Milei y un nuevo turno de reformas reaccionarias
El presidente electo de la Argentina se fue para Washington a buscar “consenso” para su programa de reestructuración regresiva del capitalismo local.
Las clases dominantes y el nuevo ocupante del gobierno argentino quieren recuperar la dinámica del “consenso de Washington” de los 90 del siglo pasado, asentado en la liberalización de la economía, la promoción de la iniciativa privada, la venta del capital público al sector privado de la economía, local o global.
Precisemos que ese “consenso” es el del poder asentado a orillas del Río Potomac, sede del gobierno estadounidense, de la Casa Blanca, del Capitolio y de la Corte Suprema de Justicia del país hegemónico del capitalismo mundial.
El capitalismo en crisis necesita de la Argentina, territorio que cuenta con cuantiosos “bienes comunes” que pretenden incorporar a la mercantilización, especialmente los hidrocarburos no convencionales (segunda reserva mundial de gas y cuarta de petróleo), el litio, el cobre, el oro, sin perjuicio de la tradicional tierra y los productos de ella derivados o asociados, explicitados en los complejos agroexportadores de soja, maíz o trigo; de la ganadería, e incluso del agua dulce, justipreciada por el capital transnacional.
Antes de viajar anticipó que, en diciembre, luego de asumido convocará a sesiones parlamentarias extraordinarias para resolver un paquete legislativo para avanzar con el ajuste y las reformas estructúrales necesarias a su programa de gobierno.
Vale recordar que Menem aceptó asumir antes de tiempo en 1989 si la oposición le aseguraba tratamiento parlamentario de las leyes de “reforma del Estado” y de “emergencia”, imprescindibles para el ajuste, las privatizaciones y regresivas reestructuraciones de los 90.
Esas leyes que Milei reclama apuntan a lograr consenso mayoritario en el Congreso nacional para el ajuste fiscal, las reformas monetarias, del Estado y la desregulación de la economía. Es lo que le demandan los que mandan en Washington, aval legislativo y político de las instituciones constitucionales del país, convalidando el consenso electoral del 56% recientemente obtenido.
No será la última prueba para asegurar los intereses del hegemón capitalista, a quien como siempre se le solicita sustento financiero para reproducir la lógica mundial de la ganancia y la acumulación capitalista.
La riqueza natural aún inexplotada de la Argentina es apetecida por la dominación global y pretende asegurarse ante un sistema en crisis.
Fondos para el rescate argentino
Durante la campaña y en las últimas semanas trascendieron distintas proposiciones para materializar el programa del liberal libertario, sea la dolarización y destrucción del BCRA o previas mediaciones hasta el logro de ese objetivo, que podría posponerse sine die.
Hoy no hay “dolarización” ni eliminación del BCRA.
En cualquier circunstancia, lo que se reitera es la necesidad de financiamiento, entre 15.000 a 30.000 millones de dólares, lo que se pueda, claro que, como resultado de esa potencialidad, se agrave la hipoteca de la deuda que recae sobre el conjunto del pueblo argentino.
Sostiene Milei y sus adláteres que necesitan divisas para resolver la deuda del BCRA con los bancos y desde allí avanzar en eliminar las restricciones para la liberalización de mercado cambiario y favorecer el libre comercio de bienes y servicios para estabilizar la economía.
La deuda del BCRA a que remiten son los pases pasivos y las letras de liquidez (LELIQ). A octubre del 2023, el balance del BCRA reconocía unos 14 billones de pesos en LELIQ y otros 7 billones en pases pasivos.
Es de interés comprobar que durante noviembre, ante la inminencia de la derrota oficialista y más aún cuando esta se concretó, los bancos no renuevan las licitaciones de LELIQ y se pasan a los pases, inversiones de corto plazo.
Así, la relación entre pases pasivos y LELIQ, cambió a favor de las primeros, con pases que alcanzan los 13,1 billones y las LELIQ unos 10,72 billones; más aún, durante lo que resta de la gestión actual vencen unos 6 billones de LELIQ, los que seguramente irán hacia los pases pasivos.
Entre pases y LELIQ suman más de 23 billones de pesos, que al tipo de cambio oficial expresan más de 66 mil millones de dólares y que en una devaluación esperable por la nueva gestión podría reducirse a 36.000 millones de dólares.
Así se puede explicar la demanda de crédito en el mercado global. Este monto o cercano es lo que se busca en el sistema financiero para encontrar una “solución de mercado” a la deuda en pesos del BCRA.
Transformar deuda en pesos por deuda en dólares, que podría transferirse desde el BCRA al Tesoro nacional y profundizar la lógica de la deuda como principal mecanismo de la dependencia local al capitalismo mundial.
Para el sistema financiero mundial resulta un mecanismo efectivo para la apropiación de excedente económico socialmente generado desde la Argentina.
Los bancos tenedores de esos pasivos remunerados del BCRA están avisados del mecanismo y satisfechos, aun cuando alarguen los plazos de sus colocaciones y reduzcan rentabilidad por menor tasa de interés. Pero claro, cambiaran acreencias en pesos por otra en divisas.
Esos pasivos son tres veces la circulación monetaria y por eso, para atender tamaña operación es que se demanda al congreso aval legislativo.
Un negocio muy importante para las finanzas locales y globales, base para estabilizar un proceso de ajuste fiscal a descargar sobre la población, especialmente la de menores recursos.
Entre pases pasivos, un 10% del PBI y los gastos a recortar por otro 5% entre obra pública, subsidios, tarifas y eliminación de gasto público y del déficit, explican la promesa electoral de reducir el gasto en un 15% sobre el conjunto del PBI.
¿Avanzarán las reaccionarias reformas?
Milei y su equipo negocia a todo nivel para asegurarse el resguardo institucional a sus medidas, por eso las conversaciones con Scioli y su continuidad, con los gobernadores del peronismo y del macrismo o lo que queda de ello, incluso de fuerzas provinciales.
Las negociaciones son febriles, no solo por cargos, sino por acuerdos y compensaciones de una economía cuya inflación se acelerará de cara al 2024.
El gran interrogante es la respuesta social, más allá del movimiento organizado en torno al proyecto liderado desde el peronismo y el kirchnerismo.
La demanda está planteada por una reorganización del movimiento social popular ante la ofensiva de un nuevo bloque de poder y su expresión política en la presidencia de Milei.
Buenos Aires, 27 de noviembre de 2023
Milei y el consenso electoral de millones
Milei retuvo sus votos de octubre y sumó casi todos los de Bullrich y de Schiaretti, expresado en 14,5 millones de votantes, el 56% del total. Un consenso electoral aplastante que ahora está desafiado en constituirse en consenso político. Es una duda a partir de confirmar en el discurso del triunfo el rumbo del “ajuste fiscal” y de reaccionarias reformas. Nos resta conocer la respuesta de su consenso electoral ante medidas que afecten condiciones de vida de millones de sus votantes…, el tiempo dirá. Massa retuvo los propios más los votos de la izquierda y una porción del gobernador cordobés, solo eso. Mientras Milei sumó 25,7% a su 29,99% de octubre, el Ministro de Economía solo incorporó 7,5% a su 36,78%, una cosecha magra sin nuevos votantes de un ausentismo que se mantuvo. Si los votantes ahora fueron el 76,31, en octubre fueron más, el 77,04%. Así, el libertario le sacó más de 11 puntos al ministro candidato, unos 2,9 millones de votos.
El inefable Macri parece haber realizado un trabajo de relojería, desgastando a Rodríguez Larreta primero y luego a Bullrich, a quien rindió ante Milei, en un trío que luego de la elección celebró el nuevo pacto de la derecha reestructurada. Macri logró instalar a su primo Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires, y es socio del triunfo de Milei, constatación hecha en el agradecimiento público del sosegado mensaje, en las formas, y duro en el fondo, del electo presidente al final del acto electoral. Solo le falta vencer en el Club que lo inició en la gesta de la política para hacer la tripleta. El ex presidente se desprendió de las “palomas”, tal como le pedía Milei y hoy existe una derecha reorganizada, que habrá que ver cómo funciona en el Congreso y las legislaturas, como en los alineamientos de los ejecutivos provinciales y municipales con el nacional desde el 10/12.
Milei ratificó su discurso de campaña en la celebración. Un corto mensaje, leído, cuidadosamente preparado, en formato “estadista”, abandonado el papel del panelista irreverente. Sosegado en las formas y firme en los contenidos, especialmente relativo al ajuste. Anticipó un 15% de ajuste en campaña, solo falta ver en acción por donde pasa ese recorte y cuál será la respuesta de los afectados. Anticipó un “shock” y contacta con el enojo de sus votantes con los “privilegios”. Una categoría difusa que la realidad de los próximos días, luego del 10/12 harán más concretas. ¿Quiénes serán las/os afectadas/os? ¿Qué respuestas se generarán, incluso cómo se expresará la aplicación de la ley a los “violentos” (represión) que se movilicen en su contra? Las respuestas pueden ser rápidas y pondrán en juego el nuevo ciclo de luchas en la Argentina.
La reestructuración de la derecha convoca a otras reestructuraciones en el arco político de la Argentina. ¿Cómo se reestructurará el peronismo y el radicalismo, partidos tradicionales del ciclo bipartidista del siglo XX hasta el 2001? La reconversión bipartidista en régimen de dos coaliciones parece haber llegado a su fin. ¿Y la izquierda, asumirá el desafío de una ampliación a variados grupos de inserción social popular sin representación legislativa, e incluso a la articulación con la tradición peronista combativa, anticapitalista y antiimperialista?
El proceso electoral 2023 da muestras de cambios políticos a la luz de los operados en el orden capitalista local, como parte de las modificaciones globales ante la ofensiva capitalista de medio siglo que supuso la liberalización de la economía mundial. En la desigual distribución del ingreso y de la riqueza debe buscarse el sentido del voto. La mayor explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo sobre los bienes comunes generó la “miserabilización” de millones que solo esperan cambios, con la aspiración de mejorar la cotidianeidad. A eso debe sumarse el desprecio de una cultura “antipopular” que identifica al peronismo y a la izquierda como indeseable, expresión del racismo en nuestro territorio.
Pronto conoceremos la totalidad de los miembros del ejecutivo del presidente liberal libertario. Algunos nombres se conocen y sus propuestas son reaccionarias y antipopulares. Faltan casilleros a completar y suena el tren fantasma de antiguos colaboradores de tiempos de la dictadura o de los 90, quienes desembocaron en las dramáticas consecuencias del 2001. El proyecto de la dictadura y del 90 retorna para encarnar la antigua aspiración de la restauración conservadora de 1880 a 1910, el año del centenario, con los fastos del poder y el “estado de sitio” ante las protestas obreras y populares de las organizaciones anarquistas, socialistas, comunistas.
Cambió el capitalismo desde 1975/76 y se expresa con el triunfo de la ultra derecha en 2023. Es una realidad convergente con otros procesos en el capitalismo mundial, que incluye un escenario de guerra acelerada, con más gasto improductivo, especialmente militar, con desigualdad y especulación estimulada por la forma ficticia que asume el capital para la acumulación en esta tercera década del siglo XXI. La relación entre el peso local y las divisas así lo demuestran. Milei quiere un peso devaluado para facilitar su proyecto de dolarización. En ese camino se deterioran las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad. Las cotizaciones del dólar cripto pese al feriado van en ese sentido. Ahí se juegan las próximas tensiones de la economía.
El interrogante apunta a si la sociedad empobrecida lo acepta o genera nuevos ciclos de resistencia y de construcción de alternativas políticas para otro rumbo, más allá del consenso electoral, que por ahora queda en suspenso su consolidación como proyecto político que marque rumbo del presente y futuro cercano de la Argentina.
La derecha mundial festeja. La izquierda global está convocada a pensar críticamente la realidad y a proyectar una iniciativa política que pueda encarnar las aspiraciones de del vivir bien de las/os empobrecidas/os. Es un desafío para el presente que ilusione un porvenir de transformaciones sociales en contra y más allá del régimen del capital.
Buenos Aires, 20 de noviembre de 2023