidando la nueva referencia de la derecha política en Argentina, desplazando al macrismo. Es cierto que en simultáneo se verifica una fuerte abstención, del 46,6%, señal de crisis política y que afecta a todos los proyectos. Las medidas económicas previas a las elecciones, como la disminución de aranceles en Tierra del Fuego y el levantamiento parcial del CEPO, atraen a sectores con capacidad económica. Eso explicaría el avance de la votación libertaria en la zona norte de la ciudad, con residentes de mayores ingresos, y los mayores votos del peronismo en el sur empobrecido, en donde también hubo mayor abstencionismo. Los resultados electorales indican que continúa vacante un proyecto alternativo a la derecha reaccionaria, y que la iniciativa política está actualmente del lado de la ultraderecha. Elecciones y política Luego del resultado electoral importa discutir cómo está y cómo sigue la política y la economía en el país. Ganó La Libertad Avanza (LLA), el proyecto político del presidente libertario de la Argentina, surgido a la política en el 2021, electo como Diputado Nacional hace cuatro años y hace año y medio como Presidente. Un fenómeno para analizar, ya que, desde una referencia de minoría en un solo distrito, tuvo capacidad de proyectarse nacionalmente y desafiar el liderazgo de la derecha para intentar consolidar un proyecto reaccionario con votos. Un dato relevante entonces es el desplazamiento de Macri de la referencia electoral de la derecha. Macri asumió como Jefe del gobierno porteño en 2007 y su fuerza política, el PRO, completará 20 años al frente de la gestión de CABA en el 2027. En aquella ocasión, 2007, la división del peronismo/kirchnerismo aceitó el arribo al gobierno de una derecha con votos, iniciando un nuevo ciclo de la política en la Argentina bajo la disputa de dos coaliciones, la kirchnerista y la macrista. Una situación que permaneció hasta la emergencia de Milei, presidente desde 2023 y con una fuerte iniciativa política construida desde lo institucional y la influencia mediática, abonando un clima de época global. Es cierto que hubo una fortísima abstención, del 46,6% de la población, casi la mitad de quienes estaban en condiciones de votar, lo que supone elementos de crisis política, tal como viene ocurriendo en variadas votaciones, casos recientes en Santa Fe, Chaco, Salta, Jujuy y San Luis. Una crisis política que afecta a todos los proyectos que se presentaron a la disputa electoral en 17 fórmulas, de las cuales solo 5 lograron bancas: los libertarios (11), el peronismo (10), el PRO (5), Rodríguez Larreta (3) y el FITU (1). De ese modo, la Legislatura porteña queda con el peronismo como primera minoría (20), seguidos de LLA (13), el PRO (10), el larretismo (5), la UCR (5), FITU (2), Coalición Cívica (1), y otros (4). La derecha es hegemónica en la legislatura porteña. Las bancas logradas mayoritariamente juegan para el proyecto de la derecha, mantienen al peronismo como primera minoría en la legislatura. Peronismo es una forma de decir porque ahí había una coalición que estaba liderada por un candidato de tradición radical, un radical kirchnerista, como es el caso de Santoro. El macrismo dividido perdió en su bastión, tiene todavía por delante dos años de gestión para intentar recomponer, pero el dato relevante es que en la lucha institucional en la Argentina la ultraderecha avanza en su perspectiva de hegemonizar el espacio de la derecha argentina, lo que es una novedad en la larga historia constitucional del país. Liderazgo en la derecha y crisis política Quizás, la conclusión más importante es que la derecha tiene un nuevo liderazgo en Javier Milei, sin base social organizada, pero atraído ese conjunto social electoralmente por medidas de política económica que resultan atractivas a sectores con capacidad económica, con capacidad de ahorro. Remito a los anuncios previos a las elecciones para disminuir los aranceles en Tierra del Fuego, lo que afecta al empleo, la producción y ha motivado conflictos sindicales y sociales muy importantes en ese territorio, pero también, en una lógica individualista, liberal, de índole meritocrático, instalada en la población con capacidad de ahorro, ese anuncio sonó a celulares, televisores o aires acondicionados más baratos. En esa lógica individualista, lo que interesa es que a “mí” me vaya mejor, con independencia de lo que pase con los trabajadores, trabajadoras de Tierra del Fuego, los que se sumarán a los 200.000 puestos de trabajo perdidos desde que gobierna Javier Milei. También se anunció el levantamiento parcial del CEPO para los particulares y la posibilidad de usar los “dólares del colchón”. Los sectores socioeconómicos con capacidad de ahorro ven con agrado que tengan libertad de comprar o de vender los dólares que quieran sin acudir a las cuevas del mercado paralelo. Fueron medidas atractivas para los sectores con capacidad económica, que es lo que se ve también en el resultado electoral con la zona norte de la ciudad de Buenos Aires teñida de violeta (LLA), que son los barrios donde vive y se asienta la población de mayores ingresos en la ciudad de Buenos Aires, contra un sur empobrecido que volvió a pintarse con la identidad del peronismo y un mayor abstencionismo. La elevada abstención y los escasos votos de la mayoría de las listas presentadas convoca a debatir la “crisis política” que existe en la ciudad y en el país. Más allá de quienes ganaron o quienes perdieron, sigue vacante un proyecto alternativo al de la derecha reaccionaria que es lo que se viene consolidando en iniciativa política. La iniciativa política está del lado de la ultraderecha y es importante pensarlo, discutirlo para configurar un proyecto político atractivo para los sectores populares, quienes no aparecen motivados o incentivados para ir a votar y que sufren las condiciones de un ajuste que con este resultado se profundizará. La alternativa política continúa siendo una asignatura pendiente. Buenos Aires, 19 de mayo de 2025

Elecciones provinciales y crisis política

Hubo elecciones en Salta, Jujuy, Chaco y San Luis, destacando la continuidad del “cambio político” en Argentina, impulsado por el descontento social, económico y político. El proceso electoral da cuenta de la dificultad para identificar las identidades políticas tradicionales, tanto como en las listas electorales y el transfuguismo político, ejemplificado por el caso de Patricia Bullrich. Hay crisis de las identidades tradicionales y la elevada abstención (alrededor del 40%) como un signo de desinterés en la política tradicional. La situación es producto del regresivo impacto económico de largo aliento sobre buena parte de la población empobrecida, en donde subsisten las expectativas en el gobierno de Javier Milei, especialmente en lo relativo a la reducción de la inflación. Claro que, en origen, la inflación inicial fue exacerbada por la devaluación de diciembre de 2023, impactando negativamente en la distribución del ingreso. Esa expectativa se asienta en la política oficial de control salarial y del tipo de cambio para contener la inflación, a pesar de su discurso libertario. Lo concreto es la persistencia del descontento social, la crisis de las identidades políticas tradicionales y los desafíos del gobierno actual para controlar la inflación y mejorar su capacidad de disputa hegemónica para avanzar en profundas y reaccionarias reformas estructurales desde la próxima legislatura nacional a partir de diciembre del 2025. Descontento como base de los cambios Existe continuidad de cambio político en la Argentina. Un cambio político que tiene base económica, que está asociado al descontento de largo aliento de la población con lo que pasa en la Argentina con la economía, con la política. Enseña que subsisten búsquedas de rumbos por donde debe transitar la reestructuración de la economía, la política y la sociedad en la Argentina. Hay que estar muy informado para saber dónde están las identidades tradicionales en las listas que disputaron las elecciones provinciales. Si uno no es salteño, puntano, jujeño o chaqueño, resulta difícil leer quién integra cada una de las coaliciones, incluso cómo esas coaliciones se expresan en los cargos provinciales, en los cargos municipales. Es una lectura difícil para alguien no informado en su provincia. La pregunta es dónde está lo tradicional, dónde está el radicalismo, dónde está el peronismo, incluso dónde está la derecha, una derecha que se ha hecho competitiva electoralmente en los últimos tiempos, y dónde está la izquierda, también con mucha fragmentación, con nombres distintos en cada una de las provincias. Un dato relevante es el transfuguismo político. Así como el dato emblemático de estos días fue Patricia Bullrich saltando de presidenta del PRO a afiliada de la Libertad Avanza, resalta como ejemplo de “políticos” que pasan por distintos partidos. Es el caso de muchos de los líderes políticos de estas provincias e incluso de otros distritos que van pasando por distintos partidos políticos. Son elementos de una crisis política de las identidades tradicionales de la Argentina. Los oficialismos actuales tienen antecedentes en los opositores. El caso del gobernador de San Luis es en origen del peronismo y los hermanos Rodríguez Saá, y ahora aparece en confrontación. Sáenz, el gobernador salteño, tiene una historia y una tradición en el partido justicialista. Así podemos seguir mostrando los distintos casos que muestran las dificultades para entender cómo funcionan hoy las identidades políticas y cuáles son las opciones que se le ofrecen a la población. Todo esto tiene que ver con el descontento social, económico y político, manifiesto en la elevada abstención, promediando el 40% de la población, algo que ya se vio en las elecciones santafesinas para convencionales constituyentes. Los electos son apenas un poco más del 50% de la población que está en condiciones de votar. Eso muestra un nivel de desinterés con la política, de crisis con la política tradicional y por lo tanto es un dato relevante del análisis político, no sólo quién ganó, quién salió segundo, cómo quedan configuradas las legislaturas provinciales, sino este nivel de desvinculación de una parte de la sociedad provincial y muy probablemente a nivel nacional con el destino político de organización y reorganización de la sociedad en la Argentina. Inflación y anclas gubernamentales Es un descontento que está asociado a la situación económica, en donde incluso hay que señalar que todavía existe una expectativa en lo que puede dar el gobierno del economista Javier Milei, que se ha comprometido y está afirmando su política económica en la reducción de la inflación. Una inflación agigantada como primera medida del gobierno, con una importante devaluación en diciembre del 2023, que terminó con un registro del 25,5% de inflación para ese mes. Una parte de esa inflación tiene que ser adjudicada al gobierno anterior, pero el salto, más que duplicar el registro de inflación de noviembre del 23, tiene que ver con la devaluación de Milei, con un impacto en la distribución del ingreso gigantesco, por eso el elevado nivel de empobrecimiento e indigencia en el primer semestre del 2024. Baja la pobreza en el segundo semestre del 2024, asociado a la disminución paulatina de la inflación, que volvió a subir con el registro de marzo del 3,7%. Ahora se espera que el registro de la inflación de abril sea un poco menor, pero mayor de la tendencia declinante de los meses anteriores. La inflación sigue siendo un problema y por eso el gobierno insiste en planchar el tipo de cambio, el dólar más barato posible, ayudado por préstamos del FMI y recursos que vienen del exterior engrosando la deuda y comprometiendo a futuro las finanzas públicas. Otra ancla es el salario y por eso el gobierno libertario que pregona la libertad controla las paritarias, no avalando negociaciones colectivas que vayan más allá de lo que el gobierno imagina como control salarial para contener la inflación. Estas elecciones y la que vendrá en la Ciudad de Buenos Aires el próximo domingo 18 de mayo son parte de una crisis política que tiene base económica y un debate en la sociedad de por dónde debe transitar un rumbo de búsqueda de alternativa visible y viable, como gran desafío de la izquierda y el movimiento popular que protagoniza la resistencia a la política de Milei y sus cómplices en el sistema político de la Argentina. Buenos Aires, 12 de mayo de 2025

Los dólares del colchón para activar el consumo

El gobierno pretende intervenir en el uso de los dólares no declarados, que según fuentes oficiales alcanzan a 271.000 millones de dólares. La intención es favorecer el consumo de sectores de altos ingresos. El objetivo llegar a las elecciones con datos de crecimiento económico aun con deterioro en la situación de la mayoría empobrecida. La idea es fortalecer el mensaje oficial, coincidente con el FMI respecto del crecimiento económico del país. Dice el FMI que se crecerá 5,5% en 2025 y el presidente Milei señala que se está creciendo al 10%. Desde economía se informa una expansión del PBI del 6%. Se alude a los dólares del colchón, en rigor, dólares que están en cajas de seguridad, probablemente en cajas fuertes de empresas, domicilios particulares, o en depósitos en el exterior, no regularizados. La cifra es muy importante, 271.000 millones de dólares, algo así como la mitad del Producto Bruto Interno, de la capacidad de producir en el año por parte del país. Son más de 10 veces lo que se regularizó en el blanqueo del año pasado, recordemos, 21.000 millones de dólares que se depositaron en los bancos. El propio Caputo ha dicho que probablemente sean 300.000 millones de dólares. Hay otras estimaciones que dan por encima, pero este es el dato oficial que aparece en la información del INDEC, del Banco Central, del Ministerio de Economía. Incluso, Kristalina Georgieva dijo en la reunión conjunta del Fondo Monetario y el Banco Mundial que según ella entiende (curioso la forma de decirlo porque lo sabe) que Argentina tendría unos 200.000 millones de dólares dando vuelta y dice que sería muy importante que se vuelquen a la producción. En realidad, para volcarse a la inversión tendría que haber seguridades de la apuesta productiva del gobierno, y en general, el propio Javier Milei señala que la perspectiva de la Argentina es ofrecer los bienes comunes, los recursos naturales a la inversión externa disponible, y en todo caso, desarrollar en la Argentina una fuerte intervención para el sostenimiento logístico, algo así como una economía de servicios. Una economía de servicios es lo que aconteció en Estados Unidos en los últimos 40 años y ahí tenemos el resultado. Más allá de que sea posible o no, el gobierno de Donald Trump está planteando una reindustrialización de Estados Unidos para disputarle competitividad a la economía china. Está por verse si será verdad lo que dice Trump, si lo puede lograr, si los capitales son tan fáciles de relocalizarse de su destino en China, en India, en Corea, en el sudeste asiático en general, a relocalizarse en Estados Unidos, pero ese es otro problema. Argentina está definiendo un rumbo para explotación productiva con capitales transnacionales que no necesariamente están interesados en reinvertir sus excedentes en la Argentina. Pueden utilizar la producción y explotación de recursos naturales en el país para generar excedentes que se relocalicen en función de las estrategias de inversión de las corporaciones transnacionales en los sectores claves, sea la producción agraria, minera, los hidrocarburos, el litio, entre los sectores de interés principal para los inversores internacionales. Por eso esta medida en la coyuntura apunta al consumo de sectores de altos ingresos y patrimonio, con capacidad de ahorro. Se está apostando a que una parte de esos dólares del colchón, como se dice vulgarmente, se vuelquen a comprar automotores, inmuebles, artefactos del hogar, y, por lo tanto, no está destinado al consumo popular. Alguien de escasos recursos podrá haber ahorrado en divisas, pero no suman la gigantesca masa de divisas no declaradas que se informa oficialmente. La activación del consumo permitirá que la ecuación macroeconómica de crecimiento de la economía, como en febrero, 5,7%, de lo cual el 30% fue el sector financiero: bancos y billeteras virtuales, medios de pago que ponen en funcionamiento ese indicador de que la economía crece. Al mismo tiempo que hay retracción del consumo popular, incluso cierre de empresas, el relato tiene que destacar el crecimiento económico, aun cuando no se difunda a escala de la totalidad de la población. Por lo tanto, la medida que se está anunciando, que probablemente se oficialice en los próximos días, tiene que ver con una señal de crecimiento de la economía que permita hacer campaña, que fortalezca el relato oficialista en la disputa electoral, especialmente en octubre para consolidar un peso legislativo que le permita continuar con las reaccionarias reformas estructurales, especialmente la reforma tributaria, la reforma laboral y la reforma previsional. Buenos Aires, 7 de mayo de 2025